No hace calor, no hay que pagar a muchos jornaleros, se ahorra energía y se evita que la uva se oxide, por eso la vendimia nocturna y mecánica va ganando terreno. Ah, pero no toda la uva se puede recoger así. Por Fátima Uribarri

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Un gigante muy eficaz. Las máquinas de la vendimia nocturna pasan por encima de las cepas en espaldera y las varean.

Las enormes máquinas pasan por encima de las cepas y las varean. Son las mismas que sacuden los olivos para recoger la aceituna. Con el zarandeo caen los racimos más maduros: «La uva que no ha caído es porque está pasificada o demasiado verde», explica Santiago Mora, director general de la Denominación de Origen Rueda.

Los mejores racimos, los desprendidos, los recogen del suelo y los despalillan, todo seguido, con rapidez, en el mismo viñedo. Y de noche.

Esas máquinas vendimiadoras son portentosas. Impactan por su eficaz labor nocturna,  guiadas por unos potentes focos. Y lo hacen todo: solo se necesita a una persona que las conduzca. El ahorro en jornales ya es importante, pero además se suma otra rebaja: el gasto energético. Como la uva llega fresca al lagar, no es necesario gastar tanta energía en enfriarla. Y otro beneficio añadido: al recogerse de noche, se evita el riesgo de oxidación de la uva.

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Directa al lagar. Los racimos se despalillan en el viñedo. La uva se traslada rápido y llega  fresca al lagar.

La pena es que no todas las uvas se pueden recoger así. Este sistema funciona solo con las cepas en espaldera y se utiliza con el vino blanco «porque el tinto es más resistente a la luz del sol y al calor, tiene menos riesgo de oxidarse; la uva blanca es más sensible al sol y la verdejo, más todavía», explica el director general de la Denominación de Origen Rueda.

La uva para el vino tinto es más resistente al calor y a la luz del sol. No hay tanto riesgo de oxidación si se recoge de día

La vendimia nocturna y a máquina es una práctica de cultivo heredada de Francia. «En Rueda fuimos pioneros en implantar este sistema en España. Y cada vez se extiende más», explica Santiago Mora. También la noche –debido a la temperatura más baja– es clave para mantener la acidez de la uva.

La sabiduría de las cepas

Lo que en Rueda no se puede vendimiar de noche y con máquinas se recoge al amanecer. A mano se arrancan los racimos de los viñedos de vaso sembrados en pequeñas parcelas. No se trabaja tan rápido, pero hay otras alegrías porque  «las cepas en vaso antiguas son más sabias», cuenta Santiago Mora.

Este año ha sido magnífico en Rueda. A máquina y de noche se han recogido 1600 hectáreas de viñedos; el resto de sus 21.000 hectáreas se han recolectado a mano. «La uva tiene este año un estado sanitario estupendo», cuenta, contento, el director general de la Denominación de Origen Rueda. Y se ha recogido mucho: 124, 5 millones de kilos de uva; más que el año pasado, cuando se vendimiaron 117, 5 millones de kilos, pero menos que en 2018, un año de récord con 130 millones de kilos.

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Una cosecha estupenda. Rueda ha recogido 124, 5 millones de kilos de uva. «Es un buen año», dice Santiago Mora, director general de esa denominación de origen.

Un vinito en el sofá

Son buenas noticias para el mercado del vino que está sorteando bien el bofetón de la pandemia. Rueda, por ejemplo, se asustó mucho con el confinamiento. El 95 por ciento de los caldos de esta denominación de origen son vinos jóvenes blancos y frescos que se vendían sobre todo en restaurantes y hostelería; allí se consumía el 65 por ciento de su producción. El cerrojazo les hizo temer lo peor. Pero hubo sorpresa agradable: «No se sufrió tanto gracias al consumidor doméstico. Se han generado nuevos momentos de consumo», explica Santiago Mora.

Cambiamos la barra del bar por el sofá de nuestro salón para tomar la copita de vino del fin de la jornada. Lo corroboran las cifras de las bodegas españolas.

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