La semilla de lo que hoy es Europa se gestó en este viaje colectivo de más de mil años. Quizá por eso Javier Solana, referente de la política europea, siente una profunda fascinación por el Camino de Santiago. Lo ha recorrido durante años. Por María de la Peña Fdez.-Nespral/Fotografía: ESADE
Javier Solana (Madrid, 1942) ha sido un peregrino desde los 40 años. Durante un lustro logró hacer una parte del Camino todos los veranos. Lo ha hecho solo, acompañado, en silencio o escogiendo un tema para discutir a lo largo del trayecto; siendo ministro de Cultura, secretario general de la OTAN y alto representante de la Unión Europea. La última vez, hace seis años, en bicicleta con su hijo, tras haberse «destrozado las rodillas» por su afición a correr durante mucho tiempo. Obligado a andar en una silla de ruedas, precisamente tras sufrir un accidente de bicicleta, conversamos telemáticamente con el expolítico socialista. «Hacer el Camino va más allá de andar. Se trata de encontrarse también con uno mismo. En momentos de crisis como ahora necesitamos anclaje, y el Camino te lo da», afirma el hoy presidente del Patronato del Museo del Prado y de EsadeGeo. Después de 1200 años, el Camino sigue vivo, pese a la pandemia. Ya en 1347 sobrevivió a la peste negra, pero, al igual que ahora, los peregrinos continuaron viniendo. «No es mal sitio para confinarse; andando y al aire libre», opina Solana como buen embajador del Camino de Santiago.
XLSemanal. Ha veraneado durante 20 años en Galicia y siempre reservaba unos días para hacer el Camino. ¿Qué le movía a hacerlo?
Javier Solana. He sido muy andarín y me ha gustado participar en esa aventura un poco mítica. El Camino de Santiago es una de las rutas históricas más importantes de Europa y es patrimonio europeo, una vertiente europea fundamental. Tiene un atractivo enorme.
XL. Hay muchas maneras de hacer el Camino y usted las ha probado todas.
J.S. He hecho el Camino varios años en compañía de un buen amigo, el exalcalde de Santiago Xerardo Estévez, que no es cosa menor porque es un gran conocedor del Camino. Los dos compartimos la afición por la música y hablamos sin parar durante todo el recorrido.
XL. ¿De qué otras maneras ha hecho el Camino?
J.S. En familia y también solo; mirando el paisaje y mirando la historia de España y europea. Me ha gustado descubrir la faceta histórica española, lo que significa para Europa y para la historia medieval y del cristianismo.
XL. Como enamorado de Galicia, ¿qué lugares se le han quedado en la memoria?
J.S. La naturaleza es muy gratificante, sobre todo cuando el único objetivo del día es andar y estar con otros. Se pasa por todos sitios, por la cuna del castellano, los preciosos montes y bosques de Navarra…
XL. ¿Cuál ha sido la peor parte a la hora de caminar? ¿Son ciertos los tópicos de las ampollas?
J.S. Lo que menos me ha gustado han sido las carreteras y los puertos. Es la parte menos agradable. Y luego el clima, pero he padecido pocos días de lluvia. ¡Los trucos de las ampollas se aprenden enseguida! Hay que llevar los pies bien engrasados. ¡He consumido muchísima crema Nivea!
XL. Santiago es, después de Roma y Jerusalén, el tercer gran destino de peregrinación cristiana. La gran mayoría tiene la espiritualidad como razón principal para a hacer el Camino. ¿Usted?
J.S. Yo soy agnóstico, pero el Camino tiene valores que van más allá del cristianismo, valores históricos que, aunque su origen está en el cristianismo, se han convertido en valores per se.
XL. Durante los años santos, la afluencia de peregrinos se incrementa. Pero este año es diferente. Promete contar con pocos peregrinos por las circunstancias de la COVID-19.
J.S. Yo no tengo capacidad de hacerlo este año porque no estoy en condiciones físicas, pero me encantaría tener la experiencia del Camino semivacío. Ya sabemos que nos contagiamos en espacios cerrados. Hace justo un año tuve la COVID y estuve hospitalizado un mes. Lo pasé muy mal. La probabilidad de contagio andando por el Camino es muy remota, así que no es mal sitio para confinarse; andando y al aire libre.
«El caminante va en silencio y, aunque vaya en grupo, no llama la atención. Saluda a todo el mundo y es cordial. En los restaurantes hay una cierta presimpatía. Apenas ha habido incidentes y tiene mérito»
XL. En 1987, el Camino fue declarado por el Consejo de Europa primer Itinerario Cultural Europeo. Usted asistió a esa ceremonia en Santiago como ministro de Cultura. ¿Se acuerda?
J.S. Claro. Asistió también Marcelino Oreja, que era secretario general del Consejo de Europa. El Camino no solo tiene la parte espectacular del paisaje, sino una parte mística y cultural, de construcción de Europa. Es una de esas cosas maravillosas que quedan y debemos conservar.
XL. La imagen que da España a través del Camino es ejemplar.
J.S. Sí, lo mismo pasa en Alemania. Yo quise que mis hijos conociesen la vida de Martín Lutero e hicimos el camino del reformador por los GR (senderos de gran recorrido). Nos dimos cuenta de la gran importancia que tienen para ellos los caminos. Un enorme valor, como nuestra ruta santa.
XL. ¿Cómo definiría al caminante?
J.S. Es una persona bastante particular. No hace ruido, va en silencio. O, si va en grupo, no lo hace llamando la atención. Se lo toma con una enorme seriedad. Es una persona que saluda a todo el mundo y es cordial. En los restaurantes donde paras a comer, notas que hay una cierta presimpatía. Apenas ha habido incidentes y tiene mérito. Hay incluso gente mayor que lo hace completamente sola. Hay un respeto extraordinario.
XL. ¿Ha tenido la oportunidad de conocer a algún peregrino ilustre?
J.S. Ernesto Zedillo, el que fue presidente de México. Le interesó mucho el Camino y vino a hacer una parte con sus hijos. Recuerdo que me escribía todas las noches para hacerme un resumen de su jornada. Me fascina que un expresidente tuviese la iniciativa. Pero yo me he encontrado con un gran número de europeos o, más bien, ciudadanos del mundo. Con chinos, filipinos, latinoamericanos. Esa variedad europea y global es muy atractiva.
XL. ¿Echa de menos Galicia?
J.S. Por muchas razones; entre ellas, hacer el Camino, aunque sea un tramo de dos días. Y también el paisaje. Una de las playas más hermosas que he visto en mi vida es la de Lapamán, en Pontevedra, muy cerca de donde alquilábamos la casa. No hay que irse al Caribe ni a ningún otro sitio. Es una auténtica joya. Y ¡también la merluza!
XL. ¿Qué le recomendaría a un futuro peregrino?
J.S. Hacer el Camino va más allá de andar y hacer turismo. Se trata de encontrarse también con uno mismo. Son días sin ruido, de paz. En momentos duros como ahora, cada uno se agarra a lo que puede. Necesitamos anclaje, y creo que el Camino te lo da.
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