Las vidas amorosas ajetreadas de los Grimaldi son tradición familiar. Carolina, Estefanía y Alberto de Mónaco han sido de lo más modosos si se comparan sus andanzas con las de su abuela Charlotte. Por F. Uribarri
Gracias a Charlotte a esta rama de los Grimaldi es la que se sienta en el trono de este peculiar principado. Francesco Grimaldi tomó Mónaco en 1297 al frente de un puñado de hombres disfrazados de monjes franciscanos. Se quedó y sus descendientes siguieron su estela.
El conde Graf Louis de Causans pide 351 millones de euros al Estado francés
Cuando Luis II estaba en el trono surgió un grave problema: era soltero y la sífilis lo había dejado estéril. Pero era un Grimaldi: tenía una hija ilegítima con una bailarina. En 1922 esta niña, Charlotte, se convirtió en princesa. Luego la casaron (ya estaba embarazada) con el conde Pierre de Polignac y tuvo un heredero, Raniero, que sucedió a su abuelo Luis II en el trono. Una vez cumplida su misión, Charlotte continuó con sus amores: dan para un novelón.
Ahora, la sucesión monegasca es noticia por la demanda del conde Graf Louis de Causans. Desciende de un hermano del padre de Luis II y dice que Francia apartó a esa rama de la familia con malas artes para colocar a Charlotte como princesa. Reclama 351 millones de euros a Francia, no a Alberto de Mónaco. Ah, estos Grimaldi.
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