Barcelona, 1991. Soy periodista y narradora. Publico ‘Listas, guapas, limpias’ (editorial Caballo de Troya), una novela generacional que, confieso, he escrito en un proceso muy duro de un año y medio. Por Virginia Drake / Foto y vídeo: Javier Ocaña
XLSemanal. La protagonista de su novela termina la universidad; no sabe cómo dejar a su novio; vive con sus padres, abuela, vecinas.
Anna Pacheco. Es una chica que rechaza su entorno, quiere huir de su barrio y está ansiosa por vivir en otro ambiente, en lugares con alfombras y techos altos.
XL. ¿Qué caracteriza a su generación?
A.P. Que la clase obrera como tal ha desaparecido. Nos creímos que, por acceder a profesiones liberales que no eran propias de nuestra clase trabajadora, éramos distintos a nuestros padres, que tenían profesiones manuales. Nos hicieron creer que formaríamos parte de esa clase media, universitaria, liberal.
XL. ¿No es bueno que más gente tenga acceso a la universidad?
A.P. En principio, sí; somos la generación mejor preparada: pero para trabajar, con mucha suerte, de mileuristas en Alemania. Cuando se democratiza la universidad y pueden ir los hijos de los obreros, se ha restado todo el valor a esta, dando lugar a una generación, la mía, desarmada laboralmente y no sindicalizada: pensamos que ese ya no es nuestro problema…
XL. ¿Quién es para usted la clase media?
A.P. Es que ya no existe, es una ilusión, una fantasía, una idea aspiracional instalada en nuestra retina por los poderes. El CIS llama ‘clase media’ a más del 60 por ciento del país y resulta que la mayoría de esa gente no llega a final de mes. ¡Es imposible que lo sean!
XL. Habrá millennials que sí hayan conseguido dar ese salto.
A.P. Es mentira. Ahora parece que, por trabajar en oficinas con sofás y mesas de ping-pong y por no tener que limpiar pisos, ya no somos esa clase trabajadora de antes. Tenemos profesiones más sofisticadas y glamurosas que nuestros padres, pero seguimos siendo obreros como ellos, como mi padre, que era mecánico.
XL. Al final del libro se pregunta a qué edad se hacen las mujeres de derechas.
A.P. Porque tengo la sensación de que, con los años, a las mujeres todo les da mucho más miedo y se vuelven más de derechas. El miedo hace conservadora a la gente, también a los hombres que se ven amenazados porque pueden perder su hegemonía y se hacen más reaccionarios.
XL. Lo ve todo negro: salvo en el sexo…
A.P. Bueno, ahora se vive el sexo con cierta naturalidad. Ya no somos un saco de trigo, afortunadamente, pero queda mucho por hacer.
Desayuno: con tiempo, mejor…
«A diario tomo un café con leche y unas tostadas con mantequilla y mermelada. Cuando tengo tiempo, añado huevos revueltos y cereales».
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