El encanto de la Provenza
Refugio histórico de artistas e intelectuales, la Provenza francesa acoge esta casa de campo del siglo XVIII convertida ahora en un remanso de paz entre campos de lavanda. Por Carmen Olalla
La luz especial de la Provenza capturó para siempre el alma de artista de la británica Nicky Barthorp. Su amor por Francia y especialmente por la belleza rural de la región de Luberon la llevó a mudarse allí en los años noventa. Y, aunque volvió a Londres durante un tiempo para escolarizar a su hijo, la llamada del sur era tan fuerte que en 2014 decidió regresar. Fue entonces cuando encontró una vieja casa con jardín y se puso manos a la obra para convertirla en un hogar, en el que también creó su lugar de trabajo.
La casa fue construida en 1776 y excavada sobre la piedra en una zona de viñedos
El resultado es una casa tan especial como su propietaria, que reparte su tiempo entre la pintura, el reiki y otras técnicas de bienestar que han convertido este lugar en una meca de paz interior para muchos de sus alumnos y clientes. La artista creó su estudio en el jardín en una zona multidisciplinar donde dispone de una ‘sala de arte’ para colocar su caballete e inspirarse por el paisaje circundante. Además, la planta baja se usa como casa de invitados cuando necesita espacio extra.
Construido en 1776 y excavado sobre la piedra, el nuevo hogar de Nicky se encuentra sobre una zona muy rocosa, famosa por sus árboles frutales y viñedos, pero a la vez bastante seca, algo que a la artista le encanta porque le recuerda a su infancia en Kenia.
Nicky cuenta que la casa ya fue restaurada por su anterior propietario hace 35 años y, «aunque tenía ‘un buen esqueleto’ y unos suelos maravillosos», se instalaron nuevos baños y una cocina, y ella misma se encargó de mezclar los colores de la pintura con tonos suaves para que resultara acogedora. Una base sencilla sobre la que colocar sus recuerdos y los muebles procedentes de sus casas anteriores, en Provenza y Londres, y de su infancia africana.
Asegura que su objetivo era crear una casa simple de líneas rectas, ya que básicamente es un lugar de vacaciones donde se reúnen amigos y familiares. «He intentado que todo sea muy práctico; incluso el jardín no resulta demasiado difícil de cuidar», comenta. Y eso que ha domado la naturaleza a base de podar árboles, construir nuevos muros y una piscina escondida en una terraza fuera de la vista. ¿Su próximo sueño? Crear un jardín de hierbas medicinales en esta zona protegida por huertos de cerezos y sin señales de vecinos. «Aquí me siento afortunada y segura», reconoce.