Apenas tiene 21 años, pero ya se ha convertido en una codiciada figura del toreo. Hablamos con Andrés Roca Rey, el limeño, afincado en Sevilla, que llena las plazas hasta la bandera. Por Virginia Drake
Sus tardes de toros son auténticos recitales de capote y muleta, y sus contundentes estocadas ponen en pie los tendidos. Hablar de Roca Rey es hablar de pureza, aplomo, de valor y de emoción. Y también de dramatismo, de volteretas y de graves cogidas. Apenas tiene 21 años y se ha convertido en la codiciada figura del toreo que llena hasta la bandera las plazas en las que, según los entendidos, evoca las esencias de Luis Miguel Dominguín. Este limeño, espigado y reflexivo, es la nueva apuesta que el maestro José Antonio Campuzano trajo definitivamente a Sevilla al cumplir los 16. Desde entonces, su carrera ha sido vertiginosa.
XLSemanal. Su madre (asesora financiera en fondos de pensiones) hizo lo imposible por distraerlo de los ruedos.
Roca Rey. Me apuntó a clases de tenis, de golf…, pero no lo consiguió. Ahora está orgullosa y feliz. Pero debe de ser duro para ella, porque tiene dos hijos toreros. Hay veces que se le ve en la cara que está preocupada.
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A los 7 años toreó su primera becerra. Con 11 lidió su primer novillo
XL. Con su padre (empresario de la industria del algodón) lo tuvo más fácil.
R.R. Sí, lo tenía asumido: toreé una becerra a los 7 años y lidié mi primer novillo con 11. Fue una carrera natural.
«Mi madre me apuntó a clases de golf, de tenis… Pero no consiguió separarme de los ruedos»
XL. Nació en una familia acomodada, muy relacionada con el mundo taurino. Su abuelo fue administrador de la plaza de Acho (Lima), de la que ahora es empresario su tío Juan; su tío José Antonio es rejoneador; y su hermano mayor, Fernando, matador de toros…
R.R. Mis papás me inculcaron estudiar e ir a la universidad, pero elegí perseguir mi sueño y supe que para conseguirlo tenía que venir a España. Conocí al maestro Campuzano y me vine aquí: primero, con 14 y 15 años, en los meses de verano; y luego, a los 16, ya me quedé a vivir en Sevilla.
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Camiseta gris envejecida, de Ikks. Jeans con rotos, de Levi’s
XL. Y mientras sus amigos se iban de fiesta, usted acudía a los tentaderos.
R.R. Pues sí, a fiestas he ido a pocas. De lunes a viernes estudiaba y los fines de semana me iba al campo a casa de algún amigo que tenía ganadería.
XL. Ha triunfado en Pamplona, donde algunos aficionados están de espaldas al ruedo bebiendo y cantando, y ha conseguido que se giren y hasta se haga el silencio.
R.R. Fue muy bonito, en una plaza llena de gente joven. Aunque yo toreo para mí. En cada toro entrego mi vida.
XL. ¿No torea para el público?
R.R. Si toreara para la gente no transmitiría tanto, sería algo más prostituido. Toreo porque me apasiona, me hace sentir vivo, y porque me gusta notar el paso del toro a mi lado.
«Me gustan las redes sociales. Van con mi generación. Es una buena forma de hacer afición»
XL. Siente remordimientos si una tarde no entrena. ¿Desde cuándo no va al cine?
R.R. No me acuerdo [ríe]. Me obsesiona dedicar todo el tiempo a mi profesión.
XL. En una ocasión comentó: «Me han dicho que tener novia es muy malo».
R.R. Lo diría de broma [ríe]. En la vida, cada cosa tiene su momento y ahora estoy centrado en el toro.
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Con sus padres, Fernando Roca Rey Müller y María Mercedes Valdez, en una foto de su Facebook
XL. Ha triunfado en el mundo de los toros en un momento en el que está muy cuestionado socialmente. ¿Es optimista?
R.R. Yo veo muchísimos más seguidores con menos de 30 años que mayores de esa edad. Cada vez más gente de mi generación me sigue en Instagram y Twitter. Veo futuro en la fiesta.
XL. Es uno de los pocos toreros con un chatbot (‘asistente virtual’) en Twitter que envía mensajes a sus seguidores.
R.R. Me gustan las redes sociales. Es una forma muy buena de hacer afición.
«No tengo ningún problema en compartir cartel con una mujer. El toro no sabe de sexo»
XL. ¿Contesta a quienes insultan a los toreros o les desean la muerte?
R.R. No, porque determinadas cosas me gusta decirlas a la cara. Lo único que pediría a los antitaurinos es respeto.
XL. En 2 años ha mojado la oreja a casi todos los de arriba del escalafón.
R.R. Siento que he podido avanzar más que ellos o que he tenido alguna tarde en la que yo he estado mejor; pero solo me preocupo de mí.
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Roca Rey ayudado por su hermano Fernando, también torero, tras una cogida en Málaga en agosto de 2016
XL. Lo habrán comparado muchas veces con su hermano. ¿Él lo lleva bien?
R.R. Mi hermano está feliz con todo lo que me pasa, igual que yo de todo lo que le pasa a él. Fernando es de los toreros con los que tengo más rivalidad cuando toreamos juntos o estamos en un tentadero. Ha sido, y sigue siendo, clave en mi vida y muchas de las cosas que he conseguido se las debo a él.
XL. ¿Le incomoda compartir cartel con una mujer torero?
R.R. No es habitual ver mujeres toreros, pero las ha habido muy buenas y las he respetado igual. El toro no sabe de apellidos, de países ni de sexo. No tengo ningún problema en compartir cartel con ellas, al contrario.
«Los toreros lloramos, claro que lloramos»
XL. ¿Cuánta gente trabaja para usted?
R.R. Unas 20 personas, 16 de ellas en el mundo del toro. Es lo que he soñado conseguir toda mi vida.
XL. Impresiona el respeto que le tienen quienes lo doblan en edad y experiencia.
R.R. Esto es así, el matador es el que se juega la vida, el que tiene la responsabilidad y la presión. Pensar en toda esa gente me hace venirme arriba en la plaza; en los momentos difíciles esas personas me ayudan muchísimo.
«Yo no me juego la vida por dinero. Siento el toreo de otra forma. Es algo casi espiritual»
XL. Parece tranquilo, pero veo que tiene varios movimientos y tics nerviosos.
R.R. Es que tú me pones nervioso.
XL. ¡Ya! [Risas].
R.R. La verdad es que no me doy cuenta de esos movimientos, me gusta hacer muchas cosas y soy una persona muy activa. Al mismo tiempo, sé que hay que pensar mucho las cosas.
XL. Tiene tantas cornadas como años. Abandonó los ruedos unos meses para tratarse en Estados Unidos dos fracturas craneoencefálicas, tomó la alternativa en Nimes con una ristra de puntos en el muslo y el metacarpiano roto… ¿Apenas le duelen las cornadas?
R.R. Me duelen; algunas, mucho. Aquellos dos golpes en la cabeza fueron muy seguidos y tuve que cortar la temporada. Estar dos meses lejos de las plazas no fue un momento bonito; pero, de cada cosa que te pasa, tienes que sacar lo bueno. Yo saqué experiencia y más fuerza para torear.
XL. ¿Ha llorado muchas veces?
R.R. Claro; a los toreros, como a cualquiera, se nos pasan muchísimas cosas por la cabeza que nos hacen sufrir. Y lloramos, claro que lloramos.
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Camisa de lino en azul marino, de Mirto. Pantalón de rayas marino, de Dockers
XL. César Rincón nos contó que, cuando casi muere de una hepatitis por una transfusión, lloraba bajo la ducha para que las lágrimas se mezclaran con el agua y ni siquiera él las viera.
R.R. Son momentos de inmensa tristeza y de mucha impotencia, de querer sentirte torero otra vez. Precisamente el maestro César Rincón, en una finca en Colombia, me dijo esta frase: «El dinero se gana y se pierde, pero el tiempo nunca se recupera».
XL. Frente al toro, ¿se olvida de su cuerpo?
R.R. Me gusta estar delante del toro en estado puro; y, aunque no olvido que tengo cuerpo y sigo sabiendo quién soy y lo que hago, me abandono, me dejo llevar. Es un sentimiento cargado de adrenalina que solo se da cuando estás ahí. Es cuando me siento más a gusto, algo casi espiritual. Los momentos más intensos de mi vida, sin duda, los he pasado delante de un toro. La mía es una profesión en la que estás a tope en cada momento, tanto cuando estás en alegría como cuando estás en tristeza.
XL. La plaza de toros de Roquetas de Mar, con un aforo de 7800 localidades, es de gestión municipal. En Internet se han publicado las cantidades cobradas por ciertos toreros en esa plaza: el Juli, 90.000 euros; José Mari Manzanares, 60.000; Andrés Roca Rey, 50.000; Enrique Ponce, 45.000…
R.R. Yo vi publicado eso de Roquetas de Mar y no es cierto. No estoy enterado de esos números.
«Rezo, pero no en la capilla de la plaza. Es curioso que muchos toreros vayan a pedir y no acudan luego a agradecer»
XL. ¿Le consta que esas cantidades no son las que se pagaron?
R.R. Me parecen muy extraños esos números. Además, una negociación entre partes no se tiene que hacer pública. Pero bueno… este es un problema del que lo ha sacado.
XL. ¿Su caché debería ser más alto?
R.R. Yo me concentro en mis cosas. Mi motivación soy yo, no los demás.
XL. No haber pasado necesidades nunca ¿lo hace menos interesado por el dinero?
R.R. El dinero es importante para todo el mundo y, obviamente, yo me considero ‘todo el mundo’ [ríe], pero no es mi prioridad. Ahora estoy concentrado en mi profesión. No soy un obsesivo del dinero. Nadie se jugaría la vida por dinero.
XL. No sé yo si…
R.R. Pues yo no: siento el toreo de otra forma. Debes tener un nivel y ganar dinero, pero hay cosas mucho más allá de eso. A mí, delante del toro, no se me ocurre pensar cuánto puedo estar ganando en esa plaza.
XL. Cuando está delante del toro, ¿siente que se está jugando la vida?
R.R. Sí, lo piensas y, por supuesto, me muero de miedo cuando, en la plaza, se me cruza por la cabeza la idea de que, si me coge el toro, me mata y dejo de existir en ese instante. Hay una frase que pienso mucho: «Por mucho que te cuides, valedor, jamás saldrás vivo de este mundo». El valedor es aquel que le da mucho valor a la vida.
XL. Ha vivido la muerte de dos toreros, Víctor Barrio e Iván Fandiño…
R.R. [Interrumpe]. He vivido la muerte de cuatro toreros estos dos últimos años: dos en España, otro en México y uno en Perú que, además, era muy amigo mío. Hay una frase que leí que me gusta mucho: «Cuando tú existes, la muerte no es; y cuando la muerte es, tú ya no existes». Si cuando viene la muerte nosotros ya no somos, da igual si nos toca ahora o a los 80 años.
XL. ¿Igual, igual con 80 que con 21…?
R.R. Es una forma de entender la vida. Creo que la gente que piensa mucho en el futuro no se da cuenta de los momentos bonitos que deja pasar.
XL. ¿Vive con las maletas hechas?
R.R. Me gusta vivir el día a día y disfrutar cada momento.
XL. Estudió en el colegio de las Carmelitas de Lima, ¿es religioso?
R.R. Sí, mucho. Rezo, aunque no voy mucho a misa, solo cuando puedo.
XL. ¿Viaja con capilla?
R.R. No, pero llevo siempre puesta esta pulsera que me regaló un familiar. Está hecha de tela morada -como el Señor de los Milagros de Lima- y tiene una pequeña cruz colgando, de la misma tela. Cuando voy a torear, tampoco voy a la capilla de las plazas, como hacen muchos toreros. Es curioso que ellos siempre entran antes de torear, pero nunca lo hacen al salir. Creo que, si van primero a pedir, también tendrían que ir después para agradecer.
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En 2017, Roca Rey inició la temporada española con mal pie. Tras sufrir en marzo una fuerte voltereta en Cieza (Murcia), que le afectó a la zona el coxis, reapareció en Lisboa el 6 de abril. Dio dos vueltas al ruedo
XL. Ahora toca el cielo con los dedos, llena las plazas, ¿pero es consciente de que esto no dura eternamente?
R.R. Sé que algún día no podré cortar orejas, por cualquier circunstancia, o que pincharé un toro, como ya me ha sucedido, y que no estaré a la altura, pero mi voluntad estará siempre por encima de todo eso. He tenido tardes que han sido duras, cuando el toro apenas embestía o en las que, por lo que sea, no han salido bien las cosas; pero en esta profesión no te miman, te exigen y, cuando te ven entregado y dispuesto a jugarte la vida, te respetan.
XL. ¿Cómo es la noche después de una mala tarde?
R.R. Te da mucho que pensar al principio, pero luego solo quieres descansar y dormir. Al día siguiente te levantas con la cabeza más fría y es cuando analizas por qué ha sido mala. Yo duermo mejor esa noche que cuando he triunfado, que estoy más nervioso por disfrutar el triunfo.
XL. ¿Prefiere estar solo cuando ‘ha pinchado en hueso’?
R.R. Quiero estar con la misma gente cuando triunfo que cuando no sale bien la tarde, porque me gusta estar rodeado de quienes se juegan la vida conmigo.
XL. El 1 de septiembre toreará en Ronda, con Cayetano Rivera y Morante de la Puebla. ¿Se ha hecho ya un traje ad hoc?
R.R. Lo estamos diseñando ya y ojalá que quede bonito. Es una corrida muy especial. Cayetano y Morante son grandes toreros, pero tengo ganas de que llegue, sobre todo, por Ronda.
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