‘Recluso’, carta desde una residencia de ancianos

Un lector nos mandaba esta carta a la sección El bloc del cartero de Lorenzo Silva

Tengo 77 años y estoy confinado en una silla de ruedas que, al ser eléctrica, me da una total autonomía, ya que disfruto de buena salud, física y mental. Me encuentro recluido en una residencia privada, concertada con la Diputación, y digo bien ‘recluido’: me siento un ‘recluso’. No nos permiten salir de la residencia desde marzo. En la ‘fase’ en la que se encuentra esta provincia ya casi no hay limitaciones para el resto de los ciudadanos, menos para nosotros. Alguna orden de esa Diputación dice que las personas mayores podrán pasear, sí, pero sin salir del recinto de la finca. ¿Cómo se hace eso en una residencia urbana? «Paseando por los pasillos», me han llegado a decir. Quisiera que me expliquen por qué alguien a quien le han hecho test, análisis de sangre, varias tomas de temperatura al día, y dando todo bien, no puede salir a pasear o a hacer cualquier gestión solo por estar en una residencia. Se cuida el estado físico de las personas mayores, pero muy poco su estado mental y anímico. Encerrándome siento que me están sustrayendo días de vida: ‘vivir’ viendo desde una ventana cómo disfrutan de esa libertad los demás no es vivir, es ‘durar’, eso sí, perfectamente almacenado, no vaya a ser que me pille el virus por la calle y ocasione dolores de cabeza a terceras personas. Se nos están vulnerando derechos fundamentales y al resto les importamos más bien nada.

José Luis Pedrueza Vela, Barakaldo (Vizcaya)

"xlsemanal"