Huelen a flor, a cítricos o lichis. Esto se debe a la presencia de la molécula linalool, presente también en muchas flores y plantas, como la menta, el laurel o la canela. Se usa también en jabones y champús.
El TDN (abreviatura de 1,1,6-trimetil-1,2-dihidronaftaleno) otorga su personalidad a los vinos de riesling que se elaboran en distintas zonas de Alemania. ¿Y a qué huele? A queroseno. Sí, a gasolina. La clave está en lograr una concentración baja para que no resulte desagradable.
Syrah
Se caracteriza, entre otras cosas, por un sabor a pimienta negra. ¿Su responsable? La rotundona, una molécula que también se encuentra en variedades como malbec o duras.
Más allá del olor a pis de gato que puede presentar, debido a moléculas como el metilbioetanol, esta célebre uva exhibe otras cualidades olfativas: pomelo o fruta de la pasión, debidas a la presencia de acetato de mercaptohexilo y mercaptohexanol.
Todas ellas contienen concentraciones elevadas de metoxipirazinas, una molécula que confiere su característico aroma herbáceo.
La magia de los aromas del vino
