La globalización facilitó la propagación de un virus que alteró nuestra vida cotidiana. Este mismo mundo global contribuirá -a través de la ciencia- a luchar contra el coronavirus con una vacuna o las que vengan. Pero también nos tenemos los unos a los otros. Foto: Adobe Stock
La humanidad entró en ‘modo supervivencia’ el 11 de marzo, cuando se decretó oficialmente la pandemia. Nos internamos entonces en un túnel del que empezamos a ver la luz el 9 de noviembre, cuando se anunció que una vacuna tiene una efectividad del 90 por ciento. La manipulación genética ha servido para desarrollar un remedio que no contiene el ‘bicho’, como era habitual desde que Edward Jenner descubriese la vacuna contra la viruela en 1796. Lo que contiene es un manual de instrucciones. En esencia, nos vamos a inyectar un tutorial para que el cuerpo aprenda a defenderse. No es una pócima mágica, es ciencia. Nos queda mucho por sufrir: en los hospitales, en las residencias, en los hogares… Pero hay esperanza. Y la esperanza cotiza muy alto en los mercados de valores.
La vacuna contiene un manual de instrucciones. En esencia, nos vamos a inyectar un tutorial para que el cuerpo aprenda a defenderse
Los retos que quedan por delante son formidables. Hay que verificar que la vacuna (esta y las que vayan saliendo) sea segura, fabricar millones de dosis, distribuirlas y hacerlo, además, de manera rápida y justa. En este caso, la globalización que contribuyó a propagar el virus nos debe ayudar a inmunizarnos. Si lo conseguimos, la ciencia se anotará un zasca contra los escépticos. Se acerca el invierno, pero tenemos algo más valioso que el acero valyrio. Nos tenemos unos a otros. Y eso debe servirnos para vencer a esta pandemia. Y a las que vengan.
Jared Diamond. Sus ensayos sobre la evolución humana le han valido el Pulitzer y son best sellers mundiales. El sabio que entusiasma a Bill Gates pone en perspectiva la pandemia.
Margarita del Val, la destacada viróloga española, nos abre su diario de trabajo.
Seis cambios en medicina que trajo el virus… y se quedan. La pandemia del coronavirus ha acelerado la irrupción de la inteligencia artificial, la telemedicina y otros cambios en la salud del futuro.