Este sabio entusiasma a Bill Gates y es uno de los intelectuales con más prestigio en Estados Unidos. Jared Diamond, Premio Pulitzer, sus ensayos sobre la evolución de la humanidad son ‘best sellers’ internacionales. Nadie mejor que él para poner en perspectiva esta pandemia. Por C. M. Sánchez/Fotografía: Basso Cannarsa

 Seis cambios en medicina que trajo el coronavirus… y se quedan

Su padre fue médico y él se convirtió en una autoridad en fisiología, antes de que la fascinación por los mapas y su curiosidad inagotable lo convirtieran en geógrafo, ornitólogo, ecólogo… Jared Diamond (Boston, 83 años) obtuvo el Premio Pulitzer por Armas, gérmenes y acero en 1998, una historia de la humanidad que se ha convertido en un clásico. Entre las obras más aclamadas de este catedrático de la Universidad de UCLA figuran Colapso (2005) y Crisis (2019); todas, publicadas en España por Debate.

XLSemanal. Hace solo unos meses, empezar una conversación preguntando «¿cómo estás?» era una manera de saludar, hoy ya no es una pregunta trivial. ¿Cómo se encuentra?

Jared Diamond. Físicamente estoy en peor forma, cerraron mi gimnasio. Mentalmente estoy bien porque puedo seguir trabajando desde casa. Vivo en California con mi mujer. Como la mayoría de los americanos, estoy estresado por los acontecimientos en mi país. Los mayores golpes han sido la muerte de amigos cercanos y el aislamiento social forzado.

XL. La pandemia se parece al Día de la Marmota: oleadas, cierres, confinamientos, toques de queda… ¿Qué les diría a los que pensaron que no iba a durar tanto?

J.D. Que puede durar mucho tiempo; incluso ser permanente, como la gripe y el sida.

XL. Pues vaya. ¿Y algún consejo?

J.D. ¡Tengan cuidado! Ni las personas ni los países están siendo cuidadosos. Hay excepciones, como Vietnam y Corea del Sur.

XL. ¿Qué han hecho mejor?

J.D. Han sido muy buenos aislando a las personas contagiadas y en el seguimiento de sus contactos.

XL. En su último libro afirma que las naciones pueden aprender de la forma en que los individuos enfrentan sus crisis personales. Pero no es lo mismo un divorcio que una crisis sanitaria…

J.D. Hay diferencias. Pero también hay factores en común…

XL. Dígame, ¿cuál es la primera regla cuando un país hace terapia?

J.D. Reconocer que tienes un problema. Vietnam lo hizo porque ya había tenido la experiencia del SARS, Nueva Zelanda también… Y han frenado la pandemia, y con muy pocos muertos. Por otro lado, los países que negaron el problema lo están haciendo mal. Estados Unidos, Indonesia, Gran Bretaña, Brasil… Para resolver una crisis, nacional o personal, el primer paso es reconocer su existencia.

XL. ¿Y el segundo?

J.D. Ser honesto y aceptar tu responsabilidad. Y reconocer que tienes que hacer algo. Culpar solo a los demás y autocompadecerte no te lleva a ningún sitio.

XL. ¿Y después?

J.D. Hacer cambios, pero sin tirarlo todo por la borda. Hay que arreglar lo que va mal. Por eso es muy importante estar abierto a recibir ayuda. Ayuda de los amigos en el caso de las personas o de tus aliados en el caso de otros países.

XL. No todos están dispuestos…

J.D. Pero el virus es un maestro convincente. Tarde o temprano, incluso los países que se comportan egoístamente acaparando vacunas y respiradores descubren que ningún país estará seguro hasta que el mundo entero esté seguro.

XL. Usted afirma que la COVID-19 no supone un riesgo para la supervivencia de nuestra especie.

J.D. Y lo mantengo. En el peor de los casos, supongamos que toda la población del mundo se contagia y que mata al 2 por ciento de los enfermos. Morirían unos 150 millones de personas. Y sería un revés importante para la economía durante un año o dos, pero solamente durante un año o dos. Pero hay otros problemas más graves que matarían a más gente y que hundirían la economía mundial para siempre.

XL. ¿Qué otros problemas?

J.D. Sin contar la amenaza nuclear, uno es el cambio climático, del que ya estamos viendo muchos de sus efectos: amenaza con el hambre, causa sequías, propaga enfermedades. Por ejemplo, la fiebre chikungunya -originaria de Uganda- ya ha aparecido en Europa. Y está claro que el cambio climático no lo puede resolver un solo país… Si Estados Unidos redujera sus emisiones, ¿se reducirían los niveles de carbono en los cielos de Estados Unidos? ¡No! Todo el mundo debe reducir las emisiones.

XL. ¿Hay otros problemas igual de graves?

J.D. Sí. El uso insostenible de los recursos. Por ejemplo, la pesca, de la que depende el aporte de proteínas para una gran cantidad de la población mundial. El agua potable. La desertificación…

«El virus es un maestro convincente. Los ricos sanos no pueden evitar el contacto con los pobres enfermos en las calles, hospitales… Es un problema global «

XL. La ONU informó de que los primeros 20 centímetros de suelo es todo lo que se interpone entre nosotros y la extinción…

J.D. Efectivamente. Otro gran problema es la desigualdad creciente, ya no solo entre diferentes países, sino entre los habitantes del mismo país.

XL. ¿Esa desigualdad puede acabar desestabilizando nuestras sociedades?

J.D. Estados Unidos es un ejemplo de cómo los efectos del virus entre los pobres ya están desestabilizando a toda la sociedad. En primer lugar, los ricos sanos no pueden evitar el contacto con los pobres enfermos en las calles, en hospitales… En segundo lugar, estoy seguro de que los lectores de su revista han estado leyendo sobre la violencia en mi país, desencadenada por la desigualdad, incluida la desigual exposición al virus.

XL. ¿Nos servirá la pandemia de toque de atención para afrontar decididamente todos esos riesgos?

J.D. Espero que así sea. Espero que nos sirva de ensayo general. Pero eso depende de si la gente y los países aprenden la lección.

«Las consecuencias positivas de millones de muertos son raras. Pero un ejemplo fue la peste negra. Dio a los trabajadores más poder»

XL. ¿Y cuál es la lección?

J.D. El virus es una amenaza global que requiere soluciones globales.

XL. ¿Necesitaríamos una gobernanza mundial, algún tipo de organización internacional más efectiva que las que ya hay?

J.D. La gobernanza mundial no es la única forma, ni siquiera la más probable, de lograr una solución. Los países pueden ejercer presión sobre otros países, por ejemplo, mediante restricciones a los viajes y al comercio. Y pueden ayudarse mutuamente compartiendo vacunas. Un antecedente es el éxito en la eliminación de la viruela en todo el mundo.

XL. ¿Habrá alguna consecuencia positiva de esta crisis?

J.D. Las consecuencias positivas de millones de muertes son raras. Un ejemplo fue la peste negra en la Europa medieval. Como mató a tantos trabajadores, dio a los que sobrevivieron más poder de negociación… y con el tiempo la economía emergió más fuerte. ¡Pero eso llevó un siglo!

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