Barcelona, 1958. Soy abogado por una de esas carambolas de la vida y publico ‘Cambalache’ (Ariel), una narración de la historia de España, desde finales de los 70 hasta la abdicación del rey y la confesión de Pujol. Por Virginia Drake / Fotos: Javier Ocaña
XLSemanal. Dice ser liberal no nacionalista y que el referéndum por la independencia fue un auténtico despropósito. Se manifestó con la Sociedad Civil Catalana, pero fue 20 años abogado de Convergència; defendió a Artur Mas y a seis independentistas en el procés. ¿Esto cómo se come?
Javier Melero. Solo puedo alabar la amplitud de miras de ellos, que jamás me exigieron adscripción ideológica ni me pusieron cortapisa alguna. En el juicio del procés había abogados identificados ideológicamente que, en todo caso, debieron de sufrir más que yo.
XL. «No sé qué es una causa ni una defensa política». ¿Cree que hay presos políticos?
J.M. Creo que hay presos que pueden estarlo por razones que te pueden parecer o no justas, pero el término ‘preso político’ no es de aplicación.
XL. ¿Por qué Pujol, un nacionalista obsesionado por crear el Estado catalán, le confió su defensa y la de sus hijos si usted no era ‘uno de los suyos’?
J.M. Porque soy un tipo muy simpático y, aparte de mis dotes jurídicas, mi conversación es amena y los invito a algún dry martini cada tanto. ¿Quién no va a querer estar conmigo?
XL. Dice que con los periodistas se divierte, no sé si preocuparme.
J.M. [Ríe]. Por lo general, sois muy entretenidos y tocáis temas variados. Tenéis ese tipo de cultura superficial y amplia, un poco como la mía.
XL. Practica el cinismo y la ironía tanto como la provocación. ¿Tiene la piel dura?
J.M. Nooo, yo soy un sentimental. En la Modelo, donde trabajé, ponían Heidi y lloraba casi más que los presos.
XL. Por cierto, usted colaboró en la fundación de Ciudadanos.
J.M. Al principio fue una aventura interesante, con gente brillante que me encantaba, pero después el artefacto político fue bastante churro. Ahora veo al partido como el tipo del chiste que saca la mano de la tumba y dice: «Sacadme de aquí, que estoy vivo». Y el enterrador le da con la pala y le contesta: «Tío, tú lo que estás es mal enterrado». ¡Pues igual!
XL. Con el sexo se ha venido arriba en el libro: hay descripciones tan explícitas como en Cincuenta sombras de Grey.
J.M. Reflejo la libertad sexual de los 80, cuando había más sexo en todas partes. Hoy todo es más pacato: hay mucha pornografía en Internet, pero con la dictadura de lo políticamente correcto ya no hay sexo explícito en la literatura.
XL. Por eso cuenta cómo una jueza se le mostró solo con una toga en los hombros…
J.M. Fue la imagen más prometedora de la Justicia que jamás he visto [ríe].
Desayuno: nada sólido
«Un zumo de naranja, un café solo sin azúcar y, desde que decretaron el estado de alarma, me fumo un cigarrillo al terminar el café».