Dicen que la pandemia ha acelerado el desarrollo tecnológico, aunque no es exactamente así. Lo que ha acelerado es la aplicación de tecnologías que ya estaban a nuestro alcance, pero con las que no sabíamos muy bien qué hacer. Ilustración: Javier Jaén
El virus le ha puesto el turbo a nuestro pensamiento lateral, al ingenio genuinamente humano, desde que nos lanzamos a fabricar respiradores con impresoras 3D. Sin embargo, el cambio más profundo es otro. La vida digital y la ordinaria se han fusionado. Ya no hay fronteras.
Con el virus, la vida digital y la ordinaria se han fusionado. Ya todos somos digitales, los nativos… y los adoptivos
La tecnología era una herramienta de trabajo o diversión. Ahora lo digital tiene un nuevo estatus, de igual a igual con lo material. Es un camino que ya anticipaba la economía. Y no se quedará ahí, como saben el tendero de barrio desplazado por el comercio on-line; el taxista, por los VTC… Ya todos somos digitales, los nativos y los adoptivos. La nube es nuestra nueva patria. Y es omnisciente. Sabe que los españoles caminaron un 38 por ciento menos durante el confinamiento, un 25 los italianos. Porque nuestros relojes cuentan nuestros pasos y se chivan. También saben que hemos engordado. Dicen que este año, con el sedentarismo forzoso, cada británico ha ganado una piedra, unidad de medida que utilizan los ingleses y equivale a 6,3 kilogramos. Ríase, pero la inteligencia artificial ya calcula el precio de su póliza de seguros como no haga más ejercicio.
Gari Kaspárov, el mítico ajedrecista ruso, hoy activista por los derechos humanos, nos habla de cómo la tecnología será crucial para reactivar la economía y combatir la injusticia.
La crisis del coronavirus ha acelerado el desarrollo en innovación y tecnología sobre todo en aquellos sectores más afectados por la pandemia. Estos son algunos de los avances que permanecerán.