Barcelona, 1973. Escritor, guionista, actor y director. Me gusta decir que soy un contador de historias con alma de ingeniero industrial. Estreno en Movistar+ ‘Los Espabilados’, mi serie favorita. Por Virginia Drake / Foto cedida por Movistar+
XLSemanal. Protagoniza su serie un grupo de adolescentes con distintas enfermedades mentales.
Albert Espinosa. Lo que más me interesó en los ocho meses que pasé con cáncer en un hospital era lo que pasaba en la planta de arriba: unos chicos con enfermedades mentales, que se hacían llamar Los Espabilados, se escapaban. Y se acabó contratando a un detective para buscarlos.
XL. ¿Castigamos más al enfermo mental y protegemos al oncológico?
A.E. Son niños muy diferentes. A unos no se les consulta casi nada, no tienen voz ni voto; a los otros se los cuida mucho más porque se cree que vivirán poco tiempo.
XL. ¿El problema empieza cuando los padres –«adultos equivocados»– no saben cómo tratar la enfermedad mental de su hijo y lo ingresan?
A.E. La serie es un grito para decir que la sociedad no funciona y que esos niños no deben estar encerrados y que hay que escucharlos. De los 10 a los 18 años tenemos a los niños encerrados, a veces en un psiquiátrico y otras en el colegio, donde se les prohíben muchas cosas; entre ellas, votar.
XL. Dice que esta generación no tiene fronteras mentales.
A.E. Eso es lo más bello. La generación COVID está emocionalmente mejor preparada: ha podido dejar el colegio y enfrentar el dolor y la muerte. Los colegios tienen asignaturas equivocadas, tendrían que ser al aire libre y más emocionales y relacionadas con el dolor, la muerte, el amor, la ternura y el sexo.
XL. ¿Usted se ha librado de ser padre o se ha quedado con las ganas?
A.E. Yo tengo un cáncer que se hereda el 99 por ciento de las veces. A mi hijo le he librado de perder una pierna.
XL. Un médico le dijo que sus 50 años serán los 90 de otra persona y calculó que morirá el 23 de abril de 2023. ¿Lo cree?
A.E. La muerte hay que normalizarla porque, si aprendes a morir, aprendes a vivir. Planificar mi muerte me produce mucha vida y creo que mi amigo epidemiólogo acertará con la fecha. La vida hay que verla de lejos, de cerca no tiene sentido.
XL. Y de este virus, dice, saldremos mejores.
A.E. Mejores no, pero sí cambiados. Yo nunca había visto tal cantidad de idiotas por la calle sin mascarilla, que te adelantan por la carretera a 150 kilómetros por hora o se te cuelan en la cola del súper. No sé qué vamos a hacer con tanto idiota cuando termine la pandemia, pero ya he hecho mi lista de las personas que no quiero tener cerca en mi vida.
Desayuno: ante todo, atún
«Me vuelve loco el atún. Y no fallo: cada día desayuno un bocadillo con tomate y atún, y un yogur. Siempre tomo lo mismo».
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