Ava Gardner vuelve a España. Será en la serie ‘Arde Madrid’ y en la piel de Debi Mazar, la actriz americana de 54 años con la que comparte gusto por la ‘dolce vita’ y por el maquillaje de la edad dorada de Hollywood. Descubrimos sus secretos de la mano de Lancôme. Por Raquel Peláez / Maquillaje: Roberto Siguero / Fotos: Antonio Terrón y Getty Images
Se hizo popular por su aparición en los vídeos de su amiga Madonna y desde entonces ha trabajado en más de treinta proyectos, con películas como Balas sobre Broadway y series como El séquito. Ahora llega a Movistar+ con Arde Madrid, la serie creada por Paco León, donde le pone cuerpo y alma a la Ava Gardner que «se lo bebió todo» en la España de los años cincuenta y sesenta. Incluso Frank Sinatra le dijo que se parecía a su Ava.
Debi Mazar. Fue en los noventa. Madonna y yo estábamos en uno de los conciertos de Frank y fuimos a su camerino. Entonces, él clavó sus ojos en mí, apartó a Madonna y dijo: «¿Quién eres? Me recuerdas a mi Ava». Y me abrazó.
XLSemanal. ¿Era tan seductor como se decía?
D.M. Completamente. Tenía mucho carisma, una presencia imponente… También se sabía que tenía el pene enorme [risas]. Ojo, que yo no me fijé en el paquete de su pantalón; era lo que se decía [risas]. Ahora en serio: yo era fan declarada y, cuando lo vi, me sentí arrebatada. Era bajito, eso sí, pero se trataba de un hombre indiscutiblemente atractivo.

La actriz desembarcó en la España de los años cincuenta en plena dictadura franquista, huyendo de los paparazzi de Hollywood. Rodeada de la élite madrileña, Ava vivió fiestas interminables llenas de sexo, alcohol y flamenco
XL. Paco León dijo que la actriz que interpretara a su Ava Gardner debía ser una mujer «con mucha noche a cuestas».
D.M. No quiero compararme con Ava, pero siempre me ha gustado disfrutar de los placeres. No soy una de esas actrices obsesionadas con vivir de forma saludable. Me encantaba salir, bailar, tomar copas… Y, antes de casarme, disfruté de la compañía de muchos amantes maravillosos.
XL. Así que sus salidas de marcha por Madrid no eran por compromiso con el método Stanislavski…
D.M. [Se ríe]. Claro que no, pero no te creas que salí tanto. No tenía mucho tiempo libre. De todas formas, a mis años ya he tenido fiesta suficiente, no necesito salir para saber lo que se siente cuando estás metida en una juerga salvaje. La única diferencia es que yo, en su momento, me acosté con cubanos o puertorriqueños, no con toreros. En Nueva York no hay toreros. Aunque a mí me van más los boxeadores [risas].
XL. Por algo así juzgaron a Ava de «conducta escandalosa».
D.M. Claro, y es interesante esta faceta que pocos estadounidenses conocen. Allí es un icono, una figura legendaria, pero pocos están al corriente de su intensa sexualidad, de sus problemas personales, de su vulnerabilidad. Estos aspectos nunca aparecieron reflejados en el cine de Hollywood.
XL. Se dice que fue una precursora del feminismo.
D.M. Hacía lo posible por influir en las mujeres de las que se rodeaba, en invitarlas a ser libres como ella misma, a disfrutar de su propia sexualidad. Era una mujer que iba por delante y que, en España, no estaba sometida a la vigilancia de Hollywood. También creo que, a esas alturas de la vida, todo le importaba una mierda.

En 1950, Ava rodaba ‘Pandora y el holandés errante’ en España. Sinatra, su pareja entonces (segundo por la dcha.), la siguió al saber que se veía con el torero Mario Cabré
XL. Y para contrastar están sus sirvientas en la serie, que reflejan otra España…
D.M. Cuando vi a Inma Cuesta (que interpreta a una de ellas) en la primera secuencia, me quedé con la boca abierta. Conocía la sociedad italiana, muy marcada por la Iglesia católica, pero la época franquista era otra cosa, mucho más dura. La serie así lo refleja. Queda claro que la mujer estaba al servicio de su marido e incluso resultaba aceptable que este le pegase. Ellas tenían que cocinar, lavarles la ropa…
«A mis años ya he tenido fiesta suficiente. Sé lo que se siente cuando estás metida en una juerga salvaje»
XL. La ‘guía de la buena esposa’ se llamaba.
D.M. Sí. Yo soy muy americana y no puedo entenderlo. La situación durante la dictadura hace que me hierva la sangre. Lo peor es que las mentalidades no han cambiado tanto. La situación en mi propio país no invita al optimismo, por no hablar de lo que vemos en Arabia Saudí y otros países.
XL. Es verdad que no parece su presidente un gran defensor de la igualdad.
D.M. Se está produciendo un retroceso, quieren eliminar unos derechos que costó mucho conseguir. Sin embargo, el movimiento por los derechos de las mujeres es global y está creando muchos nexos. En Hollywood, por ejemplo, se ven más actrices, directoras o técnicas de primer nivel, pero la igualdad de salarios sigue estando muy lejos.
XL. Para terminar, ¿cómo fue eso de que cenó con la infanta Elena?
D.M. Fue en el Ritz. Nos invitó un amigo. Lo curioso es que el día anterior yo había estado en el Prado y, al hablar con ella, la encontré físicamente igual que sus antepasados. ¡Parecía sacada de un cuadro de Velázquez! Al principio se la veía algo reservada, pero no tardó en relajarse. Después de unos vinos, todos nos sentimos más a gusto [risas].
Los imprescindibles de la edad dorada de hollywood
«Una piel perfecta, con un acabado mate; las cejas, muy bien enmarcadas; y los labios, rojos muy perfilados con el arco de Cupido dibujado de forma redondeada», así define el look de Ava Gardner Roberto Siguero, el maquillador oficial de Lancôme.
1. Rojo intenso
La barra de labios L’Absolu Rouge Cream 132 consigue dar un efecto de sofisticación (34,50 euros).
2. Base mate
Fondo de maquillaje líquido Teint Idole Ultra Wear, para lograr una cobertura máxima y sin defectos (41,50 euros).
3. Pestañas infinitas
Máscara de pestañas Hypnose Noir. Intensidad modulable y sin efecto pegajoso (34,50 euros).
4. Cejas tupidas
Fórmula en polvo de larga duración Brôw Densify Powder To Cream. Aporta densidad (28,05 euros).
5. Smoky eyes
Paleta de sombras altamente pigmentadas, Palette Proenza (65 euros).
Todo es de Lancôme
Estilismo: José Herrera
Ayudante de estilismo: Samuel Sanz
Ava Gardner y los hombres
Durante décadas, nadie pudo eclipsar su belleza. Una criatura a la que los hombres no podían resistirse -como el magnate Howard Hughes-. Ni siquiera ella era capaz de recordar con…
