Enrique Moreno: «Algunos aún trabajamos a mi edad porque Dios nos ha dado un cerebro que no está mal»

Madrileño, 81 años. Soy cirujano especializado en cáncer y trasplante de órganos. Publico ‘El cirujano’ (La Esfera de los Libros), una biografía novelada de quienes trabajan en un hospital. Por Virginia Drake / Fotografía: Daniel Méndez

XLSemanal. Lo llaman ‘la mano de Dios’ por su excelencia. Recibió el Premio Príncipe de Asturias, está considerado el número uno mundial en trasplantes de hígado y ha operado el 80 por ciento de los realizados en nuestro país. Con 81 años, ¿no ve el momento de jubilarse?

Enrique Moreno. La edad la marca tu estado de salud físico y mental. Hay personas que tenemos que seguir trabajando porque nos gusta y porque Dios nos ha dado un cerebro que no está mal [sonríe].

XL. Dicen que, antes de operar, se sonda para no tener que ir al cuarto de baño.

E.M. Jajaja. En los trasplantes multiorgánicos llegas a pasar hasta 17 horas sin salir del quirófano;
pero no solo yo, también el resto del equipo. Muchas veces me he preguntado qué hacen los demás para aguantar tanto tiempo [ríe].

XL. Hijo y hermano de médico, es padre de cuatro licenciadas en Medicina y tiene una hermana enfermera. ¿La vocación es obligada en su familia?

E.M. Yo me hice odontólogo, como mi padre y mi hermano, por cariño a ellos, pero me trasladé a la cirugía porque me ganó el enfermo grave, al que tienes la oportunidad de salvar de la muerte.

XL. En los setenta fue residente en el Gran Hospital de la Beneficencia de Madrid.

E.M. Sí, entonces entrabas en el hospital y te despedías de la familia por cinco años, en los que no tenías ni un solo día libre. Convivíamos con los enfermos las 24 horas.

XL. También se despidió de ella cuando, casado y con una hija recién nacida, se fue a Denver varios años.

E.M. Entonces, los viajes eran muy largos y no había dinero para cruzar el charco y venir a ver a la familia. Ahora tengo siete hijos y son un gran estímulo.

XL. Antes de realizar su primer trasplante de hígado, en 1986, estuvo 22 años practicándolo con perros.

E.M. Hicimos 2500 intervenciones a perros, sí. Desde la Declaración de Helsinki, el perro es intocable, y me parece estupendo. Ahora, además de con personas fallecidas, practicamos con unas ratas grandes que nos obligan a usar microscopios y lentes de 4,5 aumentos y que están a un precio más alto que el del jamón de Jabugo.

XL. ¿Qué hacía en Roma cuando Ali Agca disparó contra Juan Pablo II?

E.M. El médico que le recibió en el hospital tras el atentado es muy amigo mío y fui llamado para participar en la recuperación del Santo Padre. Tengo fotos bastante íntimas con él que me cargan de emoción.

Desayuno: clásico de clásicos

 

«Suelo tomar un zumo de naranja recién exprimido, café con leche y una tostada de pan ‘normal’ con mermelada de fresa».

 

 

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