La cuarentena ha cambiado nuestra rutina alimentaria y hemos pecado más de una vez picoteando entre horas, así que si te has propuesto ponerte a dieta para perder peso, conviene tener en cuenta seis puntos claves muy extendidos y que no son ciertos.

→Lo ‘light’ adelgaza. Con todo su sabor y sin calorías es lo que aseguran los fabricantes. Pero un estudio de la Johns Hopkins School demostró que este tipo de bebidas no servían para perder peso. En dicho estudio, los participantes que las ingirieron incluso llegaron a consumir más calorías que los que tomaban la bebida original con azúcar. Los expertos sospechan que los edulcorantes alteran el mecanismo de control del apetito.

→ Las pastillas adelgazan. La industria farmacéutica ‘sueña’ con la píldora quemagrasas. Pero hasta la fecha no ha encontrado ninguna sustancia que haga adelgazar sin problemas. Los supresores del apetito han presentado efectos secundarios importantes, y parte de ellos han sido retirados del mercado. Los ‘productos bloqueagrasas’ apenas tienen eficacia o producen efectos secundarios como trastornos digestivos y náuseas.

→ El deporte adelgaza. El deporte estiliza la figura, acelera el metabolismo y es muy importante para el sistema cardiovascular y la salud. Sin embargo, sus efectos sobre el peso están sobredimensionados. Una carrera de unos 20 minutos hace quemar las mismas calorías que aporta una chocolatina. Y para compensar las calorías de un vaso de zumo de manzana hay que dar pedales durante al menos 15 minutos.

→ Quitar toxinas adelgaza. En los años veinte, el médico Otto Buchinger extendió la idea de que de vez en cuando había que limpiar el cuerpo, especialmente el intestino, como las tuberías de una casa. Pero desde un punto de vista médico, no existe la desintoxicación, pues el organismo se descontamina solo constantemente. Que nos sintamos mejor después de unos días de ayuno se debe a un aumento en los niveles de endorfinas.

→ Lo bajo en grasa adelgaza. Los supermercados están llenos de productos que aseguran tener poca grasa. El problema es que muchos, como los yogures, las suplen por azúcares. En otros alimentos, como salchichas o carne picada, se compensa la reducción de grasas con agua. Y como la grasa también aporta parte del sabor se la sustituye por potenciadores del sabor, sal y aromas artificiales. Las bombas de grasa se convierten en bombas químicas.

→ Masticar adelgaza. Los chicles sin azúcar, que muchos emplean como disuasorios para no acercarse a la comida, incorporan a menudo la urea entre sus ingredientes. La urea, una sustancia de desecho del metabolismo, tiene un efecto refrescante y mejora las propiedades masticables. La producción sintética de esta sustancia es higiénicamente cuestionable. Se esconde bajo la denominación E927b y solo está permitida en los chicles.

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