Un lector nos mandaba esta carta a la sección ‘El bloc del cartero’ de Lorenzo Silva
Ahora que el mundo se para y la vida queda en suspenso, que gracias al estado de alarma volveremos a ser todos españoles, o eso dicen; ahora, que se agradece el esfuerzo a los servidores públicos para que la sociedad siga adelante, y que hace años fueron abandonados a su suerte, mal pagados, mal valorados y peor dotados de medios para ejercer su trabajo; ahora, que sigue existiendo un colectivo que nadie nombra, ni piensa en su labor, ni agradecerá su esfuerzo, ellos seguirán haciendo de policía sin serlo, apagarán fuegos sin ser bomberos, ayudarán al que lo necesite sin ser una ONG, orientarán sin ser psicólogos, por puro sentido común. Salvarán vidas sin ser de protección civil ni de la UME, y lo harán por la convicción de que cuando salvas a uno nos salvamos todos. Pero no los veremos en un informativo: su trabajo se desarrolla tras los altos muros de hormigón de la indiferencia, el desconocimiento y el prejuicio. Nunca reciben el aplauso público, ni el ánimo de sus superiores, y pese a todo ahí están, cumpliendo su deber. Ya sabe quiénes son: los funcionarios de prisiones, que intentarán calmar, hacer cara a cara lo que sus superiores no tienen el valor de afrontar. Sin guantes ni mascarillas, sin lo más esencial, en plena pandemia.
Felipe Soriano (Valencia)
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