Manipulación, noticias falsas, pérdida de libertades, recesión económica… son muchos los problemas añadidos que nos plantea el coronavirus. De todos ellos hablamos con el premio Nobel de Literatura, confinado y «con buen ánimo» en su casa de Puerta de Hierro, en Madrid. Por Virginia Drake / Foto: Antón Goiri
Mario Vargas Llosa respeta rigurosamente el confinamiento decretado por el Gobierno, junto con Isabel Preysler, en su casa de Puerta de Hierro. Acaba de cumplir 84 años en pleno aislamiento (nació en Arequipa el 28 de marzo de 1936). El escritor y premio Nobel de Literatura, tras participar por videoconferencia en la reunión semanal de la Real Academia Española, nos hace un hueco en su agenda, intensa pese a las circunstancias, para reflexionar sobre la situación actual.
XLSemanal. Antes de nada, ¿cómo se encuentra?
Mario Vargas Llosa. Mal que mal, llevamos el confinamiento con buen espíritu y buen ánimo. La verdad es que, felizmente, aquí no ha caído nadie.
«Actuamos de forma arrogante. Creímos que habíamos dominado la naturaleza. Y no era cierto. Pero volveremos al cine, al teatro… Y espero estar vivo para gozarlo»
XL. ¿Imaginaba que podía vivir una situación así?
M.V.L. No. Nadie podía imaginar en ningún país que la naturaleza nos iba a dar una sorpresa tan negativa. Esta pandemia no podía preverla nadie. Había una especie de consenso a la hora de pensar que habíamos dominado la naturaleza, y hemos sido muy ingenuos porque hemos comprobado que somos mucho más vulnerables de lo que nos creíamos.
XL. La respuesta ha sido muy distinta en los diferentes países.
M.V.L. Pero no hay uno solo que estuviera preparado para un desafío semejante: ni Estados Unidos ni Alemania ni Francia… Algunos han respondido mejor porque tenían una infraestructura muy avanzada, más desarrollada y muy eficiente, como es el caso de Corea del Sur, Taiwán o Alemania. En España, sin ninguna duda, ha sido notable el heroísmo de la gente y de todo el elemento sanitario. La sociedad ha respondido con mucho entusiasmo en la adaptación a esta circunstancia tan difícil, pero no ha habido una infraestructura a la altura del desafío y hemos reaccionado tarde y mal.
XL. Alemania tenía preparado un protocolo contra pandemias muy desarrollado que ha seguido al pie de la letra.
M.V.L. Y, además, tenía una estructura sanitaria mucho más avanzada que la de España. Eso le ha permitido resistir mejor.
XL. No hay que irse tan lejos, Portugal está controlando la pandemia con bastante eficiencia.
M.V.L. Así es, sí. El caso de Portugal también es notable, aunque allí la pandemia ha atacado menos que a España o a Italia, ¿no es así? El caso más notable es el de Corea del Sur, que ha actuado con gran velocidad para saber exactamente cuál era la amenaza.
XL. La rápida detección del virus en Corea ha sido posible gracias a la masiva realización de test; algo que, según parece, no será posible en España hasta finales de junio, cuatro meses después de extenderse el virus en nuestro país.
M.V.L. Esto es muy grave, sí, y estamos pagando la culpa de no tener una preparación que nos haya permitido ser más eficientes. Por eso digo que hay que pedir explicaciones y estudiar responsabilidades, pero hay que esperar a que se derrote a la pandemia. Después, cuando todo esté controlado, habrá que poner en tela de juicio la actuación de los distintos gobiernos y compararlos. Entonces quedará demostrado que algunos han actuado de manera más eficiente y que otros no lo han hecho o han cometido errores que han costado muchas vidas.
XL. Las explicaciones de China sobre lo sucedido siguen sin ser demasiado claras.
M.V.L. La actuación de China todavía es sumamente confusa y no se conoce lo que realmente ha ocurrido. El problema es que en China no hay libertad de expresión y se ha sabido que a algunos doctores chinos, que de una manera muy valerosa denunciaron la presencia de la pandemia, los obligaron a desdecirse. Y también se sabe que algunos de esos doctores han muerto. Todo esto, sin duda, tendrá que ser esclarecido por los miles y miles y miles de muertos que ha causado esta pandemia y que podían haberse evitado si desde el inicio el Gobierno chino hubiera sido muy claro.
XL. ¿Usted cree esas teorías que circulan sobre conspiraciones para liderar un nuevo orden mundial?
M.V.L. No; pero creo que, aprovechando esta situación, hay grupos a los que les gustaría avanzar en sus proyectos. Desafortunadamente, hay sectores que quieren imponer una orientación de tipo populista que puede recortar estas libertades y dañar a la empresa privada. Creo que contra esto hay que reaccionar de una manera muy enérgica y defender por encima de todo la libertad de expresión.
XL. ¿Es deber de las sociedades democráticas perseguir las noticias falsas y evitar las manipulaciones a través de las redes sociales?
M.V.L. Sin ninguna duda, pero ambas cosas se combaten mejor con libertad de expresión que sin ella. Además, ¿quién debe juzgar el bulo o la manipulación? El Gobierno no puede ser juez y parte al mismo tiempo: ¿víctima de los bulos y responsable de combatirlos? ¡Qué disparate! La mejor manera de hacerles frente es precisamente con libertad de expresión. La prensa responsable y seria debería denunciar los bulos y las manipulaciones. Desgraciadamente, en muchos países sobre todo dictatoriales, como Venezuela, Cuba o Nicaragua, se está aprovechando el coronavirus para restringir la libertad de expresión y los derechos civiles, y esto hay que denunciarlo.
XL. En este sentido, existe un debate público frente a la dicotomía entre seguridad (ante el virus) y control del Estado.
M.V.L. Precisamente, los países que mejor han enfrentado la pandemia no han sacrificado la libertad de expresión ni los derechos civiles para poder conseguirlo. Coartar la libertad no significa mayor eficiencia en el combate de la pandemia ni mucho menos. Muy al contrario, la libertad es un buen instrumento para combatir lo inesperado. Ahora, lo importante es que el estado de alarma, el mando único en manos del Gobierno o determinadas medidas de control se hayan tomado con carácter excepcional y a corto plazo. Una situación excepcional requiere medidas excepcionales que de ninguna manera, como quieren algunos, pueden perpetuarse. Y esto es lo que hay que vigilar.
XL. Usted, liberal de pro, ¿cómo ve las tentaciones estatalizadoras de Inglaterra, país liberal por antonomasia?
M.V.L. Inglaterra es una sociedad muy liberal, sí; pero ahora lo es mucho menos con Boris Johnson, no es cierto? [Ríe].
«Los países nórdicos son un ejemplo de democracia y de respeto a los derechos humanos y cívicos. Son el modelo que debemos seguir»
XL. ¿Y las medidas proteccionistas decretadas por Trump?
M.V.L. Yo tengo la esperanza de que el señor Joe Biden gane las elecciones al señor Trump, que está creándole muchísimos problemas a Estados Unidos. Sobre todo con las medidas proteccionistas que son tan profundamente antiamericanas y tan en contra de su gran tradición.
XL. ¿Le sorprende que los países más avanzados de Europa, como son los nórdicos, tengan gobiernos socialistas?
M.V.L. Los gobiernos de Finlandia y Dinamarca no son socialistas. Y Suecia y Noruega son países donde el socialismo se ha convertido en una socialdemocracia muy eficiente, que respeta la libertad y la empresa privada. Son países que han sabido enfrentar esta pandemia de una manera muy notable.
XL. Donde los ciudadanos pagan un 45 por ciento de sus ingresos al Estado.
M.V.L. Pero, después, la población recibe de una manera muy generosa lo que paga en impuestos, tanto en el campo de la salud como en el de la educación, con jubilaciones de altísimo nivel. Los países nórdicos son un ejemplo de democracia y de respeto a los derechos humanos y cívicos. Y estos son los modelos que debemos seguir.
XL. En este momento hay que solucionar un problema sanitario, inmediato y gravísimo, pero después habrá que enfrentar un problema económico monumental.
M.V.L. Así es, feroz; y eso requiere una unidad nacional y europea muy importante. Los gobiernos deben tener claro que en una sociedad moderna el eje del desarrollo está en el sector empresarial privado, al que hay que apoyar con todos los medios posibles en vez de criticarlo e incluso combatirlo, como está haciendo con una actitud suicida un sector del propio Gobierno.
XL. ¿A la empresa privada le cuesta apoyar a según qué Gobierno, y viceversa?
M.V.L. Aquí, desafortunadamente, se ha insistido mucho en que la empresa privada no ha actuado suficientemente, y eso no es cierto. La verdad es que la empresa privada ha actuado desde el primer momento con mucha generosidad y mucha decisión. Me parecen completamente imprudentes, inútiles e innecesarios, además de improductivos, los ataques que se hacen a la empresa privada porque es el organismo fundamental para la recuperación de un país como España. Quien piense que únicamente son las instituciones públicas las que tienen que responder a esta situación se equivoca porque esto no corresponde a la realidad. El sector público necesita al sector privado para actuar conjuntamente, no solo en la derrota de la pandemia, sino en la reconstrucción del país, que va a quedar profundamente dañado por este cataclismo.
XL. ¿Cree que tenemos garantizada la solidaridad europea o los países del sur volveremos a ser los PIGS?
M.V.L. Creo que la solidaridad hay que ganarla con el propio esfuerzo y que tampoco es justo que los países que han hecho bien las cosas y han afrontado con eficiencia esta pandemia tengan que pagar, para demostrar solidaridad, los efectos de los que lo han hecho menos bien o francamente mal. Lo que es seguro es que Europa va a tener que actuar de manera conjunta frente a este desafío, sin ninguna duda. Pero, al mismo tiempo, creo que hay que armonizar el caso de los países que han actuado bien y que están en una situación más sólida y el de los que no han actuado tan bien y no tienen una situación tan sólida para enfrentar la pandemia. Esto es lo realista y lo justo.
«La ideología no debe intervenir, hay que dejarla aparte a la hora de combatir una pandemia. Luego ya se pedirán explicaciones y se estudiarán responsabilidades»
XL. El coronavirus se ha cebado especialmente con Europa.
M.V.L. Así es, en América el calor del verano frena muchísimo la actividad nociva del virus. Pero a mí me preocupa mucho que en el Tercer Mundo sea donde la pandemia vaya a dejar las huellas peores y más graves. Yo estoy absolutamente aterrado pensando qué va a pasar en América Latina cuando termine el verano y comience el invierno, que va a acelerar tremendamente los estragos.
XL. ¿Ve alguna relación entre la ideología política de los gobiernos y la manera de enfrentar el problema?
M.V.L. No, en absoluto. La ideología no debe intervenir, hay que dejarla aparte a la hora de combatir una pandemia. Por encima de las ideologías, ahora lo que importa es una unidad de acción para atajar al coronavirus y una gestión eficaz.
XL. El 80 por ciento de las muertes por coronavirus en nuestro país corresponde a personas mayores
de 80 años.
M.V.L. La pandemia se encarniza con los viejos, es verdad. Es muy triste que la despedida de los viejos sea de esta manera tan horrible.
XL. ¿Qué reflexión se hace usted ante esta situación?
M.V.L. Ahora ya sabemos que no dominamos la naturaleza, que las pandemias no son cosas del pasado, sino del presente y también del futuro, que no atacan solo a los países pobres y que tenemos todos la obligación de prepararnos bien para poder hacerles frente.
XL. Cree que, a partir del día después, ya nada será igual?
M.V.L. Yo no sé si vamos a ser muy distintos que antes, pienso que es posible que seamos más prudentes, más cautos y más responsables. Ojalá la pandemia nos deje una responsabilidad mucho mayor y que no actuemos de esa manera tan arrogante de creer que habíamos dominado la naturaleza, porque no era cierto. Pero, sin ninguna duda, volveremos a ir al teatro y al cine, a conciertos y exposiciones, al fútbol y a los toros. Y yo espero estar vivo para gozarlo