Karina Sainz Borgo: «España no puede arrojar un manto sobre Venezuela y dejar que se asfixie en su oscuridad»

Caracas (Venezuela), 1982. Vivo en España desde 2007 y soy periodista cultural (Zenda). Publico mi primera novela, ‘La hija de la española’ (Lumen), lanzada simultáneamente en 15 idiomas. Por Virginia Drake

XLSemanal. Las críticas a su primera novela son rotundas. ¿Mareada de éxito?

Karina Sainz Borgo. ¡No! Nunca he pensado en eso, en serio. La crítica ha sido muy empática y ahora se pone la cosa más compleja para mí porque tengo que trabajar más fuerte.

XL. Sitúa a su protagonista en un país en total descomposición.

K.S.B. Así es; yo, como ella, nací en un lugar donde hasta las flores depredan.

XL. Es una historia de desarraigo tan dura, violenta y cruel que parece ciencia ficción.

K.S.B. Salvo una pequeña escaramuza por la que Adelaida adopta una identidad nueva para escapar de su país, todo lo que cuento es real. Ella es una mujer que hace lo que sea por sobrevivir.

XL. ¿Ha conocido lo que describe?

K.S.B. Sí; claro. Viví en Venezuela hasta los 24 años y experimenté la degeneración del sistema democrático y el proceso de transformación de una sociedad bajo un poder totalitario.

XL. ‘Totalitario’ es un eufemismo, describe la peor versión del comunismo de hoy.

K.S.B. La novela está muy documentada y ese escenario apocalíptico es extrapolable a otros países, es universal. Se trata del proceso de demolición y borrado del individuo, porque los individuos claudican ante el poder, que se los lleva por delante, se disuelven sus biografías. El poder tiene tal fuerza de ocupación que la protagonista llega a sentir que la pueden ver a través de las paredes. Esa metáfora es la más potente cuando alguien está derrumbado ante el poder.

XL. ¿Qué siente al escuchar a políticos de aquí justificar lo que pasa en su país y reconocer que asesoraron a ese Gobierno?

K.S.B. El tema venezolano ha sido utilizado como un arma arrojadiza, ideológica y básicamente electoral. Parece como si denunciar que allí la gente se muere de hambre y que está bajo un régimen dictatorial signifique ser de derechas. No se puede hacer ideología con el hambre ni con la ausencia del más elemental servicio de salud pública.

XL. Sin embargo, en esta campaña electoral, no se ha hablado de Venezuela.

K.S.B. Sí, le han dado el esquinazo, ya no compensa hablar de Venezuela porque no da votos. Pero España no puede arrojar un manto sobre Venezuela y dejar que se asfixie en su propia oscuridad.

XL. ¿Se puede resolver la situación en su país sin una intervención militar?

K.S.B. Quiero creer que sí, pero no se puede dejar sola a una sociedad con un Gobierno antidemocrático, es necesario un acompañamiento internacional. Maduro tiene que entender que la única salida es convocar elecciones libres.

Desayuno: ¡Toda nervios!

 

«Me despierto muy pronto, sobre las seis, y solo tomo un café con leche, de pie y corriendo. Duermo también muy poco porque me acuesto bastante tarde».

 

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