Quería hacer diseño gráfico, pero el ‘casting’ de ‘Operación triunfo’ se cruzó en su vida y ahora su música ha llegado hasta el Teatro Real. Con nueve discos de oro y doce de platino en solo dos años, Aitana se ha convertido en la nueva estrella del pop español. Por Raquel Peláez / Fotos: Hervás & Archer / Estilismo: José Herrera
Aitana no puede dar un paso sin que cientos de mensajes colapsen sus redes sociales para dar su opinión. Y ella, que acaba de volver de los Grammy Latinos, donde ha compartido escenario con Alejandro Sanz, reivindica su derecho a divertirse y recuperar su intimidad.
Tiene 20 años y sus gestos, sus expresiones y su manera de reírse no dejan lugar a dudas: ni dos años de éxito y sobreexposición mediática han conseguido rebajar su entusiasmo. Con un disco superventas, Spoiler; un novio que triunfa en televisión con la serie Élite, el actor Miguel Bernardeau; y a punto de volver a casa por Navidad, Aitana Ocaña (San Clemente de Llobregat, Barcelona) nos cuenta cómo vive la fama.
XLSemanal. Una nominación a los Grammy Latinos no está mal para terminar el año…
Aitana Ocaña. Nada mal. Sobre todo por la edad que tengo y porque solo llevo dos años en esto [se ríe]. Estoy muy agradecida.
Vestido, de Andrew GN.
XL. ¿Alguna anécdota divertida de la gala o de la fiesta posterior?
A.O. Bueno, tampoco te creas que las fiestas son para tanto. Cada discográfica tiene la suya y este año, entre el cansancio y el jet lag, estuve muy poco rato. Fue más curiosa la del año pasado.
XL. No me diga… ¿Fue de esas que llaman ‘legendarias’?
A.O. Qué vaaaa [se ríe]. Al revés. Pero si me pusieron a un guardia de seguridad al lado porque allí, en Los Ángeles, se me considera menor, y no me dejaba ni beber [se ríe]. Estaba todo el rato a mi lado y no permitía que nadie se me acercara.
XL. ¿Y qué ha pasado con los cantantes de reggaeton, que este año estaban un poco enfadados?
A.O. Creo que es porque no los han nominado en casi ninguna categoría. El año pasado sí hubo más presencia del reggaeton.
«Hay que seguir luchando por la igualdad porque ahora hay partidos que parece que quieren retroceder cuarenta años»
XL. ¿Cree que tiene algo que ver con el tipo de letras que hacen?
A.O. A mí el género me encanta, pero es verdad que las letras no han evolucionado mucho. Se sigue sexualizando el cuerpo de la mujer y lo más preocupante es que lo estamos normalizando.
Body, de Ana Locking; americana de terciopelo, de Zara; y anillos, pulseras y pendientes, de Pomellato.
XL. ¿Cree que la música puede ayudar en el camino a la igualdad?
A.O. Sí, claro, porque llega a mucha gente. Principalmente lo que más ayudaría es dejar de escribir letras machistas.
XL. ¿Es un tema que le preocupa especialmente?
A.O. Por supuesto, y pienso que hay que seguir luchando. Sobre todo ahora que nos estamos encontrando con partidos que parece que quieren retroceder cuarenta años. Pensar que lo tenemos todo hecho me da mucho miedo. El salario medio de las mujeres sigue estando por debajo del de los hombres.
XL. ¿Y qué otras cosas le quitan el sueño?
A.O. Muchas, pero en especial el futuro del planeta. Sé que tenemos un montón de problemas en este mundo, pero el principal es, sin duda, el propio mundo. Lo bueno es que ya hay gente joven como la activista Greta Thunberg, que se ha atrevido a ponerse delante de la ONU y decir lo que pensamos muchos: que nos están destrozando el futuro. ¡Y con esa cara de rabia!
Y mientras su carrera se dispara y su música llena estadios, incluso el Teatro Real, su vida privada se ve cada vez más mermada y eso empieza a pasarle factura.
XL. ¿Qué es lo que más le ha molestado de todo lo que se ha dicho sobre usted?
A.O. Una de las cosas que más rabia me dio es cuando salió mi primer sencillo, Teléfono. Recibí muchísimas críticas porque la gente decía que no era mi estilo. Y yo pensaba: «Pero, vamos a ver, ¿y cuál es mi estilo? Si no lo sé ni yo. Si estoy ahora mismo encontrándome».
XL. También tuvo lo suyo cuando subió aquella foto en bikini a Instagram y la acusaron de fomentar la anorexia.
A.O. Ya, y la borré. Pero luego me lo pensé mejor y la volví a subir. Creo que en el fondo fue muy guay para que la gente se diera cuenta de que hay personas de constitución delgada y perfectamente sanas. Me da mucha rabia porque, cuando era pequeña y me decían que estaba muy flaca, me emparanoiaba mucho. Y eso es muy peligroso.
Vestido, de Teté by Odette; y pulsera y anillo, de Roberto Coin.
XL. Hace poco, Lady Gaga dio un discurso sobre la importancia de hablar de la salud mental y reivindicaba el poder de la amabilidad.
A.O. Totalmente de acuerdo. Lo que habrá tenido que aguantar ella… Hay que empezar a hacer el ejercicio de ponerse en el lugar del otro. Y sé que es algo que siempre se dice, pero no lo debemos de hacer bien porque, si no, no habría tantos problemas.
XL. De hecho, hay artistas que no han podido con el peso de la fama.
A.O. Y creo que es fácil que eso pase. A veces pienso que sería muy feliz en una isla como Menorca trabajando en una tienda de pueblo. Aunque sé que luego echaría mucho de menos la música. A veces me planteo si estoy hecha para esto, si voy a valer o si me va a gustar a largo plazo… No sé si va a ser mucho peso.
XL. ¿Acude usted al psicólogo de forma habitual?
A.O. Empecé a ir, lo dejé porque me vine a Madrid y lo acabo de retomar. No tengo ningún problema en decirlo. De hecho, creo que todo el mundo tendría que ir… Vamos, me refiero, a todo el que se lo pueda permitir. Hace poco fui a ver la película de Jocker y me encantó porque reivindica el problema de padecer una enfermedad mental y tener que actuar como si estuvieras bien.
XL. ¿Se considera una persona espiritual?
A.O. No practico nada, pero creo en todo… por si acaso [se ríe].
«Acabo de retomar el psicólogo. No tengo problema en decirlo. Todo el mundo tendría que ir si se lo puede permitir»
XL. ¿Y volverá a casa por Navidad?
A.O. Sí, claro. Ceno con toda mi familia en Barcelona y hacemos el Caga Tió, que es esta tradición catalana que consiste básicamente en dar palos a un tronco que caga regalos [se ríe].
XL. ¿Va mucho a ver a sus padres?
A.O. No tanto como me gustaría. Son ellos los que se acoplan más a mí, pero también confieso que me encanta esta vida independiente en Madrid. Me siento como una universitaria, pero sin tener que ir a clase [se ríe]. Eso sí, echo mucho de menos a mis amigos de allí.
Vestido, de Emporio Armani; zapatos, de Aquazzura; y pendientes, de Alessandra Rich by Mytheresa.
XL. Tuvo que anular un concierto en Barcelona porque coincidió con la huelga convocada por los independentistas en octubre…
A.O. Me lo consultaron y me pareció bien. De todas formas, es un tema en el que no me quiero meter mucho porque es mi ciudad y me toca en primera persona.
XL. ¿Y sigue dibujando como antes de entrar a OT?
A.O. No mucho, pero me encantaría porque me relaja.
XL. ¿Por qué decidió hacer el bachillerato artístico?
A.O. En realidad fue porque me gustaba un chico que entró nuevo en mi colegio [se ríe]. Yo sabía que él dibujaba muy bien porque nos seguíamos en Instagram y, por impresionarle, empecé yo también a hacer dibujos y a colgarlos. Al final, con él no pasó nada, pero a mí me despertó esa vena artística.
XL. Y ahora que su novio es actor, ¿se le ha despertado el gusanillo de la interpretación?
A.O. Siempre he pensado que yo no valía para eso, pero es verdad que, desde que estoy con Miguel, estoy más metida. Él trabaja muchísimo y, además, sigue estudiando. Y eso me asusta, porque veo que la interpretación requiere mucho trabajo, y yo no sé si ahora mismo podría dedicárselo. ¿Que si me llama la atención? Sí, muchísimo, y me encantaría, pero a ver cómo me apaño.
XL. Ha dicho Ana Duato, la madre de su novio, que es usted divina. ¿Alguna respuesta?
A.O. Yo ahí no me meto porque empezaríamos una guerra de ‘divinas’ [se ríe].
Foto principal: vestido, de Redondo Brand; plumas, de Tolentino Hats; y joyas, de Bvlgari.
Maquillaje y peluquería: Pedro Cedeño (NS Management) para Chanel y L’Oréal Profesionnel. Asistente de estilismo: Samuel Sanz
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