Shelley Taylor: «Cuando se lidia con la enfermedad, pensar en los hijos funciona»

Es la madre de la psicología de la salud y tiene uno de los más impresionantes currículums en su campo. Además de doctorada en Psicología por Yale, tras haber estudiado en Harvard, realizó cursos de medicina y biología para sostener sus más innovadoras investigaciones. Ahora ha recibido el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Ciencias Sociales. Hablamos con ella. Por Ana Tagarro/ Ilustración Mekakushi

• ¿Estamos diseñados para ser optimistas?

XLSemanal. ¿Nos ayudarán las ilusiones positivas a superar la pandemia?

Shelley Taylor. No hay estudios sobre las ilusiones positivas en una situación como esta. Las hemos investigado cuando la gente se enfrenta a amenazas personales como el cáncer. Será interesante ver cómo operan ante una amenaza mundial.

XL. ¿La gente que no sigue la distancia social lo hace porque no teme que ellos puedan contraer la enfermedad o porque, en realidad, no creen que el coronavirus sea mortal?

S.T. Creo que piensan que el virus puede matar, pero no creen en su propia vulnerabilidad personal. No reparan en cómo funciona la pandemia. Eso es ignorancia.

XL. Pero usted es conocida por su exhaustivo estudio de mujeres con cáncer, y a ellas les iba mejor si tenían esas ilusiones positivas, ese convencimiento de que ‘podían’ con la enfermedad…

S.T. Sí, lidiaban mejor con la enfermedad. Pero en el fondo de sus mentes sabían que la realidad no era tan positiva como ellas la construían; creían que siendo optimistas y alegres mejorarían sus oportunidades de curarse. No es ignorancia. Es lo que yo llamo ‘estar con un ojo abierto’: tienes esas ilusiones positivas, pero al mismo tiempo haces todo para mejorar, o no empeorar, tu salud.

«Los estudios más recientes sugieren que un treinta por ciento de tu optimismo viene determinado por la genética y el resto depende de tu experiencia»

XL. Lo que sí habrá visto es frustración, gente que por mucho que ha creído en sí misma no lo ha superado…

S.T. Lo que más he visto es superación. Recuerdo a una mujer diciendo: «Sé en mi corazón que nunca, nunca, jamás, volveré a tener cáncer» y yo pensé que eso era una afirmación muy arriesgada sabiendo que no tenía una prognosis especialmente buena. Y añadió: «Y si lo tengo, volveré a luchar tan fuerte como lo he hecho esta vez». Eso es una mujer que tiene un ojo abierto y la admiro por ello.

XL. En ese mismo estudio con mujeres descubrió usted que una de las cosas que ‘mejora’ la salud es pensar en los hijos. ¿Son los hijos la máxima ilusión positiva?

S.T. Cuando preguntas a la gente cuál es el aspecto más importante de su vida, «los hijos» es la respuesta más frecuente. Cuando están lidiando con la enfermedad, usan a sus hijos o quizá la idealización de sus hijos como confort, como consuelo. Y funciona; ayuda a sobrellevar la enfermedad.

XL. Tengo entendido que fue precisamente haciendo ese estudio cuando usted decidió tener hijos…

S.T. Sí, un día entrevisté a una mujer que me contó que sus hijos eran lo más importante de su vida. Ya lo había oído antes, claro, pero ese día lo pensé, volví a casa y le dije a mi marido: «Creo que estamos cometiendo un error». Y tuvimos a nuestros dos preciosos hijos.

La experta Shelley Taylor

XL. ¿Y a él le pareció bien?

S.T. Sí, dijo: «Si crees que es importante, tengamos hijos».

XL. ¿Qué edad tenía usted?

S.T. Tenía 32 años y en aquel momento era muy difícil tener una familia y una carrera profesional de alto nivel. Lo que hicieron aquellas entrevistas fue empujarme para que no creyese que no podía hacer las dos cosas. Que era importante intentarlo.

XL. ¿Está contenta con el resultado?

S.T. Sí, sí [ríe].

XL. ¿El optimismo es genético?

S.T. Esta es una cuestión fascinante. La evidencia sugiere que, hasta cierto grado, el optimismo es algo que está en nuestros genes. Los estudios más recientes sugieren que un treinta por ciento de tu optimismo viene determinado por la genética y el resto depende de tu experiencia. Pero un treinta por ciento es mucho.

XL. ¿Somos más o menos optimistas que en el pasado?

S.T. No he hecho una investigación específica sobre eso, pero yo creo que mi generación, la de después de la Segunda Guerra Mundial, fue mucho más optimista. En los años sesenta y setenta creíamos que podíamos acabar con las guerras. Yo creo que la gente joven hoy es menos optimista, no cree que pueda provocar esos grandes impactos. Y creo que ver que tus dirigentes no son buenos líderes, que no se comportan apropiadamente, hace que decaiga el optimismo sobre el futuro. No los inspiran.

«Mi generación fue más optimista que las actuales. Nosotros creíamos que podíamos acabar con las guerras. Hoy los jóvenes no creen que puedan provocar grandes impactos. No hay líderes que los inspiren»

XL. ¿Cómo va a afectar la pandemia a nuestro bienestar psicológico?

S.T. Eso va a depender de si es estacional, si hay rebrotes, si vuelve… Si es algo a lo que tenemos que enfrentarnos de forma recurrente, tendrá un efecto permanente en nuestro ánimo. Pero si es algo ‘de una vez’, volveremos a ser nosotros mismos muy rápido.

XL. Usted fue la primera mujer en el Departamento de Psicología de Harvard. Imagino que la situación ha cambiado mucho…

S.T. Va mucho mejor, pero depende del país y del campo. No hay muchas mujeres en Química y menos en Física, pero el número de mujeres en la ciencia está creciendo.

XL. ¿Aquella experiencia suya en Harvard fue difícil o tuvo algo positivo?

S.T. No me gustaba nada ser la única mujer. No es una situación saludable. Si hablaba de cualquier tema en la facultad, como era la única mujer presente, la gente asumía que hablaba ‘en nombre’ de las mujeres, lo que es una estupidez; yo daba mi propia opinión. El tiempo en Harvard fue bastante duro. Cuando vine a Los Ángeles, a la UCLA, había muchas más mujeres en cargos altos, y fue maravilloso, un soplo de aire fresco.

XL. ¿Es usted optimista sobre cómo vamos a salir de esta pandemia?

S.T. Yo soy optimista por naturaleza. Pero diría que soy optimista cauta. Lo superaremos. Hay 200 vacunas probándose, una al menos va a funcionar [se ríe]. Con ese tipo de atención científica soy optimista. La ciencia dará sus frutos.

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