Un lector nos mandaba esta carta a la sección El bloc del cartero de ‘XLSemanal’
Como celador en la UCI de un gran hospital, y como todos los días desde hace meses, me someto a un esfuerzo invisible, unos ratos, de una intensidad desbordante y, otros ratos, de una rutina anodina. Te ‘vacunas’ pasado un tiempo: los mecanismos de defensa de tu cabeza hacen que a quienes les cuentas tu experiencia les cueste entender tu frialdad o entereza. Los mismos pacientes que están allí desde hace más de cuarenta días, en su mayoría, apenas avanzan; no interactúan, solo esperan. Aquellas temporadas en las que a diario metía cuerpos en dos y tres sudarios de plástico blanco perfumados en lejía hasta la saturación ya pasaron. Hoy me sorprendo al ver, tras varios días de descanso, que siguen allí los mismos pacientes, como esperando a que la gota de agua que pende de la punta de una hoja caiga. Y paradójicamente veo que la gota somos los que estamos allí trabajando. En bucle, una y otra vez, y la gota que no cae. Nuestro cansancio físico ya no se lleva igual, pero lo que peor llevamos con diferencia es que nuestras cabezas se resienten. A los mensajes de televisión hace tiempo que dejamos de hacerles caso. No escuchamos a comités ni demás discursos políticos. Todo nos suena muy lejos, a hueco. Ya solo esperamos a que caiga la gota de agua.
José Luis del Campo Pérez. Valladolid
Por qué la he premiado… Por ofrecernos esa mirilla para ver lo que apenas se nos cuenta y no deberíamos olvidar.