Psicóloga clínica y experta en alto rendimiento, Irma Puig acaba de publicar ‘La revolución emocional’, donde desvela su método. Trabajó con el Barça y hoy asesora al equipo de El Celler de Can Roca, cambiando con los tres hermanos Roca el modo de funcionar en la alta cocina. Texto y fotos Daniel Méndez
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XLSemanal. ¡Una psicóloga en la alta cocina!
Inma Puig. Me extraña que resulte llamativo. Me parece evidente que una psicóloga trabaje con un equipo que actúa bajo presión, con un nivel de exigencia elevado y que, además, está expuesto a los medios, la competitividad con sus colegas…
XL. ¿Y cómo es su trabajo?
I.P. Usando un lenguaje gastronómico, diría que mi trabajo consiste en destilar las emociones y cocinar a baja temperatura los sentimientos.
XL. ¿Y cuáles serían los ingredientes básicos?
I.P. Todo lo bueno exige tiempo, como un buen vino. La clave es encontrar un tiempo, un espacio y un interlocutor neutro para hablar de todo aquello que normalmente no se habla. Nos reunimos una hora y media por semana para hablar del ser profesional. No es una terapia de grupo.
XL. ¿La charla se restringe a lo profesional?
I.P. Se centra en eso, pero lleva implícitos los sentimientos y las emociones. Lentamente, cada uno va sacando su esencia, sus puntos débiles y fuertes. Y empieza a descubrir que puede ser escuchado; aprende a escuchar y a entender al otro. Se crea un ambiente muy profundo que genera bienestar e ilusión.
XL. ¿Siempre en grupo?
I.P. Depende de las necesidades. En principio es en grupos de pares: cocina, sala. Cuando vamos avanzando, ellos mismos piden lo que necesitan. ¿Podemos hacer uno de cocina y sala para entendernos mejor? ¿O uno de sala, sumilleres, recepción y cocina? Cuanto más transversales sean, más profundo será. Al escucharse unos a otros, se conocen y trabajan por mejorar lo de todos.
«Entre hermanos, las relaciones son complejas… En las empresas familiares es básico trabajar los sentimientos»
XL. ¿Y los hermanos Roca también participan?
I.P. Es básico que los responsables de los equipos estén implicados. Va en cascada: si la dirección no participa, está manifestando que no cree en ello. Su convencimiento es fundamental. Aunque es un gran esfuerzo para alguien como los Roca dedicar hora y media semanal al proceso, es imprescindible.
XL. ¿Y los stagiers?
I.P. También tienen sus sesiones, claro, empezando por una de acogida donde pueden expresar cómo se sienten. Cada uno llega con unas expectativas, y provienen de otros países y culturas. Es fundamental que tengan claro qué se van a encontrar y si la realidad cumple con sus expectativas. No puedes tener a alguien que sufre mientras trabaja.
XL. Aunque en las cocinas hay mucha tensión y, a menudo, insultos, gritos…
I.P. Sí, pero está pasando como en la industria: las empresas han ido dándose cuenta de que esta no es la manera de funcionar. El ser humano tiene tendencia a hacer lo que le han hecho. Si has aprendido en una cocina donde el chef te grita, cuando seas jefe harás lo mismo. Los Roca son innovadores en todo, también en esto.
XL. ¿Están cambiando el modo de trabajar en la alta cocina?
I.P. Llevamos seis años trabajando juntos. Cuando empezamos, hablar de estas cosas en el mundo de la gastronomía era revolucionario. Pero está teniendo reacciones muy positivas en el panorama hostelero. Todo el mundo trabaja mejor cuando lo tratan bien. Si no cuidas a una persona, tienes a una persona deteriorada.
XL. ¿Qué cambios ha visto en estos años?
I.P. Los propios equipos hablan de los cambios que han vivido. Y dicen cosas como: «¿Os acordáis de cuando hacíamos esto o lo otro?». Ahí ves que están mejor, que ha mejorado la relación entre cocina y sala, por ejemplo. O entre el jefe de cocina y el jefe de sala… A menudo en un restaurante entran en competición. ¡Parece mentira que trabajen en el mismo proyecto! Cuando ves que tratan de colaborar, ves que has dado un paso adelante.
XL. El Celler es una empresa familiar donde, además, no hay una única figura: son tres hermanos.
I.P. Y es algo que no debemos pasar por alto en ninguna empresa familiar. Entre los hermanos, las relaciones son complejas: tienen edades distintas, roles diferentes, parejas diversas. Se tiende a pensar que al ser familia no hace falta trabajar los sentimientos. ¡Todo lo contrario! Es fundamental que las empresas familiares sean acompañadas para gestionar sus vicisitudes diarias.
XL. Usted es psicóloga. ¿Se considera coach?
I.P. ¡Yo soy psicóloga clínica! Con cinco años de licenciatura, prácticas en un hospital, 25 años de psicoanálisis personal. Yo respeto el trabajo de todo el mundo, pero no sé si un coach hace esto. Haber tenido una serie de experiencias en tu propia vida no garantiza que puedas trabajar y ayudar a personas.