Burlas por su sobrepeso, comparaciones odiosas con su hermano mayor… Marc Gasol no lo tuvo fácil para triunfar en el baloncesto. Pero cambió de hábitos y de mentalidad y ha llegado a lo más alto: acaba de ganar el título de la NBA con los Toronto Raptors, un logro que solo otro español, su hermano Pau, había conseguido antes que él. Ahora afronta el mundial que se celebra en China como líder de la selección española. Y va a por todas… Por Ricardo Uribarri/ Fotografía: Antón Goiri
• Marc y Pau Gasol: «No existe un ‘gen Gasol’, pero nos unen la humildad y la ambición»
Lleva más de dos meses con la sonrisa en la boca… y no es para menos. Marc Gasol ya pertenece a ese selecto club que puede presumir de haber ganado la NBA, el ansiado Anillo de la Liga estadounidense de baloncesto. Esa vitola y la ausencia de su hermano Pau por lesión lo convierten en la gran referencia de España de cara al Mundial de Baloncesto que se celebra en China a partir del 30 de agosto. Será la primera vez que en el combinado nacional no haya ninguno de los componentes de ‘la generación de oro’, que entre 2006 y 2015 ganó un mundial, tres eurobasket y una plata olímpica en Londres 2012. Pero a sus 34 años, lleno de ilusión y ambición, el jugador de Toronto Raptors acepta el reto de ayudar al equipo de Sergio Scariolo a llegar lo más lejos posible y lograr la clasificación para los Juegos Olímpicos de Tokio. Hablamos con él del difícil camino que ha tenido que recorrer hasta llegar aquí y de sus muchas inquietudes fuera de la pista.
XLSemanal. España llega al mundial con algunas bajas. ¿Está la selección para luchar por todo?
Marc Gasol. Si demostramos el compromiso, el esfuerzo y la generosidad que siempre hemos tenido y nos vaciamos en la pista, podemos llegar lejos. Esa ha sido siempre la clave de nuestro éxito.
«Si ves la celebración del Anillo, igual piensas: ‘Ostras, se me fue un poco de las manos’. ¡Pero tampoco hice nada raro!»
XL. En el caso de no acabar como una de las dos mejores selecciones europeas, habría que disputar un preolímpico para Tokio 2020. ¿Sería un problema?
M.G. No voy aún tan allá. Hay que hacer muchas cosas y muy bien antes de llegar allí. No podemos ‘acortar’ nada teniendo en cuenta, además, que este año no tenemos el supertalento que hemos tenido otras veces, aunque lo podemos suplir perfectamente con otras cosas. El equipo va a cambiar un poco la forma de jugar y nos tenemos que adaptar a lo que tenemos.
XL. Muchos aficionados no entienden que algunos jugadores no vayan al mundial y que la selección no sea lo más importante para ellos.
M.G. No es una decisión fácil. Yo mismo en 2015 decidí descansar después de acudir durante nueve años seguidos. Hay momentos en que tienes que tomar decisiones complicadas por el bien de tu carrera. Estoy seguro de que la gente que no viene este año lo va a echar de menos. Sé que es difícil de entender desde fuera, pero desde dentro tienes un poco más de empatía con la persona y no solo con el jugador.
XL. El hecho de llegar como campeón de la NBA y el que no esté Pau ¿lo convierte en la mayor referencia de España?
M.G. En el Eurobasket de 2013 tampoco estuvo Pau y ya fui un poco la referencia, y ahora me imagino que también. Pero el equipo no lo hace solo una persona, hay un montón de gente y mucho trabajo detrás. Hay que ser responsable, afrontar los retos personales y que cada uno acepte su papel.
XL. ¿Ganar la NBA es culminar el Everest, haber llegado a la meta?
M.G. No lo veo como una meta, pero sí que te llena de una manera distinta y te da una felicidad diferente a la que había sentido antes con otros logros. No sé el motivo aún, pero sí que me ha llenado personalmente de una manera que las ocho medallas con la selección, que la Liga, que el All Stars, a pesar de ser muy especiales y satisfacerte, no lo habían hecho. Desde que se dio el traspaso y tuve la posibilidad de afrontar este reto de ganar un Anillo, yo también cambié un poco. Obviamente, lo que más me ha hecho cambiar en la vida han sido mis hijos, pero esto también porque me ha empujado en el plano físico y mental a unos niveles que yo no creía posibles para mí, y lo he disfrutado mucho.
XL. Hablando de disfrutar. Viendo su celebración en la caravana de los Raptors por Toronto, parece que usted fue el que mejor se lo pasó.
M.G. Es verdad que llamó la atención. Si lo sacas del contexto, puedes pensar: «Ostras, se me fue un poco de las manos», pero al final tampoco hice nada raro. Solo brindar con los dos millones y medio de personas que había en el recorrido. Fue una caravana muy bonita. Veías la alegría de la gente, que transmitían una energía y unas ganas increíbles. Agradecido por ello, te vienes un poco arriba y la verdad es que nos lo pasamos muy bien, nos reímos muchísimo, que es lo importante, y al día siguiente empezaron las vacaciones, que también hacían falta.
XL. La historia de los Gasol parece irrepetible. Que dos hermanos se proclamen campeones del mundo, de la NBA, que protagonicen el salto inicial de un All Stars…
M.G. No sé si es irrepetible. Lo que tengo claro es la suerte que tenemos y lo afortunados que somos. Y de la responsabilidad a la vez que tienes sobre los más jóvenes, sobre intentar incentivar a los niños y niñas, de ser un buen ejemplo para ellos, de motivarlos y animarlos a que no tengan miedo a equivocarse, porque al final en esta vida se trata de equivocarse y luego hacerlo un poco mejor. Lo que más nos llevamos del baloncesto, al margen de satisfacciones personales, es esa responsabilidad sobre los más jóvenes y las ganas de que ellos afronten sus propios retos de la forma más segura y sin miedo.
XL. Fue campeón del mundo con 21 años y de la NBA con 34. ¿Se disfruta de manera muy distinta el éxito a una edad u otra?
M.G. Sí, porque tienes una perspectiva diferente. Con 21 años va todo muy rápido y no te das cuenta de las cosas. En estos 13 años hay mucho trabajo y agradecimiento a gente que ha confiado en mí. Sin esa confianza, la gente joven no sale. Yo llegué al Mundial de 2006 de rebote, pero Pepu Hernández vio que yo tenía algo que el equipo podía aprovechar y a partir de ahí empezó una bonita historia.
«Lo que nos diferencia de los migrantes es solo dónde hemos nacido. Puro azar. ¿Qué merito hay en eso? Lo menos que podemos hacer es salvarles la vida»
XL. Pero no lo ha tenido fácil. Escapar de la sombra de alguien tan importante como Pau parecía muy difícil y ha logrado estar a su altura.
M.G. Sí, nadie hubiera dicho que podía llegar a mirar a Pau a los ojos. Cuando eres más joven, sí tienes esa ansia de competitividad con tu hermano, pero después, con los años, lo vives de otra manera muy diferente y pierde importancia competir con él.
XL. Tampoco sus inicios fueron sencillos. Hubo años en los que tuvo que luchar contra un físico que no era el ideal.
M.G. Sin duda que no fue fácil, pero hubo quien confío en mí, me apoyó y yo confié en mí mismo. Tener apoyo en los momentos difíciles es muy importante. Mi mujer, Cristina, está conmigo desde que tenía 20 años y para mí ha sido una pieza fundamental en todo este proceso de crecimiento.
XL. ¿De ahí surgió la idea de crear con su hermano una fundación que persigue luchar contra la obesidad infantil?
M.G. Sí, porque, además, es un problema que ha crecido con los años, hasta el punto de que puede hacer que la esperanza de vida de nuestros hijos sea menor que la nuestra. A Pau y a mí nos hizo reflexionar y pensamos que teníamos que intentar cambiar muchos hábitos familiares. La culpa no es de un niño de cinco o seis años, el hábito se lo damos los padres. Y, sin ser negativos, hay que mirarse al espejo como padre e intentar hacerlo un poquito mejor. No hace falta un cambio de 180 grados a la primera, pero sí ir variando el rumbo poco a poco: ser más activos, comer mejor, descansar mejor, cuidar la salud emocional… Por eso creamos la fundación.
XL. Un jugador como Álex Abrines ha reconocido haber dejado el baloncesto durante un tiempo por depresión. Parece que hay una cara menos visible del deporte en la que la presión, el miedo al error, a no cumplir las expectativas, puede ser muy dañina.
M.G. Eso siempre ha estado ahí en cualquier trabajo. La presión social que nos autoimponemos muchas veces tiene consecuencias negativas para tu salud mental. Y los padres tenemos una responsabilidad muy grande sobre eso. Los niños no quieren gustar a nadie más que a sus padres y, si los padres son muy críticos sobre su juego, sus estudios o su formación, los niños lo van a vivir como algo negativo… y eso no es bueno. Los primeros que tenemos que predicar con el ejemplo somos los padres; hay cosas más importantes que marcar muchos goles o canastas.
XL. Llamó mucho la atención su colaboración con Open Arms para rescatar a migrantes náufragos en el Mediterráneo. ¿Qué sacó de aquella experiencia?
M.G. Que las grandes instituciones europeas pongan dificultades a la hora de salvar vidas se me hace muy duro de comprender. Al final lo único que nos diferencia a nosotros, los europeos, de los migrantes que están viniendo es dónde hemos nacido. Y eso no tiene ningún mérito. Es algo al azar, y si tenemos esa suerte y podemos ayudar a otra persona que no la ha tenido y que lo único que quiere es una vida mejor, sobre todo para sus hijos, creo que debemos tener la responsabilidad, al menos, de salvarles la vida. Y luego hay gente mucho más preparada y más inteligente que yo para adoptar una solución más sostenible, para que no sea necesario que haya héroes en el mar rescatando mujeres, hombres y niños todo el año.
XL. Muchas más cosas que el baloncesto parecen llenar su vida.
M.G. El baloncesto es lo que hago, no es quien soy. Es lo que me ha dado la oportunidad de tener muchas cosas; entre ellas, un proyecto poscarrera deportiva con el Basket Girona [club que preside]. Pero no hay nada que me llene tanto como lo que recibo de mi familia, de mis hijos y mi mujer. Y luego está la relación con la naturaleza; tenemos un huerto y disfruto plantando tomates, berenjenas, pepinos, cebollas… La conciencia de cuidar el planeta es muy grande en mí. Si nosotros hacemos pequeños cambios, entre todos haremos uno grande.
«A Pau le he aconsejado mucha paciencia: en el matrimonio hay que saber callar [ríe]. Yo estoy con mi mujer desde los 20 años; ella es fundamental»
XL. Tiene 34 años. ¿Llegará en activo a los 40 como hará Pau?
M.G. No lo sé. Lo que sí hoy tengo claro es la ilusión que me hace estar con la selección y el esfuerzo que hacemos todos por el bien del grupo. Yo me tomo ahora las cosas de otra manera y valoro mucho la libertad y la flexibilidad de poder decidir dónde quiero jugar el próximo año. Por eso he renovado solo por una temporada en Toronto.
XL. ¿Hay alguna posibilidad de que lo veamos jugar en España antes de su retirada o terminará su carrera en la NBA?
M.G. Pues tampoco lo sé. Dejo todas las puertas abiertas porque no sé qué puede pasar.
XL. Pese a ser Pau el hermano mayor, él se ha casado bastante más tarde que usted. ¿Le ha dado algún consejo sobre la vida matrimonial?
M.G. Paciencia, mucha paciencia. Él lo aprenderá, aunque siempre ha sido un tío muy paciente y muy reflexivo, quizá a veces incluso demasiado. Pero ya sabe que en el matrimonio hay que saber dar y saber callar mucho. Eso sí, ya le he dicho que le cambiará la vida, sobre todo, cuando sea padre. Los hijos son el mejor regalo que puedes tener como ser humano.