James Safechuck tenía 10 años cuando conoció a Michael Jackson. Asegura que el cantante se esforzó en crear un fuerte vínculo emocional con él -y con su familia- en una retorcida estrategia que culminó en centenares de episodios de abuso sexual… y un simulacro de boda. James, y otro hombre que entonces pasó por lo mismo, han decidido revelar lo sucedido en un polémico documental. Por Jane Mulkerrins / Fotos: Amanda James, Shutterstock y Getty Images 

· Los guardaespaldas de Michael Jackson cuentan sus secretos

Durante gran parte de su vida -de los 7 a los 30 años-, Wade Robson afirma que se vio obligado a contar una mentira. «Hoy quiero contar la verdad, y en voz tan alta como cuando mentía», asegura.

La verdad, según Robson, es que Michael Jackson abusó sexualmente de él entre los 7 y los 14 años. La mentira, reconoce hoy, es que Jackson no abusara de él. Sin embargo, eso fue lo que declaró bajo juramento cuando el artista fue acusado de abusos a menores.

El primero en acusarlo fue Jordan Chandler en 1993. La demanda se resolvió con un acuerdo extrajudicial; la prensa habló de una indemnización de 20 millones de dólares. El segundo fue Gavin Arvizo en 2005; el jurado absolvió a Jackson.

Pero, hoy, Robson cuenta lo que él dice que es la verdad en el muy polémico documental Leaving Neverland. Esta producción se centra en Robson, que hoy tiene 36 años, y en James Safechuck, quien asegura que Jackson también lo violentó desde que tenía 10 años.

«Mucha gente se escandaliza por los actos sexuales, pero lo que yo encuentro más aterrador es lo que rodeaba a esos actos: el poder, la manipulación…»

El director del documental no se corta -lo mismo que sus dos protagonistas- a la hora de describir los encuentros sexuales que, siempre según estas dos personas, se prolongaron durante años.

En el curso de una secuencia espeluznante, Safechuck hace un recorrido mental del rancho de Jackson, Neverland: desde la sala de cine, pasando por «el castillo», el gran tren de juguete, las tiendas de campaña, la piscina… «Practicábamos sexo en todos estos lugares -dice sin alterarse-. Sé que parece de degenerados, pero la sensación era la que tienes cuando llevas poco tiempo saliendo con alguien: lo haces cada dos por tres». En otro momento, Safechuck enseña una colección de joyas que, siempre según su versión, Jackson le compró. Entre ellas hay un anillo de oro, y Safechuck dice que lo usaron durante una falsa ceremonia de boda, en la que Jackson y él hicieron los oportunos «votos».

Es la mañana posterior al estreno de la película en el Sundance Film Festival, en Utah. Tras la proyección, el público, impresionado por sus descarnadas afirmaciones en la pantalla, ovacionó puesto en pie a Robson y Safechuck. Esta mañana, en la suite de su hotel, Robson -un prestigioso coreógrafo- reconoce que lloró durante casi todo el pase. Fue hace 6 años cuando reveló lo sucedido en el programa de televisión Today y cuando presentó una denuncia contra los herederos de Jackson. «Durante todo este tiempo he luchado para que me escucharan -indica-. No ha sido mi intención convencer a la opinión pública de una cosa u otra; lo que quería era que oyeran lo que yo tenía que decir».

Muchos de sus alegatos son turbadores. «Mucha gente se escandaliza por los episodios sexuales, pero los superé y ahora forman parte de mi vida -dice Safechuck, que hoy trabaja en el sector de las nuevas tecnologías-. Lo que a mí me resulta más horripilante es todo cuanto rodeaba a estos encuentros: el poder, la manipulación…».

La película, por supuesto, ha escandalizado a los admiradores de Jackson. La familia del cantante, fallecido en 2009, es radical en sus críticas al filme, descrito como «un linchamiento en público». En un comunicado de prensa, los familiares declaran que «nos sentimos orgullosos de lo que Michael Jackson representa […]. Michael Jackson es y siempre será inocente al cien por cien de todas estas falsas alegaciones». El sobrino del cantante, Taj Jackson, está recabando fondos a través de Internet para producir su propio documental en defensa de su tío. Según escribe Taj en su portal, «una vez más, nos vemos obligados a defender el buen nombre de Michael Jackson […]. Las sucesivas absoluciones y la investigación efectuada por el FBI durante 10 años tendrían que haber dejado las cosas más que claras de una vez».

La semana pasada, los herederos pusieron una demanda al canal por cable HBO (productor del documental), al que reclaman una indemnización de cien millones de dólares, con el argumento de que la película quebranta un acuerdo firmado en 1992. en una de las cláusulas, el canal se comprometía a no hablar mal del cantante en el futuro. Aquel contrato autorizaba al canal a emitir Michael Jackson in concert in Bucharest: The Dangerous Tour, pero, según la denuncia, el documental actual viene a sugerir que Jackson estuvo toqueteando a niños durante la gira de la que proceden las secuencias de dichos conciertos, repescadas para la nueva película.

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James Safechuck tiene hoy 40 años; está casado y tiene dos hijos. Trabajó en el mundo del cine y la música, pero ahora se dedica a la tecnología informática en Los Ángeles

«Es justo lo que nos esperábamos -cuenta Dan Reed, el director del documental-. Vilipendiar a los que fueron violentados, hacer que se sientan demasiado avergonzados para decir palabra, tacharlos de codiciosos… sin tener en consideración, aunque sea durante un instante, la posibilidad de que bien podrían estar diciendo la verdad».

Ganador de un premio Bafta por su documental de 2009 Terror in Mumbai, Reed asegura que no se planteó hacer una película en contra de nadie. La propuesta inicial se la formuló Daniel Pearl, por entonces el jefe de informativos de Channel 4. «Cuando Pearl me ofreció el proyecto, yo no tenía ni idea de quiénes eran James y Wade, no sabía si estaban diciendo la verdad o no, tampoco tenía ideas preconcebidas sobre Michael Jackson», dice Reed. Viajó a Estados Unidos para reunirse con los abogados de Robson y Safechuck y más tarde se entrevistó con los dos en persona durante varios días. Safechuck vive en Los Ángeles con su mujer e hijos, y Robson en Hawái con su esposa y su hijo.

«Uno y otro coincidían en describir de forma serena y sin aspavientos situaciones muy escabrosas. Las personas que se inventan una historia no suelen expresarse de ese modo», recuerda Reed. Un apunte fundamental: «Lo vi todo claro cuando comprendí que los dos niños se habían enamorado perdidamente de Michael Jackson. No estoy refiriéndome a que se sintieran deslumbrados por su carisma, su talento y su riqueza, sino a que estaban sinceramente enamorados de él, y en eso se basaba su relación sexual».

Toda una campaña de seducción

Wade Robson era un niño australiano, un bailarín prodigioso y un admirador incondicional de Jackson. Con solo 5 años, vestido como una versión en miniatura de su ídolo, ganó un concurso de un centro comercial y fue premiado con unas entradas para ver a su héroe, donde lo conoció personalmente.

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Wade Robson tiene hoy 36 años, una esposa y un hijo de 9. Robson es un prestigioso coreógrafo que ha trabajado con artistas como Britney Spears y *NSYNC

Por su parte, Safechuck creció en Los Ángeles y hacía pinitos como actor; a los 8 años lo seleccionaron para participar en un anuncio de Pepsi protagonizado por Jackson. Tanto el uno como el otro aseguran que el cantante se esforzó en ganárselos a ellos… y a sus familias. «Una gigantesca campaña de seducción», según describe Safechuck.

La película incluye los testimonios de las madres de ambos. La madre de Wade reconoce que se sentía tan unida a Jackson que llegó a pensar en él como en un hijo más. El artista, comenta, solía llamar a su casa de Australia y durante un par de años estuvo bombardeando a «mi pequeñín» Wade con mensajes enviados por fax.

Cuando tenía 8 años, Wade se marchó a California en compañía de su madre y de su hermana mayor, dejando atrás a su hermano y a su padre (a este último más tarde le diagnosticaron como bipolar y terminó por suicidarse). Los tres pasaron a vivir en un apartamento alquilado por Jackson. Ese año, Robson apareció en tres vídeos del cantante. Por su parte, la familia Safechuck solía invitar a cenar a Jackson a su casa en Los Ángeles.

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Wade denuncia que sufrió abusos de Jackson con solo 7 años, tras ganar un concurso de imitadores del cantante en su Australia natal. Fotograma del documental Leaving Neverland

La película viene a confirmar la campaña de seducción orquestada por Jackson, pero no deja bien paradas a las familias ni elude la cuestión inquietante: ¿por qué sus madres permitieron a sus hijos compartir cama con Jackson una y otra vez mientras ellas dormían en la habitación de al lado? En una de las secuencias, la madre de Safechuck reconoce: «La jodí. No supe proteger a mi pequeño».

Según los afectados, los abusos tuvieron lugar hasta que Robson y Safechuck entraron en la adolescencia. Tal y como afirman, entonces fueron «sustituidos» por chavales más pequeños. Ambos coinciden en que Jackson siguió manteniendo relación amigable con ellos y colmándolos de costosos regalos: un coche nuevo para Safechuck cuando cumplió los 16 años, por poner un ejemplo. También les proporcionó ayuda en sus incipientes carreras profesionales.

Depresiones, vergüenza, drogas

Robson y Safechuck resultan convincentes al hablar con ellos en persona. Piensan bien lo que dicen y matizan sus palabras. En un momento de la conversación recurro a la palabra ‘forzados’ en relación con los encuentros sexuales que -siempre según ellos- tuvieron con Jackson. Safechuck me corrige. «Yo no hablaría de relaciones forzadas -indica-. Era una relación de amor. Es lo que muchos tienen más problema en comprender, y de ahí vienen esos profundos sentimientos de vergüenza. El placer físico era real, pero se daba en el marco de una relación profundamente dañina e inapropiada».

«Michael se las arreglaba para que te creyeras que todo había sido idea tuya. Pero, cuando has tenido un hijo, miras a tu pequeño y te dices que no, que de eso nada. Porque no tiene el menor sentido»

Los que niegan sus acusaciones argumentan que en su momento prestaron declaración a favor de Jackson. «Desde el primer día, Michael me dijo que si alguien se enteraba iríamos a la cárcel y estaríamos encerrados hasta el final de nuestros días», afirma Robson. Añade que, cuando acudió en defensa de Jackson en 2005, lo hizo a petición del cantante. «Por entonces, mi vida entera estaba sustentada en los aspectos positivos de mi relación con Michael: la amistad entre los dos, la ayuda que me brindó en mi carrera profesional… Tenía la sensación de que todo estaba a punto de venirse abajo, y eso resultaba aterrador».

A esas alturas, Safechuck tenía 27 años. Como cuenta, ya se había distanciado de Jackson cuando el artista lo llamó y le pidió que testificara en el juicio de 2005. Cuando dijo que no, Jackson se puso hecho una furia y lo amenazó.

Safechuck y Robson reconocen que los abusos sexuales que describen siguieron ejerciendo un profundo efecto negativo en sus vidas pasados los años. Tuvieron etapas de profunda depresión y sufrieron colapsos nerviosos. «No sabía si era gay o no -recuerda Robson-. En el plano sexual, me sentía atraído por las mujeres, y mucho. Pero siempre terminaba por hacerme la misma pregunta. Hice lo posible por demostrarme a mí mismo que era heterosexual».

«Creo que una parte de mí se murió -dice Safechuck-. Te sientes muerto por dentro, te vuelves insensible, no aprendes a manejarte con las situaciones, buenas o malas. En lugar de detestar a Michael, me detestaba a mí mismo». Antes de cumplir los 30 años, durante su etapa en un grupo de rock, recurrió a las drogas como anestésicos temporales que lo ayudaban a eludir los sentimientos de vergüenza. Cuando entró a trabajar en el mundo de la tecnología y consiguió «un empleo de verdad», cambió de forma de vida. «Pero nada más dejar las drogas, volví a encontrarme sumido en el dolor. Volví a sentirme abrumado por todo cuanto había estado tratando de olvidar. Lo pasé fatal. No te das cuenta de dónde procede tanto sufrimiento; no terminas de relacionar los abusos con el dolor que te devora por dentro».

Para uno y otro, la paternidad fue el catalizador que les permitió abrir la caja de Pandora de los abusos que describen. Ambos tuvieron hijos en 2010. «Michael se las arreglaba para hacerte sentir culpable, para que te dijeras que todo había sido idea tuya, que el responsable habías sido tú -expone Safechuck-. Pero cuando has tenido un hijo, miras a tu pequeño y, por primera vez en la vida, te dices que no, que de eso nada. Porque no tiene el menor sentido».

Sacar a las víctimas de abusos del aislamiento

Antes del estreno del documental el mes pasado, Robson y Safechuck habían coincidido un par de veces de niños, pero solo se habían visto una vez siendo ya adultos. Los dos elevaron sendas denuncias por abusos sexuales contra los herederos de Jackson en 2013 y 2014. Am7bas fueron rechazadas por un juez que consideró que los hechos habían prescrito y, además, tuvo en consideración un vacío legal por el que MJJ Productions -la compañía tenedora de los derechos adjudicados a los herederos- no podía hacerse responsable de los comportamientos del finado cantante. Los denunciantes han recurrido la decisión judicial.

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De niño, James Safechuck protagonizó con Michael Jackson un anuncio de Pepsi. Así conoció a quien, según denuncia, abusaría de él. Foto: Sutherstock

«En mi caso, y diría que en el de muchos de los que sufrieron abusos sexuales en la niñez, te sientes aislado», dice Robson. Y ahora que ha tratado a Safechuck, añade: «Me siento comprendido, aceptado, con renovada capacidad para decir la verdad. Lo que espero es que esta película facilite que otras víctimas de abusos en la niñez se sientan de la misma manera. No podemos cambiar lo que nos sucedió, pero esperamos que el documental ayude a otros a salir de su aislamiento».

Pocos días antes del estreno oficial, Reed lo proyectó, en privado y de forma individual, a cada uno de los miembros de las familias de Robson y Safechuck. Joy Robson -la madre del primero- pidió que se saltara la descripción que su hijo hace de los supuestos abusos sexuales. Prefiere ahorrarse los detalles, dice.

A Stephanie Safechuck le incomodaron otros aspectos. James explica: «Creo que mi madre esperaba encontrarse con una secuencia en la que la perdonase, pero no he terminado de hacerlo, y eso le duele». Según agrega, «hubiera sido una hipocresía por mi parte decir que la he perdonado. El perdón no es una línea que cruzas -reflexiona Samechuck-. Es un camino que hay que recorrer, y sigo recorriéndolo».

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