Úrsula Corberó lleva en esto desde niña. Para Jaime Lorente, sin embargo, la fama y la popularidad son una novedad a raiz de su papel en la serie de televisión ‘La casa de papel’. Ambos han abrazado el fenómeno con naturalidad, aunque admiten que con esto de la fama surgen muchos amigos que, tal vez, no lo son tanto. Por Fernando Goitia / Foto: Pedro Walter

Vuelve ‘La casa de papel’, el gran golpe de la televisión

XL. Suena el teléfono y les dicen: «Vuelve La casa de papel». ¿Cómo se quedaron?

Úrsula. ¡Uf! Yo lloré. Tenía mis sospechas, después de todo lo que pasó con la serie, pero hasta que no te llaman…

Jaime. Recuerdo que llevábamos tiempo sin hablar y, después de que me llamaran esa tarde, tú me llamaste. Y los dos en plan: «¿Qué?»

Úrsula. Ah, sí, sí. «¿Qué, qué?». Es que nos habían dicho que no podíamos decir nada a nadie. Fue algo así como: «¿Qué tal?». «Nada, ¿todo bien?». «Sí, bien, aquí. Con llamadas. ¿Y tú?» [se ríen].

Jaime. «Sí, también, con llamadas» [ríen]. Ya entendimos que nos habían llamado a los dos y nos liamos a hablar. Eso fue como un año antes de empezar a rodar. Hace más de año y medio.

XL. Supongo que la oferta incluiría un aumento de sueldo.

Úrsula. Claro, de sueldo y de todo. Imagínate, en la primera parte ya se hizo todo a lo grande con poco dinero; y ahora que hay pasta es una sobrada constante. Ese es el espíritu de la serie: la acción y los propios personajes, todo es bestial.

XL. En la trama de la primera parte, el personaje de Úrsula salía de la Fábrica de la Moneda y volvía a entrar. ¿Se vio fuera de la serie?

Úrsula: No, no, lo que todos pensábamos era, más bien: «a ver cómo hacen los guionistas para volverme a meter». De hecho, casi que me apetecía salir a tomar un poco el aire [se ríen] y rodar unos días con la otra unidad. Porque esto, en realidad, son dos rodajes paralelos: los atracadores encerrados y la carpa de la Policía, la investigación,  y demás, afuera.

Jaime: Jamás nos cruzamos con ellos. Son compañeros nuestros, estamos en la misma serie, pero nunca los vemos. Es que algunos ni nos conocemos. Y ahora menos todavía, porque rodamos en dos platós.

XL. ¿Recuerdan sus reacciones al leer el final de la historia?

Úrsula: Es que no conocemos el final, vamos capítulo a capítulo. No sabemos ni lo que pasa en el próximo que rodamos. Nos llegan los guiones y todos elucubramos: «¡Hostias!, ¿y esto? ¿Será que van a ir por aquí o por allá?». Para nosotros es como una lotería.

Jaime: Sí, a diferencia de Juego de Tronos, aquí no pensamos en quién va a morir sino en quién se va a lesionar [se ríen].

Úrsula: Yo sólo he visto la primera temporada de Juego de Tronos.

Jaime: ¡Qué envidia! Ojalá pudiera yo volver ahora a…

Úrsula: Todo el mundo me dice lo mismo. Creo que debía de estar muy cansada cuando la vi, porque me dio pereza. Tenía que pensar mucho y no estaba en el estado de ánimo adecuado.

XL. ¿Se vive con más nervios el rodaje de esta nueva temporada, por la presión de estar a la altura?

Úrsula: Estuvimos ocho meses con el rodaje anterior y ya está todo muy establecido. Por más que haya un antes y un después para la serie, para nosotros todo se remite a los personajes y a la trama. No importa nada más. A veces, de hecho, me voy a casa y pienso: «A lo mejor debías haber pensado un poco más en que te va a ver todo el mundo. Igual has estado demasiado relajada hoy». ¿A ti no te pasa eso, Jaime?

Jaime: Nunca. Yo no lo pienso ni un poquito. Te vuelves loco si vas por ahí. Me enfoco en el trabajo. Además, nuestros personajes ya están creados, no tenemos que inventarlos, como al principio. Vemos ahora por dónde siguen, pero el trabajo es más de retomarlos.

Úrsula Corberó y Jaime Lorente: "La fama hay que vivirla con subidón, disfrutando. Sin falsa modestia" 1

XL. Han pasado tres años desde los hechos narrados antes. ¿En qué han cambiado?

Jaime: Han madurado. Eso se nota. Ya no son tan niñatos.

Úrsula: Sobre todo el clan juvenil.

XL. Yo he visto los dos primeros capítulos y, la verdad, los veo igual.

Jaime: Es que se percibe mejor si vuelves a ver las temporadas anteriores antes de meterte en esta. Verlo todo seguido, quiero decir. Hay cambio, de verdad. Igual lo percibes mejor cuando veas el resto de los capítulos.

Úrsula: Tokio, por ejemplo, se ha cambiado el pelo. Tiene otro aire…

XL. Pero mantiene ese aire a lo Natalie Portman en El profesional. Esa referencia, ¿fue idea suya?

Úrsula: Pues fue muy curioso, porque cuando me pasaron el primer guion y conocí a Tokio, pensé enseguida en ese personaje, Matilda. Yo la llevaba en la cabeza el día que fui a hacer las pruebas de vestuario, maquillaje y peluquería, y cuando llego veo en un tablón varias fotos de Natalie Portman. Así que hubo telepatía, fuimos a la par. Para esta temporada, querían ponerme una peluca porque ahora tengo el pelo corto, pero les dije que era momento de ver a otra Tokio. Es un personaje muy marcado por el pelo y que cambiara de look daba cierta información sobre el personaje.

XL. Hombre, empiezas en una islita paradisíaca del Caribe…

Úrsula: Sí, not bad, ¿eh?

XL. Lo digo porque usar peluca en un lugar así…

Úrsula: No creas, todo es posible en La casa de papel. Hay cosas que no podemos contar, pero te sorprenderás.

«La fama hay que vivirla con subidón, disfrutando. Sin falsa modestia». Úrsula Corberó

XL. ¿En qué aspectos esta serie ha cambiado vuestras vidas?

Jaime: ¿En cuales no la ha cambiado? [Se ríen]. Ha sido todo muy heavy. Úrsula ya estaba más acostumbrada a estas cosas, pero para mí ha sido todo nuevo. Yo casi todo lo que había hecho era teatro y jamás me habían parado por la calle. Me lo encontré de golpe. Y ahora no puedo ir a ningún lado. Fue un giro de 180 grados en mi vida.

Úrsula: ¡Qué fuerte! Es verdad. No había pensado en ello. A mí ya me reconocían, pero también ha sido muy intenso. A este nivel ha sido nuevo para todos.

XL. ¿Cómo fue aquel día en que, de golpe, la fama les cayó encima?

Jaime: Fue en Nochebuena, hace dos años. Estaba con mis colegas de aperitivo y me dice un amigo: «Tío, la estás petando en Instagram». La serie ya se había emitido en Antena 3 y yo tenía 6000 y pico seguidores, que no estaba mal. Pero ese día empezó: 15.000, 30.000, 50.000… Una locura. No paraba de subir. [Ahora tiene 5,5 millones].

Úrsula: Lo de los seguidores fue muy loco, sí. Recuerdo una estadística que recibí de Instagram: «Esta última semana ha conseguido 700.000 seguidores». Y dije: ¡Guauu! Somethinghappens.

XL. ¿Y al margen de Instagram, ¿cuál fue su primer momento de impacto en la calle?

Jaime: A mi, en Roma. La primera salida que hice tras el boom de La casa de papel fue para promocionar Élite. Cuando llego al hotel me dicen: «Espera en el coche a que los de seguridad te abran y te lleven». Y yo dije: «Bah, pero, ¿qué me estás contando?». Así que salgo con el portatrajes y, de pronto, una masa de la hostia se me echa encima. ¡Que me quitaron el portatrajes! El segurata me coge de los hombros, me mete en el hotel y al rato aparece con el portatrajes. Entonces aparecen María Pedraza y Miguel Herrán, que habían llegado antes, y les pregunto: «¿Sabíais esto?». «Sí», me dicen. «Y, ¿por qué no me avisáis?». «Para que lo vivas». Ah, pues muchas gracias, cabrones [carcajadas].

Úrsula: Es que Roma es muy heavy. A nosotros nos persiguieron varios coches. Hasta el punto de que Seguridad nos recomendó parar la furgoneta y dejar que nos tomaran fotos, para calmarlos y que no nos siguieran por toda la ciudad.

XL. ¿Ese fue su primer impacto callejero?

Úrsula: No, no, antes Nochevieja. Estaba en Uruguay con mi chico y salimos a un fiestón en la playa. Hacía una semana que La casa de papel se había estrenado en Netflix y la gente me decía cosas, rollo: «¡Tokio, sos una diosa!». «¡Tokio, genia!». «No te la puedo creer, ¡sos Tokio!». «¡Tokio, sos una reina!». Y le dije a Chino: «Qué fuerte que las únicas personas que han visto la serie fuera de España están en esta fiesta» [carcajadas].

Jaime: Es que en una semana la había visto todo Dios. Estamos hablando de la segunda serie más vista de todo Netflix. ¡Es la hostia!

Úrsula: Sí, sí. La primera es Por trece razones.

XL. Es decir, del estreno en Netflix, ni se enteraron.

Jaime: Ni idea, es que no participamos en ninguna promoción ni en nada. Nosotros ya habíamos pasado esa página mucho tiempo atrás. Sabía que Netflix la había comprado, pero ¿y qué?, compran un montón de series.

Úrsula: Fíjate que, antes de que pasara todo esto, un día le dije a Jesús Colmenar [productor ejecutivo y director de varios capítulos]: «Esto lo va a comprar Netflix, Jesús. Segurísimo. Les encaja total. Vamos todos de rojo, hay acción…, en fin». Y él me dijo: «[Susurra]. No digas nada, pero ya la han comprado» [se ríen]. ¡Qué fuerte!

XL. A usted, Jaime, ¿le reconocen más Elite o por La casa de papel?

Úrsula: Las jovencitas por Élite, ¿no?

Jaime: Mira, yo tenía un rango de edad que se salvaba de reconocerme por la calle, pero con Élite se ocupó por completo [carcajadas].

XL. Úrsula, ¿ha estado en Tokio?

Úrsula: No, tío, pero tengo que ir. Mi novio [ Chino Darín ] me dice que me voy a volver loca. Es que Japón tiene que ser una locura.

XL. ¿Cómo han llevado esta estratosférica popularidad?

Jaime. A mí me flipa sentirme una estrella, que te lleven a Milán, que te traten a cuerpo de rey… Si me dan a elegir entre lo mejor y algo no tan bueno, prefiero lo mejor. Los mejores hoteles, los mejores coches, los mejores restaurantes, la mejor ropa… Eso sí, cuando voy a hacer la compra el asunto me flaquea.

Úrsula. Yo muy bien. Fue algo tan excitante…, como si fueras Madonna. Te sacan por las puertas de atrás, en coches blindados, con seguridad, te persiguen los fotógrafos y los fans… Creo que he nacido para esto. Lo juro. Me gusta sentirme una estrella. Es bonito sentirte importante. Luego, eso sí, llegas a casa, te pones el pijama y te dices: «I’m not a star anymore». La forma más sana es vivirlo con subidón, disfrutando. Soy enemiga de la falsa modestia.

XL. ¿Han tenido que irse a vivir a otro lugar, por ejemplo?

Úrsula: Yo sí. Es que antes vivía al lado de Sol y me he ido a un lugar menos poblado. Antes estaba bien, porque está lleno de turistas y no me reconocían, pero…

Jaime: ¡Zasca! [carcajadas]

Úrsula: Sí, cuando llegó La casa de papel me tuve que ir por patas, porque casi que te reconocen más los extranjeros.

Jaime: Yo también me he mudado.

XL. ¿Cömo les sienta que les confundan con sus personajes?

Úrsula. Yo ya viví eso a los 11 años. Hice una serie en Cataluña en la que mataba a mi hermano y las señoras en el Metro me querían pegar y me gritaban: «¡Mala, no se le hace eso a un hermano!». Me pusieron un psicólogo y todo. Igual eso me ayudó a lidiar con lo que nos ha pasado ahora [ríe].

Jaime. Un psicólogo me parece poco, ¡madre mía!, deberían haberte llevado al psiquiatra [carcajadas].

XL. ¿Recuerdan su primera actuación?

Jaime: La función de Navidad del colegio. Hacía de niño Jesús. Y cuando iba en coche a la actuación me puse a llorar porque me habían puesto unos leotardos.

Úrsula: ¡Mi amor!

Jaime: Hasta que no vi a todos mis compañeros con leotardos no me bajé del coche.

Úrsula: Yo estoy entre dos. No sé si fue una del colegio, haciendo de bruja de Blancanieves… Mi madre dice que me vine súper arriba. Tenía como seis años…

Jaime: Te imagino perfectamente [levanta los brazos y empieza a gritar].

Úrsula: Sí, sí [carcajadas]. Con seis años ya era así. Y recuerdo el primer anuncio que hice, para el Banco Central Hispano. Me cogieron después de dos años de ir a todos los castings y que nadie me cogiera. Mi madre estaba desesperada. Me pusieron en una clase de 40 niños con unas gafas de culo de vaso. ¡Y yo, encantada! Salía un rato en el anuncio y cada vez que me veía montaba una fiesta tremenda en casa. Feliz.

XL. ¿Sus amigos les piden favores para aprovechar su fama?

Úrsula. Demasiados. Y te sientes culpable a veces, pero no puedes quedar bien con todo el mundo.

Jaime. Ser un ‘bienqueda’ está sobrevalorado.

Úrsula. Es que hay colegas que, estás en una cena y, de pronto, te suben a su Instagram sin decirte nada. ¡Hay que pedir permiso! Nos están endiñando narcisismo y egocentrismo por todos lados. Y me incluyo, que a veces comparto cosas que luego digo: «¿Por qué subes eso, Ursu?».

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