El juego del hijo de Tiger Woods ha devuelto la atención a una familia que superó un escandaloso divorcio. Por L. G. / Foto: Gtres
Charlie Woods, el hijo de Tiger, se reveló hace unas semanas como digno sucesor de su padre en un torneo en Florida en el que superó ampliamente a sus rivales. En el torneo de nueve hoyos les sacó cinco golpes de ventaja a sus perseguidores. Su padre también tiene un récord reciente: cuando daban por acabada su carrera, regresó al circuito y en 2019, con 43 años, ganó por quinta vez el Masters de Augusta.
Charlie no había cumplido un año cuando sus padres protagonizaron uno de los divorcios más escandalosos de la historia. Woods y la modelo sueca Elin Nordegren eran la pareja perfecta hasta que se supo que él había tenido relaciones con al menos 121 mujeres (sexo sin reglas ni convenciones, aireado por las participantes) durante su matrimonio.
Aquello empezó el día de Acción de Gracias de 2009, cuando Woods, bajo los efectos del alcohol y los tranquilizantes, estampó su 4 x 4 en la entrada de su residencia. Su esposa permanecía a su lado con un palo de golf. Y acabó con un acuerdo de divorcio que le costó al golfista 750 millones de dólares. La pareja acordó compartir la custodia de los hijos.
El matrimonio se hundió al saberse que él había tenido relaciones con 121 mujeres
Nordegren siempre defendió sus cualidades como padre. Y, a juzgar por los resultados y la relación que mantiene con sus dos hijos, Sam Alexis, ahora una adolescente de 14 años, y Charlie, de 11, no ha ido mal. Ahora bien, se sigue aplicando una de las exigencias del divorcio: ninguna novia del deportista (ha tenido tres desde entonces) puede convivir con sus hijos.