Conciertos en bolas aislantes para músicos y público, última ocurrencia musical ante la pandemia. Por Fernando Goitia / Flaming Lips/ Warner Music/ Handout Via Reuters
Balcones, redes sociales, festivales on-line, aforos reducidos… Los músicos –la cultura en general– se las ven y se las desean para mantenerse a flote en esta pandemia.
La creatividad, capacidad ineludible en su campo, es hoy, además, factor clave de supervivencia; aplicada en este caso a la búsqueda de nuevas fórmulas de llegar al público. La más original es la de los Flaming Lips. Veteranos rockeros de Oklahoma, el grupo acaba de obtener el mayor impacto mediático en 36 años de carrera con dos conciertos en su ciudad natal. Banda y fans pasaron una hora y diez minutos –más no permitía el oxígeno– dentro de burbujas de plástico. Sobre el escenario cada músico contó con su propia bola, pero los fans podían compartirla hasta entre tres personas –convivientes, eso sí– e incluía cada una altavoz, botella de agua, ventilador y toalla. Y, si apretaba la vejiga, un empleado con mascarillas te llevaba al baño.
Cada burbuja incluía en su interior un altavoz, botella de agua, ventilador y toalla
Cien burbujas abarrotaron así una sala para 3500 personas. Todo un éxito que los Lips piensan repetir en marzo. ¿Cundirá el ejemplo? Bien que lo necesita una industria en horas bajas que en la UE genera 82.000 millones al año.
Foto apertura: la sala, con capacidad para 3500 personas, se llenó con cien burbujas que podían compartirse hasta entre tres personas convivientes.
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