Combate: Smash Burger contra Burger Mofletuda
Combate: Smash Burger contra Burger Mofletuda
PALABRERÍA
Truco. Si alguien quiere ganar dinero con la hostelería, lo mejor es una carta corta, especializada y sin complicaciones: hamburguesas, por ejemplo, cuyas carnes picadas están repletas de trucos y grasas para amplificar el placer y ahorrar gastos. Puede que fuera en Nueva York donde la burger gourmet, ese género de carteristas, comenzó a propagarse como epidemia: era a comienzo de la década de los 2000 y Daniel Boulud sacaba dólares a incautos felices con carnes inyectadas con guiso de costillas y fuagrás. Cebaban los hígados humanos con hígados de pato, en un proceso compensatorio, y les aligeraban el bolsillo.
‘Allioli’. Mi primera burger importante no fue la de Boulud en la costa este, sino en la costa oeste, la del Zuni Café, en San Francisco, establecimiento fundado en 1979 y que con la incorporación de la cocinera Judy Rodgers, que falleció en 2013, acaparó reconocimientos y adulaciones. La receta de la burger es suya (la-mejor-hamburguesa-de-
Rococó. Tanto la de Boulud como la de Rodgers son hamburguesas con peso y volumen, el modelo que miles de hamburgueserías sofisticadas han seguido después, en una fantasía de aliños y añadidos y nombres supuestamente ingeniosos que hace imposible orientarse en las pizarras donde se exponen. El rococó ha facilitado un retorno al origen, a las hamburguesas primigenias, sin pomposidad, la smash burger, un disco de carne de vacuno de unos 120-150 gramos (importante: con un 20-30 por ciento de grasa) o dos de unos 60-80 gramos cada uno, aplastados (smash) sobre la plancha y con pocos acompañantes, aunque la contención se va olvidando y el recargamiento amenaza, con la obvia intención de aumentar el precio. La Burger Mofletuda, enorme, hay que comerla con cuchillo y tenedor; la smash burger permite el banco callejero.
Lío. Ese es el estilo que René Redzepi eligió para debutar en Burgerland durante el confinamiento en Copenhague, cuando transformó Noma (el-mejor-restaurante-del-
Canal. Popl se refiere a popular y lo es con cachondeo: 20 euros la burger, buena, sí; con cantidad de grasa, sí; con garum de vacuno, sí (un invento propio); con mayonesa de pepinillo, cebolla roja y queso cheddar, sí; pero, amigo, 20 euros, y copa de vinito tinto a 10 euros (el vin rouge de Le Clos du Tue-Boeuf, que en España cuesta 15 euros… la botella). Restaurante a tope en una noche de agosto, con los barcos atracados en el canal sin luz. A menor precio
(12 euros) y con parecido carácter, la de Gasoline Grill (la-mejor-hamburguesa-de-
Lucha. La pesada Burger Mofletuda se enfrenta a la rápida Smash Burger en un combate de catch. ¿Quién se alzará con el título en esta lucha fingida y dramatizada?