Padre Ángel: «¿Que los hijos de hoy viven peor que sus padres? No te lo crees ni tú…»
Nací en Mieres (Asturias) hace 82 años y me llamo Ángel García Rodríguez. Presido Mensajeros por la Paz, una asociación con 58 años de vida, y publico mi primer libro, ‘Un mundo mejor es posible’ (Alienta). Por virginia Drake/ Fotografía: Javier Ocaña
XLSemanal. Ya ha escrito un libro, seguro que ha plantado algún árbol, así que solo le queda tener un hijo para cumplir con el dicho islámico.
Padre Ángel. También tengo un hijo, que vino de El Salvador, al que no he adoptado porque quedaría huérfano muy pronto. No adoptarlo fue quizá el sacrificio más grande: por encima del bien de uno, pensé en el bien del otro.
XL. Dice en su libro que dejamos a nuestros hijos un mundo mejor que en el que vivimos nosotros, ¿de verdad lo cree?
P.Á. Sí; hace 20 años había muchos más niños analfabetos. El analfabetismo, diría, casi ha desaparecido en España.
XL. Pero hace 10 años no había tantos niños mal alimentados ni tantas familias rozando el umbral de la pobreza. Los hijos hoy viven peor que sus padres y…
P.Á. ¡Ehhh! Quienes dicen eso son unos agoreros. ¡Cómo van a vivir los hijos ahora peor! Eso no te lo crees ni tú, que sabes perfectamente que tus hijos viven mejor de lo que tú has vivido.
XL. ¡Lo que usted diga! [Risas].
P.Á. Tus hijos van a vivir más años, van a estar más sanos, hoy estudia más gente y la sociedad es más solidaria: el mundo es hoy mucho mejor.
XL. Ana Botella y el padre Ángel parecían casi una pareja de hecho y, ahora, «llora» por la salida de Manuela Carmena del Ayuntamiento. ¿Las quiere a todas?
P.Á. A todas y a todos, también a los de Vox, aunque hayan dicho no sé qué de los refugiados. Y no lo digo por postureo.
XL. ¿Usted no se moja ni en el fútbol?
P.Á. Sí: solo quiero al Real Madrid y al Oviedo. Es cierto que quiero más a unos políticos que a otros, porque se dejan querer más. A Felipe González, por ejemplo, lo he querido mucho; aunque habría que preguntarle si él tiene mi foto en su casa como yo aquí la suya [ríe].
XL. ¿A Rajoy lo quiso menos?
P.Á. Hay que preguntarle a él si me quiso menos a mí, pero también lo quiero. A veces, cuando la gente se va, la quieres más.
XL. No sé cómo interpretar eso [risas].
P.Á. No sé si soy el único que los sigue felicitando y escribiendo después de haberse ido, pero yo lo hago y ellos lo agradecen. A mí no me cae mal nadie…
XL. ¡Ya! [Risas]. Sigue siendo párroco de San Antón, ¿no se va a jubilar nunca?
P.Á. Sí, sí; estoy jubilado y cobro la pensión. Pero no soy párroco, solo soy el «encargado» de la iglesia porque no me dieron ni parroquia ni capellanía ni nada. En Derecho Canónico existe la figura del «cura vago», para los que no tienen una misión concreta, y ese es mi nombramiento: soy cura vago.
DESAYUNO: FRÍO, A MI PESAR…
«Al llegar a Mensajeros por la Paz me traen un cacao con magdalenas, que me llega siempre frío [ríe]».
Te puede interesar
Padre Ángel: «Por la mañana soy de Rajoy y por la tarde de Carmena»