Madrileña, 85 años. Política, fundadora del Partido Feminista. Es también licenciada en Derecho, Periodismo y doctora en Filosofía. «La edad no tiene que darte apatía ni depresiones ni tristezas ni desencantos, tiene que darte rabia y ganas de seguir peleando». Por Virginia Drake/Fotografía: Daniel Méndez
→ Cuando decidí estudiar Derecho, las mujeres no podíamos ser ni juezas ni magistradas ni notarias ni registradoras ni diplomáticas ni fiscales… La Guardia Civil iba a buscar a la mujer que era denunciada por adúltera o por abandono del hogar y la volvían a meter en la casa con el maltratador. Esa época la he vivido yo.
→ Cuando terminó la dictadura, había nueve millones y medio de mujeres inscritas en el censo con la profesión ‘sus labores’. Era el colectivo de amas de casa más grande de Europa, eran mujeres sumisas sometidas social y económicamente al marido, con cinco hijos de media por mujer adulta. Ahora, eso sí, las mujeres obreras tenían una educación elemental, pero una decisión y un conocimiento de política que ya me gustaría que lo tuvieran las señoritas universitarias de hoy.
→ En el 75 yo estaba en la cárcel y no pude empezar la batalla en la calle hasta que salí. Nos costó ponernos a la altura de Europa en cuanto a derechos de la mujer, porque la Iglesia puso una resistencia numantina y los partidos que gobernaron estaban muertos de miedo de que al Ejército se le ocurriera intervenir.
→ Ahora, muchas de las mujeres del propio Partido Feminista ni reconocen ni respetan la fuerza y la resistencia que tuvimos. Y esto sí que me duele.
→ A mis 85 años no quiero descansar. ¿Qué hago entonces? ¿Me pongo a hacer punto y a ver la televisión? Mientras estemos vivas, todas las mujeres tendríamos que pelear con la misma rabia. También las jóvenes, a las que les hemos regalado todo.
«Ahora me llaman ‘fascista’ mujeres que no tienen nada ni de feministas ni de izquierda»
→Estoy enfadada con las generaciones nuevas. Son unas indiferentes y tienen que concienciarse de que el enemigo no está derrotado, ahora sale con otras artimañas, como la ‘ley trans’.
→ Las mujeres de Unidas Podemos son unas traidoras. De feministas y de izquierdas no tienen nada. A mí me insultan todos los días. Irene Montero tiene la desfachatez de decir que somos fascistas. Y esa chica, que podría ser mi nieta, ¿me lo dice a mí?
→ Tengo muchas asignaturas pendientes. Acabar con la violencia contra la mujer, la prostitución, la pornografía, los ‘vientres de alquiler’; e impedir que se aprueben las ‘leyes trans’, con las que nos quieren hacer desaparecer.
→ Yo no tengo ni nietas ni nietos. Mis hijos fueron más listos que yo. Y estoy harta de esa cantinela de la edad. La edad no tiene que darte apatía ni depresiones ni tristezas ni desencantos, tiene que darte rabia y ganas de seguir peleando. Muchos de los que tenemos 80 años somos más fuertes y más rabiosos que los de 20.
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