La increíble transformación de Jeff Bezos

Jeff Bezos no solo se ha hecho aún más rico con la pandemia -y sus ambiciones apuntan cada vez más alto- ,sino que también ha experimentado un sorprendente cambio físico desde sus inicios como vendedor de libros hasta su divorcio de Mackenzie Scott. Por Carlos Manuel Sánchez/Foto: Getty Images

Cuando el matrimonio Bezos se rompió el año de sus bodas de plata, Mackenzie Scott seguía siendo reconocible. No había discrepancia entre la joven aspirante a escritora, guapa y sonriente, recién casada a los 23 años, y la divorciada supermami de cuatro hijos (la benjamina es una niña china adoptada) que sacó tiempo para criarlos sin niñera, escribir dos libros y contribuir a que su ex marido levantase unos cuantos imperios: desde el comercio on-line a los servicios en la nube, pasando por la televisión en streaming. Jeff Bezos, sin embargo, se parece muy poco a aquel vendedor que se peinaba los cuatro pelos lacios con raya, no escondía la tripilla y se reía a carcajadas. Ya apenas sonríe en público; se ha rasurado el cráneo, y ha mutado el traje de comercial por las gafas de aviador y un chaleco que deja al descubierto los bíceps de gimnasio. Con ese aspecto, ¿quién necesita guardaespaldas? «Demasiada testosterona», murmuran los tabloides, insinuando que para ganar masa muscular y perder grasa a partir de los 55 hace falta la ayuda de algún suplemento.

Jeff Bezos ha experimentado una metamorfosis radical en lo físico; en lo mental, sin embargo, ha vuelto a la casilla de salida. Una de sus mantras siempre ha sido: «Los exploradores molan, los conquistadores no». A ambos los mueve el espíritu de aventura, ¿cuál es la diferencia? A un explorador lo guía la curiosidad; a un conquistador, el afán de dominio. Bezos se ve a sí mismo como un explorador desde que era un ‘boy scout’ que observaba el cielo nocturno junto a una fogata y soñaba con viajar en naves espaciales. Sin embargo, se ha pasado media vida conquistando: mercados, clientes, hogares (gracias al asistente Alexa)… Y, sobre todo, ¡datos! Cada semana es el primer o el segundo hombre más rico de la historia, al vaivén de las cotizaciones de Wall Street y del otro gallito del corral: Elon Musk.

Cuenta un documental de la PBS que la transmutación del Bezos que lo vende todo al Bezos que lo controla todo se remonta a su llegada a Washington en tiempos de Obama. Compró el Washington Post y la mansión más cara de la capital. Envió a un ejército de lobistas al Congreso y consiguió un contrato para que la CIA utilizase su plataforma. Incluso la policía patrulla con sus cámaras de reconocimiento facial… Desde entonces, las ambiciones terrenales de Bezos están más que satisfechas. Es hora de explorar otros mundos. Y para hacerlo, necesitaba soltar lastre: la presidencia ejecutiva de Amazon, que deja en manos del jefe de la nube, Andy Jassy. O sus obligaciones conyugales… Claro que Donald Trump, su archienemigo, contribuyó a ello, según declaró el propio Bezos, que acusó al ex presidente de filtrar al National Enquirer sus conversaciones eróticas y fotos en la intimidad con la presentadora Lauren Sánchez, incluido «un selfie de la cintura para abajo».

Con Trump fuera de la Casa Blanca, Bezos aspira a que los lazos entre Amazon y el gobierno sean cada vez más inextricables. Su colaboración con la NASA es un paso más en ese sentido. «En lo que se refiere al espacio, lo veo como un trabajo. Estoy usando mis recursos para hacer posible que la próxima generación tenga una explosión empresarial y dinámica en el espacio». Primero la Luna. Luego, el infinito y más allá… ¿Quién llegará primero a Marte, Blue Origin o SpaceX? Todo apunta a que en esta carrera espacial privatizada será un cohete de Bezos o uno de Musk, porque son los únicos que tienen los medios (y las ganas) en un mundo en el que las grandes corporaciones van quitándole peso a los Estados, cada vez más endeudados y debilitados por las disensiones. «La gente viajará a Marte, establecerá colonias en Marte. «Y lo hará porque mola», asegura Bezos. Otros opinan que primero habría que resolver los problemas del planeta azul. Lo que nadie sabe es si habrá sitio suficiente en el planeta rojo para dos machos alfa.

Te puede interesar

Musk contra Bezos: duelo en el Espacio

"estilo"