La viróloga Margarita del Val ha sido nuestra científica de cabecera a lo largo de todo este año de pandemia. Con esta entrevista cerramos la serie Desafíos XL, que nos ha permitido conversar con veintiún sabios sobre los retos a los que nos ha enfrentado el coronavirus y descifrar las claves del mundo que viene. Por Carlos Manuel Sánchez /Fotografía: Maya Balanya
• ¿Por qué los rusos no quieren ponerse la vacuna Sputnik V?
A muchos españoles ya les resulta familiar el salón de la casa de Margarita del Val (Madrid, 61 años). Sentada en el borde del sofá, esta viróloga e investigadora del CSIC ha aclarado nuestras dudas, nos ha dado consejos y también nos ha tirado de las orejas. Lo ha hecho desde el rigor científico y el sentido común, contando en cada momento lo que se sabía de un virus del que nada se conocía hasta que puso nuestras vidas del revés. Nada mejor que hablar con ella para hacer balance en el aniversario de la pandemia en España.
XLSemanal. Hay que ver la que nos ha liado algo tan pequeño…
Margarita del Val. Los virus nos han acompañado desde siempre. Tienen muchísimos recursos. Y nosotros también. Hemos evolucionado juntos. Los seres humanos nos diferenciamos de los monos en que tenemos muchos más retrovirus en nuestro genoma. Es posible incluso que los virus nos obligaran a dar el salto evolutivo que nos diferenció de otros primates.
XL. Se cumple un año del estado de alarma. ¿Le afecta la fatiga pandémica?
M.V. Todavía no. Porque yo esperaba que esto iba a durar años. Y me preparé mentalmente para una maratón. E intenté preparar a las personas, decirles que esto iba para largo, que habría oleadas… Y puede seguir habiéndolas porque todavía somos muchos los vulnerables al contagio.
XL. ¿No le preocupa agobiar a la gente?
M.V. Yo prefiero saber lo que tengo por delante para reservar las fuerzas, los ánimos… y los ahorros. De entrada, cuando dijeron que el estado de alarma duraría quince días, a mis familiares les recomendé que se aprovisionaran para dos meses. Y me quedé corta.
«Puede haber una cuarta ola. Todavía somos muy vulnerables al contagio»
XL. Al menos, entre los que se han vacunado y los que han superado la enfermedad, estamos más cerca de la inmunidad colectiva, ¿no es así?
M.V. Todavía falta mucho. El 85 por ciento de la población es susceptible de contagiarse. Y, mientras seamos tantos, las reglas de juego son las mismas. No podemos bajar la guardia.
XL. Más de 70.000 españoles han muerto por el coronavirus.
M.V. A pesar de lo terrible que está siendo, hemos tenido suerte.
XL. ¿En serio?
M.V. Podría haber sido peor. El coronavirus es un bicho fácil en comparación con otros virus y bacterias. Y créame que hay muchos y muy malos ahí fuera. Ha sido espectacular la calidad y el número de vacunas que tenemos. Lo normal es que solo siete de cada cien proyectos lleguen a buen puerto. Y lo están consiguiendo casi todos. Esto es reconfortante.
XL. No sé si me consuela…
M.V. Este virus es muy poco mortal. Antes, el virus del sida era una sentencia de muerte. No te ibas en tres semanas, como con el coronavirus. Pero en cinco o diez años morías. Todavía no tenemos una vacuna contra el sida. Es verdad que llegaron los antirretrovirales, pero es un tratamiento de por vida. Francamente, yo no esperaba tener una vacuna contra el coronavirus tan pronto.
XL. ¿Le han sorprendido las vacunas basadas en tecnología del ARN mensajero (las de Pfizer y Moderna)?
M.V. Sin duda. La rapidez era de esperar porque son sintéticas y las demás son biológicas. Pero su eficacia sí es una sorpresa. Quizá la inmunidad dure menos. No lo sabemos. Pero para cualquier abuelo vacunarse significa sobrevivir al invierno.
XL. Hemos superado los 115 millones de contagios oficiales en el mundo, aunque deben de ser bastantes más…
M.V. Y eso que el coronavirus no es muy contagioso. La varicela es el doble o el triple; el sarampión, cinco veces más… Lo peor es la transmisión por asintomáticos. Lo silencioso que es el contagio. Y que nadie se escapa. De una enfermedad de transmisión sexual te puedes escapar; pero de un virus respiratorio no. Y es impredecible. Hay gente que contagia mucho y gente que contagia poco, y no sabemos por qué.
«El coronavirus es un bicho fácil. Créanme, hay bichos mucho más malos ahí fuera»
XL. Cuando todavía estamos luchando contra esta pandemia es complicado hacer planes para la siguiente… ¿Pero estaremos mejor preparados?
M.V. Se está avanzando en una vacuna universal. Dependiendo de la secuencia genética, cambias la fórmula. Es muy ágil. La rapidez de las vacunas de ARN ya se está aprovechando en ese sentido. La Fundación Bill y Melinda Gates ha anunciado que pondrá una fábrica de vacunas de ARN en cada país de escasos recursos. Es una estrategia que también puede servir contra la gripe.
XL. Los reticentes a ponerse la vacuna al final han resultado ser muchos menos de lo que pronosticaban las encuestas, por lo menos en España…
M.V. Es cierto. En octubre, muchos dudaban si vacunarse o no. Y ahora vemos que mucha gente intenta colarse… Había mucha desconfianza en el mundo, pero nos hemos dado cuenta de que la diferencia entre tener o no tener vacuna es una cuestión de vida o muerte. Nos acordamos de la tragedia en las residencias y lo tranquilas que están ahora. La confianza en las vacunas nos va a permitir actuar sobre más enfermedades infecciosas. Y las de ARN se aplicarán al cáncer.
XL. ¿Son igual de fiables las vacunas basadas en adenovirus (Astrazeneca, Janssen, Sputnik…)?
M.V. Sí. Nunca habían llegado a ser comercializadas. Pero funcionan bien. La necesidad hace que se avance. Y esos avances perdurarán.
XL. ¿La Unión Europea debería plantearse acelerar la vacunación echando mano de la vacuna rusa o la china?
M.V. Lo tienen que solicitar los rusos o los chinos a la Agencia Europea del Medicamento. Los rusos ya han dado el primer paso. Y se está estudiando para su autorización.
XL. Fíjese en el escepticismo que había con la Sputnik…
M.V. Pues es muy buena.
XL. ¿Usted se la pondría?
M.V. Yo sí. En cuanto vi los datos. Los mejores virólogos del mundo han sido rusos. Y el enfoque era el más inteligente. Combinar dos vectores es brillante.
«Tenemos buenas noticias desde Israel. Una semana después de la segunda dosis la probabilidad de infectarse baja 12 veces. La segunda dosis es un paso de gigante hacia la inmunidad colectiva»
XL. ¿Cómo de preocupados debemos estar con las variantes? A la británica, la brasileña y la sudafricana se suma ahora la de California…
M.V. Los científicos estamos muy vigilantes. Los medios de comunicación no deberían estarlo tanto. Porque la manera de protegernos es la misma, sea cual sea la cepa. Y esta ola de invierno la hemos bajado, a pesar de que subía la variante británica. La protección real de las vacunas frente a las variantes es buena. La eficacia de la de Janssen, por ejemplo, es indistinguible en Sudáfrica, Brasil o Estados Unidos.
XL. Si se espacia la segunda dosis, como está haciendo Reino Unido para llegar a más población, ¿le estamos dando una oportunidad al virus para hacerse más fuerte?
M.V. Creo que no, aunque es una hipótesis que mantienen científicos respetados. Lo importante es vacunar a toda velocidad. Pero las fábricas ya trabajan en tres turnos. Deberían darse licencias para que haya más fábricas en muchos países.
XL. Costó arrancar, pero en España se van poniendo las dosis que van llegando…
M.V. Tenemos la falsa impresión de que ya se ha vacunado a los mayores, pero no es así. Esto solamente ha sucedido en las residencias. Pero allí solo vive el 3 por ciento de los mayores de 65. Nos quedan 30 veces más. Hay que vacunarlos a todos antes de pasar a otros colectivos. El 95 por ciento de las muertes han sido en mayores de 65.
«El objetivo no es salvar la Semana Santa, es salvar a los mayores. Para un abuelo, vacunarse es sobrevivir al invierno»
XL. ¿Da tiempo a salvar la Semana Santa?
M.V. Hay que salvar a los mayores, no la Semana Santa. Se han quedado muy aislados, algunos han desarrollado incluso problemas cognitivos, del miedo y el aislamiento.
XL. Y el verano, ¿lo salvará el pasaporte sanitario?
M.V. Eso ya está inventado y se llama ‘certificado internacional de vacunación’. Por ejemplo, para viajar a algunos países tropicales, hay que llevar el certificado de la fiebre amarilla. Se emite con aquellas vacunas que son obligatorias. Y son obligatorias porque son tan eficaces que garantizan que esa persona no va a contagiar la infección. El concepto de ‘pasaporte inmunitario’ quiere decir que tú eres seguro y que, por lo tanto, puedes entrar en ese país. Pero todavía no sabemos si la persona vacunada contra la COVID-19 es segura, así que de momento me parece prematuro. Aunque llegan muy buenas noticias de Israel…
XL. Cuente…
M.V. Es verdad que después de la primera dosis te puedes contagiar. Pero una semana después de la segunda dosis la probabilidad de infectarse baja 12 veces. Esto sí que marca la diferencia entre un vacunado asintomático potencialmente contagioso y alguien que ya no va a contagiar. La segunda dosis es un paso de gigante hacia la inmunidad colectiva. Además, multiplica por 50 la respuesta inmunitaria.
«Lo importante es vacunar a toda velocidad. Deberían darse licencias para que haya más fábricas en muchos países»
XL. ¿Habrá cuarta ola?
M.V. Si nos movemos mucho e interactuamos con muchas personas, llegará la cuarta ola. Hay muchos contagios en cuanto la gente se mueve. Lo vemos a nivel mundial. El planeta se sincronizó en invierno, porque el 90 por ciento de la gente vive en el hemisferio norte. Mucho frío, mucho contacto, vacaciones… Y los contagios subieron. Con las restricciones a la movilidad han bajado. Pero ya están subiendo otra vez.
XL. ¿Ese descenso no se debió a la vacunación?
M.V. No. Solo hay un 2 por ciento de vacunados en el mundo; casi todos, en los países ricos. Canadá ha comprado cinco dosis por habitante. Y ha pedido incluso vacunas del fondo común para los países pobres… El reparto equitativo es otra asignatura pendiente.
XL. ¿Hay que vacunar a los niños?
M.V. De momento, no. Hay que ir bajando por edades y luego por grupos de riesgo. Y entonces decidir si los vacunamos. Es cierto que en el mundo las campañas de vacunación de adultos no están muy engrasadas. En niños sí que hay estructuras en los países con pocos recursos. Tienes a las madres localizadas, llevan a los bebés a revisión…
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