Un lector nos mandó esta carta a la sección ‘El bloc del cartero’ de Lorenzo Silva
Se les enseñó a obedecer y callar. Y sagrada obediencia a quien ostentara autoridad. Vivieron entre leyes y Tribunales de Orden Público. Han propiciado una nueva sociedad, un régimen constitucional y nuevas relaciones familiares. Han consensuado decisiones con los hijos e incluso cedido a sus propuestas y caprichos. Su generosidad les ha hecho abrirse a nuevas formas de entender la vida. La obediencia y el silencio no los hicieron intransigentes, sino empáticos. Y con esta maldita pandemia, ya mayores y con una obediencia monacal, acatan las restricciones que nuestras autoridades exigen. Y, siendo los más expuestos a esta pandemia, son testigos de cómo alrededor de su generación se cierra el círculo del silencio en la muerte y la despedida. En el momento de la muerte, alejados de sus seres más queridos. Sin una caricia, sin un beso, sin su compañía. En el momento de la despedida, sin el generalmente numeroso grupo de familiares, amigos y amistades. Su sino ha sido el silencio. Silencio que ahora heredan sus seres queridos para que los lloren, también, en silencio. Que un silencio sea homenaje, oración y un respetuoso reconocimiento a la labor que desempeñaron… En silencio.
Eloy Fernández García (Pamplona)
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