El premio nobel y profesor emérito de Princeton, Angus Deaton, observa la crisis causada por el coronavirus con enorme preocupación y considera que debe hacerse un desconfinamiento inteligente. Por Ana Tagarro/ Fotografía; Rebecca Wilcox, Purque University
Sir Angus Deaton, premio Nobel de Economía y Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento de 2015 , es uno de los más prestigiosos analistas de la política económica destinada a reducir la pobreza. Nacido en Escocia, lleva 40 años en Estados Unidos y es profesor emérito de la Universidad de Princeton, además de asesor de numerosos organismos mundiales. De origen humilde, Deaton siempre ha elogiado la figura de su padre, un minero que, muchas veces en contra del criterio del resto de la familia, lo instó a volcarse en los estudios. Hoy, a sus 74 años, confinado en su casa de Princeton con su esposa y colega, Anne Case, observa la crisis desatada por el coronavirus con enorme preocupación. Y con aun más cautela.
XLSemanal. En su libro ‘Deaths of Despair and the Future of Capitalism’, coescrito con Anne Case, demuestra cómo las muertes causadas por el suicidio, la sobredosis o el abuso del alcohol en los Estados Unidos han aumentado dramáticamente en los últimos años. ¿Podría llegar lo mismo a convertirse en un fenómeno mundial debido a la crisis económica a la que nos enfrentamos ahora?
Agnus Deaton. No, en absoluto. Nuestro libro deja muy claro que las muertes por desesperación no se producen por una recesión económica. Esas muertes se derivan de un largo periodo de destrucción de los fundamentos de la vida de la clase trabajadora en América. No pasan en otros países en la misma escala. Todos los estudios sugieren que las causas de mortalidad tienden a caer durante las recesiones. Pero esta recesión es como ninguna otra, así que no sabemos lo que va a pasar.
XL. Pero, según sus estudios, cada año mueren en Estados Unidos 150 mil personas por suicidio, sobredosis o enfermedades hepáticas relacionadas con la pobreza, y esos datos son usados por algunos para incidir en la necesidad de levantar el confinamiento cuanto antes, porque la gente morirá allí de COVID-19 (se estiman 200 mil fallecidos) o de hambre…
A.D. No. Ese no es el argumento de nuestro libro, que analiza un periodo muy largo de tiempo. Así que no es ninguna razón para levantar el confinamiento. Hay quien intenta argumentar eso, pero es incorrecto. Y, además, yo creo que habrá muchas más muertes por COVID-19 en Estados Unidos, quizá un millón de personas.
«Claro que necesitamos reabrir, pero lo que no necesitamos es una apertura estúpida. La gente solo consumirá cuando se sienta segura»
XL. Pero sabe que en su país y en el nuestro hay una gran presión para levantar el confinamiento e intentar recuperar cuanto antes la economía…
A.D. Por supuesto que necesitamos reabrir, pero con un desconfinamiento inteligente, que proteja a los más mayores y permita el retorno a los empleos que puedan hacerse de forma segura. Lo que no necesitamos es una apertura estúpida, donde pretendamos que todo puede volver a la normalidad de repente.
XL. Ese proceso lento, me temo, dañará a la clase trabajadora más que a nadie. De nuevo, las desigualdades que usted estudia y destaca…
A.D. Las plagas normalmente han hecho que las sociedades sean más desiguales, porque los ricos y poderosos están mejor equipados para hacer frente a las consecuencias. Y creo que esta vez, muy probablemente, ocurrirá lo mismo.
XL. ¿Qué opina de medidas como la renta mínima garantizada para ayudar a los ciudadanos más desfavorecidos?
A.D. Lo que los gobiernos están haciendo, y probablemente necesitan hacer más, es aliviar las dificultades dando dinero a la gente para asegurarse de que tengan suficiente para comer y pagar el alquiler. Eso es también importante para asegurar que partes esenciales de la economía, como la producción de alimentos, no colapsen también. Hay muchas formas de hacer eso, como dar a cada persona una cantidad de dinero, o dar prestaciones por desempleo, o ayudar a las empresas para que sigan pagando a los empleados. Todas son considerables.
XL. Otra de sus especialidades es el análisis de la demanda y el consumo. ¿Qué cree que será necesario para reactivarlo?
A.D. La gente solo gastará cuando se sienta segura y recupere su trabajo. Ahora lo que tenemos que hacer es concentrarnos en hacer que la gente se sienta segura.
XL. Parte importante para lograrlo puede ser tener buenos líderes políticos en estos tiempos convulsos y no parece que sea el caso en gran parte de los países…
A.D. No conozco a todos los líderes de todos los países, pero en Estados Unidos la responsabilidad de lidiar con esta pandemia corre a cargo principalmente de los gobernadores estatales y no del gobierno federal. Varios estados parecen haberlo hecho bien. No compararía a esos gobernadores con Churchill, pero muchos americanos piensan muy favorablemente del liderazgo de sus gobernadores.
XL. ¿Cómo ve el futuro a corto plazo, digamos después de las elecciones de Estados Unidos?
A.D. Ni yo ni nadie sabe eso.
XL. ¿Es esta crisis una amenaza real para la supremacía de Estados Unidos?
A.D. Sí, claro, pero no sabemos lo que pasará.
XL. ¿Cree que la recuperación económica será en forma de V, U o L?
A.D. Seguro que no en V; espero que en U; lo más probable, en L.
XL. ¿Teme el aumento del populismo o el fascismo en el mundo tras la pandemia?
A.D. Sí, pero es impredecible. En el caos de los años 30, Estados Unidos tuvo a Roosevelt. Ustedes y Alemania no fueron tan afortunados.
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