Cornualles, lujo discreto

Y no vamos a hablar de su duquesa… o sí. Aquí, las tradiciones conviven con una nueva generación de cocineros y artistas que convierte esta región británica en la nueva meca para bohemios y millonarios. Por Jesús Cano / Fotos: Jesús Cano, Getty Images y Cordon Press

Cornualles tiene muchas caras. O en estos días sería mejor decir ‘muchos hashtags‘. Los hay evidentes, como el de #duchessofcornwall. Camilla y el príncipe Carlos, como duques de Cornualles, poseen el dos por ciento de este vasto territorio situado al suroeste de Gran Bretaña, donde Inglaterra se estrecha para dibujar un pie humano.

El puerto natural de Fowey, en la costa sur, es un paraíso para los amantes de la vela

Seguimos con los hashtags: #poldark -la serie donde un exsoldado lucha por resucitar una mina de estaño en el siglo XVIII- y #kingarthurmovie -la próxima película de @GuyRitchie, Rey Arturo: la leyenda de Excalibur– tienen como estrellas invitadas los paisajes escarpados y los acantilados entrecortados que limitan al norte y al oeste con el mar Céltico y al sur con el canal de la Mancha. Dentro de nada, todos ellos serán trending topic #TT.

Carlos de Inglaterra y Camila, duquesa de Cornualles, de visita en Padstow

Además de las redes sociales, también hablan de Cornualles venerables caballeros del papel impreso como The New York Times o The Independent, que acaban de consagrarla como destino para gastronómadas -esa tribu que viaja tras la última estrella Michelin-. En sus mesas confluyen distintos discursos: desde la tendencia por los ingredientes de proximidad y la slow food a la revolución molecular de Adrià o la reinterpretación del fast food de luxe, que reinventa icónicos platos como el fish y chips.

Vista del castillo del monte St. Michael

Cornualles es también para los apasionados de historias, que trepan por los acantilados buscando las piedras del castillo Tintagel, donde asentó sus posaderas el rey Arturo -recuerden, es una leyenda-. O para los que se sienten defensores del reino, por unos segundos, en las almenas del monte St. Michael. Todos tienen su destino ideal en esta región.

Laberinto verde
El jardín de Glendurgan, con vistas sobre el río Helford, fue diseñado por Alfred Fox entre 1820 y 1830

Entre playas y acantilados

Cornualles es también desconexión. Deje el móvil en la habitación y recupere el placer de los planos en papel -el GPS se pierde-. Sus caminos -no me atrevo a denominarlos carreteras- son estrechos, sinuosos, de doble dirección y limitados en los laterales por un alto follaje.

Cornualles se ha consagrado como destino gastronómico y paraíso de desconexión

David Cameron almuerza con su mujer, Samantha, durante sus vacaciones en Polzeath

Aquí el tiempo se dilata. Recorrer 30 millas puede llevar una hora. La temperatura rara vez subirá de los 24 grados. Eso sí, en verano luce el sol. Y tienen playas. Apuesten por Porthcurno -conocida por su arena blanca-, al lado del emblemático teatro al aire libre Minack. Hay calas casi desiertas alrededor de Helford. La bahía de St. Ives tiene kilómetros de playas aptas para todos los públicos. Lamorna es famosa por tener varias de las calas más bonitas de Cornualles -más adecuadas para aquellos a los que les gusta pasear, aquí los guijarros son como pelotas de tenis-. Sennen Cove o Newquay son el territorio de los surfistas.

Habitación con cena de lujo Susan Stuart, una antigua financiera de la City, sirve ahora fantásticas cenas los fines de semana en Hotel Chapel House (Penzance)

De St. Ives dicen que es donde el arte se encuentra con el océano. En este pintoresco pueblo el blanco compite con el azul y la piedra en sus fachadas. Aquí se asienta una de las dos sedes fuera de Londres de la galería Tate, donde se puede descubrir a los maestros británicos del arte contemporáneo. Visita obligada es el antiguo y mágico estudio y jardín de la escultora Barbara Hepworth (1903-1975). Y, para finalizar, The Leach Pottery, el histórico taller de cerámica -hoy museo- fundado en 1920 por Bernard Leach y Shoji Hama.

Alfarería con historia El museo The Leach Pottery es el taller de cerámica que Bernard Leach fundó en 1920

Más al sur encontramos Penzance, capital gastronómica de la región. Hay que encontrar un hueco para disfrutar de las piscinas Jubilee Pool. De estilo art déco fue el primer intento de poner en el mapa turístico a este pueblo en los años treinta del siglo pasado.

Penzance era el paraíso secreto de londinenses acaudalados con segunda residencia

Penzance era un paraíso secreto. Londinenses acaudalados con segunda residencia guardaban con celo la localización hasta que dos hoteles decidieron poner esta pequeña aldea pesquera en el radar. St. Mawes es la versión boho chic local de la Costa Azul. El uniforme aquí es un pantalón blanco remangado, camiseta de rayas y chanclas. Eso sí, de cuero. El plástico está prohibido.

DE MESA EN MESA

Coombeshead Farm

La mesa más codiciada

April Bloomfield -The Spotted Pig- y Tom Adams -Pitt Cue- son dos de los chefs de la nueva generación que más están dando que hablar en Nueva York y Londres, respectivamente. Y Coombeshead Farm es un proyecto conjunto que han puesto en marcha en Cornualles, una granja del siglo XVIII -con habitaciones- en donde la gastronomía es la estrella. Sobra decir que todos los productos son de la propia finca o de los alrededores.

Rick Stein

El visionario

Fue uno de los primeros en apostar por Cornualles para sentar los cimientos de su imperio gastro-nómico. Los amantes de la gastronomía peregrinan a sus locales que están repartidos por el norte de Cornualles.

Nathan Outlaw

La dictadura del mar

Son los pescadores los que marcan la carta diaria. Así es como Nathan Outlaw, un antiguo colaborador de Rick Stein, se ha hecho con dos estrellas Michelin y ha fijado la atención de la crítica gastronómica en esta región. Tiene su versión casual en Fish Kitchen.

Penzance

La capital gastronómica

The Tolcarne Inn y The Shore son parte del Olimpo gastronómico que está revolucionando la escena de esta ciudad. El primero, con reminiscencias de un pub tradicional y una carta imaginativa. El segundo, más formal, es una nueva propuesta y un firme candidato a sembrar de estrellas -Michelin- este enclave costero. Más informal es Mackerel Sky Seafood Bar, un pequeño local especializado en fish y chips.

DESCANSO CON ESTILO

Hotel Tresanton

Es uno de los más sofisticados y la cita obligada para la jet set londinense que viene a St. Mawes en busca de calma. Beach club, jardines subtropicales, barco privado, bar para mascotas, sala de cine y uno de los mejores restaurantes de la zona son algunos de sus imanes.

Idle Rocks Hotel

Este hotel boutique abrió sus puertas en 1913, convirtiéndose en el primer alojamiento de lujo de la zona. Ubicado en el puerto de St. Mawes, desde su terraza se puede disfrutar cada día el espectáculo de los barcos que vuelven de faenar.

Artist Residence Penzance

Esta casa histórica en el corazón de Penzance es hoy uno de los cien mejores hoteles de Gran Bretaña según la prensa inglesa. Las habitaciones están personalizadas con la obra de artistas británicos. El otro punto fuerte es su restaurante, The Barn, centrado en carnes y pescados de la zona.

Trevose Harbour House

Entre playas de arena dorada y galerías de arte se encuentra esta peculiar casa de huéspedes donde la apuesta por el diseño es protagonista. Mobiliario del siglo XX, lámparas de inspiración ‘retro’ y piezas recicladas se combinan con un elegante estilo náutico contemporáneo.

The Scarlet Hotel

La playa de Mawgan Porth y sus acantilados albergan uno de los veinte mejores hoteles del Reino Unido. Su arquitectura, sus obras de arte local y uno de los mejores spas del país son algunos de sus encantos. Como lo son sus piscinas (interior y exterior), el restaurante o su jardín claustro.

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