El plato chino que no comen en China
PALABRERÍA
Avícola. En los restaurantes chinos de Estados Unidos es habitual encontrar en la carta un ave con apellido marcial: el pollo general Tso. No es el único militar que da nombre a un plato: Arthur Wellesley, duque de Wellington y comandante jefe del Ejército británico, bautiza un solomillo. El escalafón también pone firmes a los alimentos. En precio, el corte de vacuno está por encima de la masificada y asequible carne avícola, aunque no necesariamente en el disfrute. También hay prejuicios en cuanto a su concepción: el pollo general Tso es una especialidad de restaurante popular y de ejecución sencilla, mientras que el hojaldre que contiene el bóvido sonrosado requiere de manejos de alta escuela, aunque siempre existe el atajo de la masa de supermercado y una resolución aproximada a la boñiga.
Manga. No hay documentación de que Tso –en realidad, Zuo Zongtang (1812-1885), líder militar durante la dinastía Qing y nacido al norte de Changsha, en la provincia de Hunan (retengamos el dato)– tuviera predilección por el pollo ni que Wellington babeara por el solomillo. ¿Por qué entonces el generalato nombra una comida de soldados rasos? Esta es una historia de viajes, apropiaciones, malentendidos y fracasos que a lo mejor son éxitos. Aunque un cocinero chino, Peng Chang-kuei (1919-2016), nacido en Changsha, en la provincia de Hunan (retengamos el dato), fue quien se lo sacó de la manga, es un plato desconocido en China, o poco implantando, tal como explica el documental The search for general Tso (2014), que sigue la huella alada por Shanghái, Nueva York y el Medio Oeste de los Estados Unidos.