Cuando creíamos que ya pocas cosas podrían sorprendernos, llegan los hoteles ‘wow’. Esos que te dejan con la boca abierta y que, además, nos acercan a la naturaleza como solo habíamos imaginado en nuestros mejores sueños. ¡Y están aquí al lado! Por Alicia Hernández
• Hoteles para domir en la naturaleza (ver galería)
Son alojamientos que no aparecen en los grandes buscadores turísticos porque son muy exclusivos y especiales… y están a un paso. «Son los llamados ‘alojamientos nido’», explica Iñaki Iroz, de Basoa Suites, un concepto francés que hace referencia a esos espacios pequeños y muy peculiares que se encuentran en plena naturaleza y que llevan a otro concepto también creado en el país vecino, el del ‘lujo a pies descalzos’, ese que nos hace disfrutar y ser felices por el hecho de estar en un lugar privilegiado.
POR LAS RAMAS
- En Basoa Suites (basoa es ‘bosque’ en euskera), el lujo es alojarse en alguna de sus seis cabañas construidas en los árboles, en pleno robledal de Amati, en el valle navarro de Ultzama. Cada cabaña es diferente, no tienen luz eléctrica ni televisión… ¡ni falta que les hace! El placer de ver amanecer entre las hojas de los robles, contemplar el paseo de una familia de erizos y subir la cesta con el desayuno tirando de una polea son motivos más que suficientes para desear vivir un día en las alturas.
- Cerca de Madrid, en Gargantilla de Lozoya, los niños lloran cuando llega el momento de abandonar su casa del árbol, una de las tres cabañas con nombres de pájaros que habitan en el entorno, como el cárabo, dentro del centro de ecoturismo Monte Holiday. Para darle más emoción, se comunican por puentes tibetanos. El complejo es ideal para ir en familia, ya que cuenta con un parque de aventura con tirolinas, escalada y circuito de habilidad para niños y adultos; y una granja con pases teatralizados.
- En Zeanuri (Vizcaya), te quedarás sin palabras cuando veas la Suite Ohhh!, de Cabañas en los Árboles. Una casita redonda, con terraza de 360 grados, sustentada por tres árboles majestuosos a la que se accede por una escalera de caracol a seis metros de altura y totalmente camuflada en el bosque.
BURBUJAS ESTELARES
Las Burbujas Bubble son lo último en habitaciones con vistas a las estrellas, se trata de una estructura esférica transparente, de unos 25 metros cuadrados, con vistas de 280 grados al cielo.
Los hoteles burbuja ofrecen telescopios para disfrutar de la experiencia de dormir bajo las estrellas
- El hotel Zielo las Beatas, en Ciudad Real, invita a dormir bajo el cielo estrellado o, mejor, a aprovechar la noche para admirar las estrellas con el sofisticado telescopio con el que cuenta cada una de estas burbujas con nombre de astrónomos, como Kepler, conocido por sus leyes del movimiento de los planetas en su órbita alrededor del Sol.
- La propuesta de Nomading Camp también te lleva directo al firmamento. Todas las burbujas disponen de un telescopio Celestron de última generación. La contaminación lumínica de la zona del Pirineo de Lleida, muy cerca de Andorra, es escasa, por lo que la observación es inmejorable. Si nunca has usado un telescopio, no pasa nada, te explican cómo funciona. Y, además, puedes ir con tu perro.
- En mitad del campo toledano (en Hormigos) se encuentra Miluna Rooms, cuatro habitaciones burbuja, cada una con el nombre de una luna, y equipadas como un hotel de lujo. cama king size, amenities de firma, un moderno telescopio y libros sobre la Luna.
‘CAMPINGS’ MUY VIPS
- Para practicar el glamping, la versión más glamurosa de la acampada, hay lugares únicos como Wakana Lake Camps, un campamento ecológico en el Parque Natural de los Alcornocales, en Cádiz, con más de 18 hectáreas y un lago. Creerás haber llegado a un poblado indio cuando veas los 48 tipis, el ‘hogar’ de los indios norteamericanos, y otras 50 yurtas, las viviendas típicas de los pastores nómadas de las estepas de Asia Central, llenas de colorido. En Wakana se conecta con la naturaleza no solo a la hora de dormir, también con las clases de yoga, kitesurf en las playas cercanas o durante los entrenamientos Spartan.
- Otra manera de acampar muy vip que practican conocidas influencers es Kampaoh (es.kampaoh.com). La empresa se encarga de montar las tiendas, que son puro lujo, sobre todo si eliges la Suite Emperador, de 24 metros cuadrados y con un diseño chill out cuidado hasta el último detalle. El éxito es tal que ya cuentan con más de una decena de campamentos (en campings y parcelas); la mayoría, cerca del mar y abiertos todo el año, desde la Costa de la Luz hasta la ría de Arousa.
SOBRE RUEDAS ‘VINTAGE’
Saca tu alma más nómada para subirte a los carromatos cíngaros que recrean los que recorrían Centroeuropa llevando su música de un lado a otro. Ahora están fijos en Zeanuri, en el País Vasco, a un paso del Parque Natural del Gorbeia, pintando con sus colores el mismo entorno de las Cabañas en los Árboles. Un viaje en tren pero sin moverte del sitio es lo que te ofrece Alojamiento Vagón Rural. Han recuperado y rehabilitado antiguos vagones de tren de los años cincuenta en los que vas a poder dormir en plena huerta de Murcia y con todas las comodidades de una casa rural. El Vagón de Baides está parado en Guadalajara; y otro tren sin destino en el que puedes pasar la noche es el Vagón de Reyes, en la localidad madrileña de San Agustín de Guadalix.
COMO UNA CUBA
El enoturismo busca nuevas fórmulas para sorprender a los que siguen las rutas del vino. En La Rioja, después de conocer algunas de sus históricas bodegas, la opción más original es alojarse en ¡barricas de vino!
El enoturismo busca nuevas fórmulas y la más original son las habitaciones diseñadas en barricas de vino
Las encuentras en el Camping de Bañares, tres cubas de madera para reposar como un gran reserva. La bodega malagueña Antigua Casa de Guardia ha instalado en sus viñedos tres cabañas en forma de barriles de vino para completar la experiencia después de conocer de cerca cómo hacen sus vinos de Málaga (desde hace 178 años) y el famoso vermú. Pero si prefieres surcar el universo del cava, te seducirá el original diseño de la Bodega-Hotel Mastinell, en Villafranca del Penedés (Barcelona), con forma de botellero. cada habitación es una de esas botellas tumbadas y las ventanas desde las que se ven los viñedos simulan las chispeantes burbujas.