Alicante, 1971. Estudié Sociología y ‘marketing’ y soy visitador médico y nadador solidario. Acabo de completar las pruebas de Los siete océanos, las más emblemáticas en natación de aguas abiertas. Por Virginia Drake / Foto: Javier Ocaña
XLSemanal. Lo primero, ¿cómo está?
Jorge Crivillés. Bien, estoy recluido en Alicante, haciendo algo de ejercicio, con la suerte de poder mirar el mar, aunque sin tocarlo desde hace semanas. Lo malo es que tengo una lumbalgia importante por no poder nadar y estar sentado mucho rato ante el ordenador.
XL. De hecho, empezó a nadar por un dolor de espalda.
J. C. Sí. Hace diez años el traumatólogo me recomendó que nadase con suavidad.
XL. Y se le fue de las manos.
J. C. Un poquito, sí [ríe]. La natación me enganchó y empecé a ponerme retos. El primero en 2010: el Estrecho de Gibraltar. Y aunque pueda sonar pretencioso, se me quedó corto. La experiencia me encantó y quise más.
XL. Es el primer español en conseguir estas siete pruebas.
J. C. Y el vigésimo en el mundo. Todos somos amateurs: es difícil vivir de esto.
XL. Pero nada para ayudar a los enfermos de cáncer, ¿cómo se benefician ellos?
J. C. Hay travesías con afán recaudatorio para ellos; otras, solo les dan visibilidad.
XL. ¿Importa llegar, no en cuánto tiempo?
J. C. Eso es. Lo más difícil es nadar en línea recta; de hecho, es imposible. El Canal de la Mancha son 35 kilómetros en línea recta, y yo lo crucé haciendo 46.
XL. Ha llegado a nadar 18 horas seguidas.
J. C. Sí, pero a tu lado va un barco que cada media hora te da de comer y beber muy rápido, como si fuese una entrada en boxes. Y no puedes tocar el barco, tienes que mantenerte flotando.
XL. ¿Es verdad que es bueno estar gordo?
J. C. Sí, como no puedes usar neopreno, solo bañador, y el agua está a 12 grados, necesitas una buena capa de grasa. Yo, encantado porque me gusta mucho comer. Aunque ahora, con la reclusión, me modero y hago mucha bici estática.
XL. ¿Le pican las medusas?
J. C. Muchas veces. En el Canal del Norte (entre Irlanda y Escocia) lo pasé fatal: me picaron seis melenas de león, las peores, y el dolor es horrible, pero tienes que aguantar y seguir nadando.
XL. ¿De noche es más peligroso?
J.C. Es igual y te pican lo mismo. A mí me gusta mucho nadar de noche.
XL. Y habrá visto tiburones cerca.
J. C. En Hawái. Me rodearon cuatro y tuve que parar y ponerme en vertical. Si ven que te mueves, te atacan: creen que eres otro pez. Si te pones de pie y estás quieto no saben qué eres y se van.
XL. ¿Cuándo cree que volverá a nadar?
J. C. No lo sé. Por el coronavirus se ha suspendido todo hasta julio. Espero que pronto podamos, al menos, nadar en el mar y ponernos otra vez en forma.
Desayuno: por ahora, sin donuts
«Me levanto a las seis. Tomo una tostada integral con atún y tomate, té rojo y un plátano. Y si estoy entrenando me meto todo lo que me quepa, donuts incluidos».