Héroes del camino
1 Fuerza de voluntad · DisCamino fue fundada en 2009 por Javier Pitillas, policía municipal de Vigo. Hoy cuenta con 30 ciclistas-pilotos y ha ayudado a más de 150 peregrinos. En la foto, Javier y Fani -afectada de parálisis cerebral- superan una fuerte rampa en la zona del Bierzo. Silvia, piloto voluntaria, los ayuda a llegar a la cima.
2 Una larga preparación · Recorrer 800 kilómetros en bicicletas adaptadas en menos de dos semanas requiere una puesta a punto profesional. Antes de emprender el Camino, el equipo entrena en las cercanías de Vigo cinco días a la semana. La organización no cobra nada a los peregrinos.
3 Un alto en el camino · Fernando -uno de los voluntarios de DisCamino- pasea a Antonio, de Córdoba, afectado de parálisis cerebral, en uno de los descansos entre etapa y etapa. La organización DisCamino recibe donaciones de particulares y de empresas, que proveen bicis, furgonetas…, y de ayuntamientos, que ceden centros para pernoctar.
4 Más equipo que en la vuelta a España · Llevar a cabo esta aventura implica mucho trabajo de equipo. A la derecha de la imagen, Álvaro Pino -famoso exciclista, campeón de la Vuelta a España en 1986- y su hermano Jorge, ambos pilotos voluntarios, ayudan a Javier a subir a Suso a la Cruz de Hierro, el punto más alto del Camino de Santiago francés.
5 Otra forma de disfrutar · Gerardo, sordo y ciego, da la mano a Silvia en una de las etapas. Hace nueve años, Javier -el promotor de la idea- recorrió con ellos el Camino de Santiago francés en un tándem adaptado. Al acabar, Gerardo, emocionado, le pidió. «Busca más personas con problemas como yo para hacer el Camino muchos años». Ahí nació DisCamino.
6 La magia de la solidaridad · Los peregrinos preparan su cama en la residencia de ancianos Geriatros, de Nájera. A lo largo del Camino, algunos centros, solidarios con la iniciativa ceden sus instalaciones al equipo. Durante dos semanas el grupo viaja, come y duerme junto, lo que crea un gran compañerismo.
7 Hasta el cocinero · Luis, que colabora como cocinero y conductor de uno de los vehículos de apoyo, ayuda a trasladar a un participante desde su handbike a la silla de ruedas. Además de los pilotos, son necesarios otros voluntarios que se encarguen de la complicada logística del grupo.
8 El agotamiento · Suso, que tras sufrir un accidente laboral quedó paralizado de cintura para abajo, pilota una handbike (se mueve con las manos). Aunque había sido remero de trainera, algunas de las subidas se le hacen muy duras. En la imagen, Jorge -marino jubilado y voluntario- lo ayuda a completar un ascenso.
9 Tú pones la ilusión... · Fani, de 21 años y natural de Vigo, emocionada delante de la catedral de Burgos. Es la primera vez que viaja fuera de su ciudad natal sin sus padres. La participación en esta iniciativa está abierta a todo el mundo. Como dice Javier. «Lo único que necesitas es la ilusión de hacerlo, del resto nos ocupamos nosotros».
Las personas con discapacidad afrontan los 800 kilómetros del Camino de Santiago con una ilusión y un coraje excepcionales. Pero no podrían hacerlo sin ayuda, mucha ayuda. DisCamino, una organización de Vigo formada por voluntarios, hace su sueño realidad. Texto y fotos: Salvador Campillo