"Nuestras fans no se quitan las bragas. No son como las de OT"
Guillermo lleva camisa: Tenkey; pantalón: Wranger y zapatillas: Jimmy Choo
Antón lleva camisa vaquera: Sandro; pantalón chino: Dockers y zapatillas de El Ganso
"Al sacar el primer disco, mi padre estaba en la cárcel y teníamos las cuentas bloquedas"
Antón lleva camisa: Tenkey; pantalón: Gant; cazadora: Tommy Hilfiger y zapatillas: Victoria.
Guillermo lleva sudadera: Levi’s; pantalón: Dockers; trench: Replay; zapatillas: Geox y gafas de sol:Vuarnet
"Mi abuelo tenía muchísimo dinero y de pronto nos quedamos sin veraneos. Ese tipo de cosas lo destrozan todo"
Antón lleva bomber: Hermès; chaleco: Cos y mocasiones: Tod’s.
Guillermo lleva jersey: Unit para el Corte Inglés; pantalón: El Ganso y náuticos: Tod’s.
"Desde que me va bien, sale el director del banco a saludarme. Ya he aprendido cómo funciona la gente"
Antón lleva sudadera: Replay; pantalón: Tommy Hilfiger; sandalias: Bikkemberg y anillo: Thomas Sabo.
Guillermo lleva pantalón: Antonio Morato; cazadora: Sandro y zapatillas: Wushu Ruyi.
"Lo de la pancarta de 'Luisito, sé fuerte' ocurrió solo una vez. Y hemos hecho más de 80 conciertos"
Antón lleva jersey: Emidio Tucci para El Corte Inglés; pañuelo: Ikks; cazadora: Sandro; pantalón: Antonio Morato y alpargatas: Salvatore Ferragamo.
Guillermo lleva chaqueta El Ganso; jersey: Hermès; pantalón: Dockers y zapatos: Salvatore Ferragamo.
Mientras Luis Bárcenas y Gerardo Díaz Ferrán entraban en la cárcel, implicados en casos de corrupción, dos de sus vástagos -hijo y nieto- formaban la banda Taburete. Ahora llenan conciertos y son el grupo de pop español más descargado de Spotify en 2017… y también el más polémico. Por Virginia Drake / Fotos: Hervas & Archer / Estilismo: Elisa de Juan / Maquillaje y peluquería: Pedro Cedeño
Guillermo Bárcenas (28 años) -hijo del extesorero del PP- y Antón Carreño (22 años) -nieto de Gerardo Díaz Ferrán, expresidente de la CEOE- son las caras visibles del grupo musical Taburete. Llevan tocando poco más de un año y medio en las salas de media España y, en 2017, llenaron el Palacio de los Deportes de Madrid, con más de 15.000 localidades vendidas -las 6000 primeras, en dos horas- y agotaron hasta la última entrada en el Teatro Barceló. Taburete es el grupo español con más descargas en Spotify, con casi 900.000 oyentes mensuales y 10 millones de canciones vendidas.
Las cifras apabullan teniendo en cuenta que tienen casi tantos seguidores como detractores.
Acaban de terminar la gira de su segundo disco, Dr. Charas, acompañados en su apoteosis final por Hombres G; y durante los meses de marzo y abril ofrecerán una decena de conciertos en México, Argentina, Chile, Perú y República Dominicana. Ni en el mejor de sus sueños lo imaginaron. Con ellos llegó la polémica.
XLSemanal. Guillermo estudió con los jesuitas, se graduó en Administración de Empresa (ADE) e hizo un máster en Marketing. ¿En qué pensaba trabajar?
Guillermo Bárcenas. Me gustaba el cine. Por eso, cuando acabé ADE, me fui a estudiar cine a Nueva York. Al volver a España, en mi casa estaban pasando muchas cosas… y decidí irme a Chile para desconectar y buscar trabajo. Mi madre fue la primera en decirme que me fuera por la situación que teníamos.
XL. ¿Y pudo desconectar?
G.B. Sí; pero no encontré trabajo y me dediqué a componer canciones.
XL. Pero, cuando regresó a España, el caso Bárcenas seguía llenando ríos de tinta.
G.B. Sí, pero yo ya no me veía en Chile y mi madre estaba en Madrid sola. Para ella soy hijo único, aunque tengo un hermano por parte de padre.
XL. Y se fue a Barcelona.
G.B. Es que en Madrid tampoco hacía nada. Un amigo de mis padres me propuso ir a Barcelona a estudiar un máster de Marketing y me dieron una beca. Poco después conocí a Antón.
XL. Antón es hijo de padre brasileño y madre española y nieto por parte materna de Gerardo Díaz Ferrán.
Antón Carreño. Mis padres son economistas y yo soy el hijo mayor, tengo dos hermanas más pequeñas.
Antón Carreño: «Nuestras familias han tenido dinero y hemos ido a colegios buenos. ¿Y qué? A mí no me molesta que me llamen ‘pijo'»
XL. Dicen que era buen estudiante.
A.C. Sí, sacaba buenas notas en el colegio (Aldovea) y, al terminar, me fui a Estados Unidos con la idea de estudiar allí la carrera, porque en mi familia había problemas con lo de mi abuelo. Pero no me quise quedar en Estados Unidos y, al año, me vine y me matriculé en Arquitectura. Ese mismo año (2014) conocí a Guillermo y me uní al grupo.
XL. Luego dejó los estudios por la música.
A.C. Sí. Taburete empezó a ir bien y no tenía mucho tiempo para estudiar.
XL. ¿Cuándo se dan cuenta de que Taburete tiene futuro?
A.C. Cuando sacamos el segundo disco y vendimos 6000 entradas de golpe para el concierto del Palacio de los Deportes, yo dije: «¡Joder, esto funciona!».
G.B. Ese fue el punto. A partir de ahí, el apoyo de la gente fue incondicional sacáramos lo que sacáramos: una ranchera, una canción en inglés o una versión de El toro enamorado de la luna. La gente nos seguía, todo gustaba.
XL. ¿Por qué les ha ido bien tan rápido?
G.B. Las canciones son muy buenas y la gente se lo pasa bien en los conciertos.
XL. ¿Y no creen que ha influido ser uno hijo de Luis Bárcenas y otro nieto de Gerardo Díaz Ferrán?
A.C. Totalmente. De hecho, cuando empezaron a hacernos las primeras entrevistas no habíamos sacado ni un disco.
G.B. Desde el principio se hablaba de nosotros en la prensa y en la tele, pero los medios siempre se han portado fatal: éramos el grupo del que reírse.
A.C. ¡Justo! Nos han intentado ridiculizar.
XL. Entenderán que llame la atención que mientras su padre y su abuelo coincidían en la cárcel ustedes lo hicieran en los escenarios…
G.B. Sí, sí; la historia es muy peculiar, lo reconozco. Eso, al principio, nos ha ayudado en la promoción, pero nos ha perjudicado en la contratación.
A.C. Yo me he librado más porque el tema de mi abuelo ya empezaba a olvidarse.
Gerardo Díaz Ferrán, abuelo de Antón
XL. Dicen que son un par de pijos cantando, ¿les molesta?
A.C. Está claro que nuestras familias han tenido dinero, que hemos vivido en sitios buenos, que hemos ido a colegios buenos… pero ¿qué pasa? A mí ya no me molesta que me llamen ‘pijo’.
G.B. Para mí, un pijo es el que se identifica con una estética muy clásica -mocasines, pantalones de pinzas, jerséis verdes, todo de marca y muy repeinados-, que tiene ciertos apellidos y que solo se relaciona con gente de su condición social. Y yo no soy así, me relaciono con gente muy diferente y en cuanto a la ropa nunca me he gastado mucho dinero porque no creo que haya que gastárselo para ir bien vestido ni para tener clase.
A.C. Nos llaman ‘pijos’ por venir de donde venimos. Pero la prensa también nos clasifica así por cómo vestimos. Si vas con unos mocasines, una camisa y un jersey, entonces eres pijo. Y si la gente que viene a nuestros conciertos va con camisa, tenemos un público de pijos.
XL. Pero es que en sus conciertos se han visto hasta banderas suizas y pancartas con la frase «Luisito, sé fuerte».
G.B. Lo de «Luisito, sé fuerte» ocurrió solo una vez. Y hemos hecho más de 80 conciertos.
A.C. Bandera de Suiza solo hubo una vez.
XL. ¿Pero es verdad que se canta el himno de España?
G.B. Nosotros no; lo canta el público. Nosotros preferimos no entrar en eso. Nuestras canciones no hablan de política y nosotros tampoco.
XL. Pero las chicas que aparecen en los vídeos de sus conciertos parecen sacadas de un casting y casi todas responden al mismo patrón.
G.B. Las chicas que nos siguen son las más guapas de toda España.
A.C. Nuestras fans visten bien, son educadas… y no se quitan las bragas para tirártelas al escenario.
G.B. No es el fenómeno OT, donde las fans los dejan en calzoncillos si pueden.
XL. Victoria Federica de Marichalar, la hija de la infanta Elena, también va a sus conciertos e incluso, al final, se acerca para saludarlos.
A.C. Sí, apareció un día en el camerino. Ha venido con Froilán un par de veces porque a los dos les gustan nuestras canciones, como a mucha gente.
XL. En otra ocasión, para anunciar un concierto grabaron un vídeo de promoción con el Pequeño Nicolás…
G.B. Ahí quisimos hacer un poco de ruido. Buscábamos notoriedad. A Nicolás lo conocimos por casualidad, porque se presentó en el camerino un día y, a la semana siguiente, le escribí para grabar el vídeo y le pareció bien.
XL. ¡Dios los cría y ellos se juntan!
A.C. El vídeo de Nicolás fue al principio de todo. Hasta tres o cuatro meses después no se supo lo que se sabe ahora.
XL. ¿Ligan lo que quieren?
A.C. Mmmm… [ríe]. Este año hemos ligado muchísimo, sí; pero hay un punto en el que se te quitan las ganas. Al principio era todo euforia, pero hemos ligado demasiado y ahora queremos estar un tiempo más calmados.
G.B. Llega un momento en que lo que te apetece de verdad, al terminar un concierto, es irte a la habitación a jugar al Monopoly con tu lingotín. Yo, desde octubre, tengo una relación en serio y ahora toca portarse bien.
XL. Guillermo ha contado que, cuando empezó Taburete, pedía dinero para tabaco a sus amigos porque no tenía.
G.B. Yo he vivido muy muy bien una primera etapa de mi vida, hasta los 19 años. Luego, muy mal. Y, ahora, otra vez muy bien. Cuando sacamos el primer disco, mi padre estaba en la cárcel y teníamos todas las cuentas bloqueadas.
XL. Sin embargo, ha dicho que ahora sale el director de la sucursal a saludarlo.
G.B. Sí, desde que me van bien las cosas salen a recibirme: así es la vida, ya he aprendido cómo funciona la gente. Por eso, debes tener muy claro quiénes son tus amigos y saber que el resto son personas que te utilizan en la medida que les interesas.
Antón Carreño: «El apoyo de la gente fue incondicional sacáramos una ranchera, una canción en inglés o ‘El toro enamorado de la luna'»
XL. ¿A Antón también le cambió la vida el caso Díaz Ferrán?
A.C. Sí, claro. Mi abuelo tenía muchísimo dinero y de pronto nos quedamos sin veraneos. Yo me fui a Estados Unidos con mi tío para ver si me quedaba allí a vivir. Ese tipo de cosas, aunque unen mucho a las familias, lo destrozan todo. Vivíamos muy bien y pasamos a no tener casi nada.
G.B. Antes de empezar Taburete, yo trabajaba en verano como monitor en campamentos de niños, en Gredos y en Toledo, para sacar algo de dinero. Ganaba 250 euros. En 2017 lo dejé porque ya podía vivir del grupo.
XL. ¿Es verdad que le ofrecieron ir al programa Supervivientes, por ser hijo de Luis Bárcenas?
G.B. Sí. Y no quise, por supuesto; porque estaba claro que no me llamaban por mi música. ¡Ni pagado, vamos! Hay ciertas cosas por las que nunca voy a pasar.
XL. ¿Con Taburete ganan mucho dinero?
A.C. Este año sí. El año pasado ya empezamos a ganar lo suficiente para independizarnos y vivir por nuestra cuenta, pero el cambio que hemos dado ahora es la leche [ríe].
G.B. ¡Es maravilloso! Y te sientes muy orgulloso porque lo estás ganando tú.
XL. Se han independizado de sus familias, pero viven juntos.
A.C. Sí, en un chalé adosado. Pero lo vamos a dejar ya, porque los vecinos han protestado por las juergas que montamos.
XL. Sus canciones son fáciles de recordar, pegadizas y un punto verbeneras, ¿qué tal crítica tienen?
A.C. Ninguna. Llenamos el Palacio de Deportes y, al día siguiente, nadie habló del concierto en la prensa; solo sacaron un fotorreportaje de cómo iban vestidas 15 personas, de 15.000 que asistieron. La prensa no llegó ni a venir.
G.B. No sé si es porque no quieren hablar de la música ‘del hijo de Bárcenas’ o porque tienen algún complejo. Yo sigo esperando una crítica de nuestros conciertos, más allá de las que salen en los periódicos locales.
XL. ¿Alguno ha estudiado música?
G.B. No. Yo no sé leer ni una partitura. En los primeros conciertos hay cosas terroríficas, que siguen colgadas en YouTube, pero creo que cada vez voy cantando mejor y tengo más registros.
XL. Tanto en las letras de sus canciones como en los vídeos o las entrevistas animan a divertirse en ‘jodas’ (fiestas) a base de alcohol y porros.
G.B. Sí; a veces nos ha escrito alguna madre quejándose por el tema de los porros, pero nosotros no somos educadores ni yo escribo canciones para niños. No pueden pretender que nosotros demos clases de nada.
A.C. Nuestros conciertos son para mayores de 18 años y nos gusta cantar tarde para que la gente pueda tomar copas antes, porque queremos un concierto animado. no somos un grupo de adolescentes.
G.B. Somos así, no nos avergonzamos ni disimulamos nada y nos gusta la ‘joda’.
XL. Antón, ¿lo marcó ir a un colegio del Opus Dei?
A.C. No sé, a mí me gustaba mi colegio y hace poco me han llamado para ir a dar charlas a los chavales pequeños. Tengo muy buen recuerdo de Aldovea y muchos amigos que son del Opus Dei.
XL. ¿Están tan seguros como aparentan?
G.B. Cuando te han caído tantos palos, sobre todo en Twitter, pasas de lo que digan de ti. Al principio te enfadas, incluso les contestaba. Pero luego piensas ¿de qué sirve? Lo mejor es ir a lo mío, que me va muy bien. De hecho, en nuestra web hemos creado el Rincón del Hater para que se explayen.
XL. ¿También los contratan los ayuntamientos del PSOE y Podemos?
A.C. No contratamos mucho con ayuntamientos porque no queremos que nuestros conciertos sean gratuitos para el público, porque la gente se acostumbra a verte gratis. Se trata de llenar las salas y que se agoten las entradas.
XL. Por cierto, ¿quién hace de tesorero? Seguro que Montoro los mira con lupa.
G.B. Que mire lo que quiera porque más correcto no puede estar todo.
A.C. Cada euro está pagado y pagado demasiado. Todo está controlado.