Talento intemporal
Los personajes, brillantes y recién planchados, de Jordi Labanda convirtieron a este barcelonés de origen uruguayo en uno de los nombres claves de la moda y la publicidad.
Talento oculto
Tras el seudónimo Unskilled Worker se esconde la británica de 53 años Helen Downie. Autodidacta, empezó publicando en Instagram y ahora pone su creatividad al servicio de Gucci.
La 'outsider'
Afincada en Londres, Rosie McGuinness es considerada una ‘outsider’ en la ilustración de moda y una de las voces más innovadoras. No le atraen los excesos y sus dibujos recuerdan a los de Rene Bouché.
Trazo grueso
Helen Bullock, ilustradora y diseñadora gráfica londinense (1979), ha trabajado para firmas como Ralph Lauren o Louis Vuitton. Su estilo se define por la proliferación de trazos gruesos y colores estridentes.
La 'hopper millennial'
Conocida como ‘la Hopper de los millennials’, Inés Maestre (Madrid, 1992) ha trabajado para firmas como Uterqüe y publica en revistas de moda.
Elegancia clásica
David Downton nació en Kent (Inglaterra) en 1959 y lleva más de cuarenta temporadas dejando registro de la alta costura de París. Ha sido testigo de todos los ‘shows’ de John Galliano, del primer McQueen y del último Lacroix y ha servido de imagen a marcas como Chanel, Oscar de la Renta o Tiffany.
El encanto sutil
Las líneas sutiles y estilizadas de Jason Brooks han llamado la atención de Chanel, Dior o Louis Vuitton. Nació en Londres en 1969 y tiene un premio al mejor libro ilustrado VandA 2016.
El gesto más sencillo
Emoción, seducción y movimiento son las palabras que mejor definen los dibujos de Amelie Hegardt, profesora de ilustración sueca nacida en Canadá.
Matisse en la retina
Amante confesa de la obra de Matisse, los colores vibrantes de los dibujos de Laura Gulshani (Toronto, 1993) han servido para campañas de Missoni, Chanel o Burberry.
Universo 'hipster'
Nadie ha retratado como Jean-Philippe Delhomme el mundo ‘hipster’. Nacido en París en 1959, sus trabajos llenos de ironía -presentes en su blog The Unknown Hipster- lo han convertido en uno de los grandes.
La ilustración de moda vive su segunda edad de oro. Encumbrada por las redes sociales, la nueva hornada de artistas pasea sus figurines de trazo artesano por el mundo digital, reivindicando esta disciplina como una forma de arte en sí misma. La muestra ‘Fina estampa. Ilustración y moda’ reúne la obra de los creadores más influyentes del sector. Por Raquel Peláez
En un mundo saturado de fotografías perfectas, compartidas en redes sociales para intentar transmitir la idea de vidas igualmente perfectas, los trazos artesanos e irregulares de una ilustración pueden convertirse en lo más exclusivo del momento. Y eso es precisamente lo que ha ocurrido con los nuevos ilustradores de moda, que están viendo cómo su obra resurge con fuerza en la era de Instagram. «Vuelve a haber dibujos en revistas emblemáticas y las grandes casas de moda se los rifan, pero es en ese otro medio, donde reina el narcisismo del selfie, donde han encontrado más eco los ilustradores de moda», asegura Jesús Cano, comisario de la exposición Fina estampa. Ilustración y moda. Desde el próximo 14 de enero, el Museo ABC de Madrid recoge la obra de varios artistas, herederos de la capacidad expresiva de Carl Erickson o René Bouché.
Es habitual encontrar a estos artistas en el ‘front row’ de las pasarelas garabateando su visión de las colecciones
«Los veintidós maestros contemporáneos que se reúnen en esta muestra no comparten una técnica concreta o una característica común. Unos utilizan lápiz; otros, pincel digital; pero en todos los casos el resultado es una imagen atrayente, elegante y única», continúa Cano.
Cronistas de la alta costura
Es habitual encontrarlos en el front row de los desfiles de Londres, París o Milán garabateando su visión de las colecciones. «Si la fotografía tiene la eficacia de reflejar la realidad, la ilustración es algo más cercano, más emocional, y permite interpretar lo que se ve de manera más subjetiva», apunta el comisario de la exposición. Y, para conseguirlo, tiran de collage, de recortes de papel, de óleo, de lienzo, de tableta… Algunos hubieran congeniado con Cézanne o Gauguin y otros están más cerca de Picasso o Hopper. Unos estudiaron en escuelas de diseño de moda, otros se reinventaron tras una carrera de éxito, e incluso hay quien dibuja como terapia para superar una enfermedad. Pero todos comparten un objetivo: crear la ilusión de una vida social moderna y llevada al nivel más alto de sofisticación y estilo. «Las aguadas o la línea suelta vuelven a ser protagonistas, como ya lo fueron en la primera edad de oro de la ilustración, que podemos situar entre la década de los años veinte y finales de los setenta», asegura Cano. La diferencia es que ahora sus admiradores se cuentan por likes
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