Con el auge de ciertas razas de perros y la facilidad de comerciar sin control por Internet, las mafias dedicadas al tráfico de cachorros han experimentado un ‘boom’. Le contamos cómo funciona esta espiral de maltrato animal en la que el comprador no está libre de culpa. Por Daniel Méndez / Fotografías Gaëlle Girbes
El hedor es tal que algunos policías tienen que salir para no vomitar. Acaban de descubrir un espectáculo que hiela la sangre: decenas de perros encerrados en el primer piso de un antiguo molino. El suelo está lleno de excrementos, de muebles hechos añicos, de parásitos de todos los tipos…
En España, el 42 por ciento del comercio de perros es ilegal. Es un mercado que mueve 2200 millones de euros al año
La propietaria ya fue condenada a tres meses de prisión por hechos similares. Esta antigua profesora de Matemáticas aprovechó su jubilación para especializarse en la crianza ilegal. Su perfil no es nada excepcional. Hay traficantes de perros en todos los sectores de la sociedad. La operación tuvo lugar en Francia, una gran redada instada por las fundaciones Asistencia a los Animales y 30 Millones de Amigos y que supuso cinco años de investigación, pero ocurre lo mismo en España.
El Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil encuentra a 55 perros hacinados en reducidos espacios y en pésimas condiciones de higiene en Don Benito (Badajoz). En otra operación, la Guardia Civil se incauta de 180 cachorros introducidos en España de forma irregular; provenientes de la República Eslovaca, tenían como destino diversos comercios de Gerona, Barcelona, Badajoz, Guadalajara, Málaga y Huesca.
Cada mes, la red introducía 500 cachorros en España. Más ejemplos. El pasado mes de abril, una perrera ilegal es desmantelada en una localidad de Orense: 33 canes rescatados. En diciembre pasado, 57 perros fueron recuperados en un criadero ilegal de Cenicientos (Madrid) que iban a ser vendidos por Internet… Y así podríamos seguir relatando operaciones realizadas en los últimos años o meses.
El mercado negro
El tráfico de animales domésticos es un lucrativo negocio que compite en beneficios con el tráfico de drogas, armas o personas y que mueve millones de euros anuales en todo el mundo. Casi el 40 por ciento de los hogares en España tiene una mascota. Esto supone en torno a 5,4 millones de perros, y un mercado que mueve 2200 millones de euros en España. Países como Francia, Alemania o Inglaterra triplican esta cifra.
Un goloso botín que alimenta un mercado negro insospechado para el dueño de esos amorosos yorkshires, bulldogs franceses, schnauzers o caniches -por citar algunas de las razas que han experimentado un mayor auge de demanda en los últimos años-. «El 42 por ciento del comercio de perros en España es ilegal», sostiene Eva Fornieres, coordinadora del área de animales domésticos de la Fundación para el Asesoramiento y Acción en Defensa de los Animales (Faada). Casos como el de Vicente M. M., cacereño condenado en 2015 a año y medio de cárcel: los investigadores estiman que en un año movía 365.000 euros por la venta de perros traídos de Europa del Este y revendidos por Internet.
Los perros criados en Eslovaquia en pésimas condiciones se revenden aquí por el doble de dinero
Es difícil conocer cifras más amplias de un negocio que, por definición, escapa a todo control. Pero sí sabemos cómo operan estas mafias. Hay dos grandes modelos de negocio ilegal de cachorros. Por un lado, los criaderos ilegales en el mismo país de venta. Lugares sin control sanitario donde se hacinan decenas de perros en pésimas condiciones. Como Loco, un american staffordshire terrier liberado en Francia, junto con decenas de canes más. Loco tiene dos años y apenas puede caminar.
Tampoco interesa: lo mantienen con vida solo para cruzarlo y que siga generando ingresos. Es fácil vender un perro de esta raza por más de 600 euros. En el mercado negro se venden por la mitad de ese precio. Por otro lado, están los perros que han realizado miles de kilómetros antes de derretir el corazón de su futuro dueño en una tienda de cualquier ciudad española.
En Hungría, Rumanía, Eslovaquia, Polonia o República Checa existen auténticas granjas de perros donde se crían en pésimas condiciones. Sin respetar la edad mínima de tres meses antes de separarlos de su madre, son hacinados en furgonetas donde recorren centenares de kilómetros antes de llegar a su destino. Una tienda en Barcelona, Madrid o Málaga. Cientos de cachorros viajan sin control y con documentación falsa. Muchos mueren por el camino. Y en destino a menudo se falsifica de nuevo esa documentación: para que parezca que son nacidos en España, que tienen un pedigrí del que carecen o que han sido vacunados conforme marca la legislación. Nada de esto ha ocurrido.
Y se traduce en casos como el de Alba, que compró un cachorro en una tienda de Madrid y a los cuatro días empezó con vómitos y diarrea. Tenía parvovirus y murió unos días más tarde. Casos como este se dan a diario. Y a menudo lo que hay detrás son las mafias del comercio ilegal de cachorros. Sin control sanitario, vienen enfermos: «Nos encontramos con muchos casos de parvovirus, coronavirus canino, enfermedades hereditarias… -relata Eva Fornieres-. Incluso enfermedades que aquí ya hemos erradicado, como la rabia».
Los perros de moda
Uno de los arrestados en la operación gala es un antiguo veterinario sospechoso de haber traficado con 150 perros importados ilegalmente desde 2015 a través de la página web Leboncoin. Su pequeña empresa no ha conocido la crisis. Pone anuncios, encarga ‘mercancía’ en función de los pedidos, vacuna supuestamente a los animales contra la rabia. Un bulldog comprado a los eslovacos por 480 euros se revende por 850 en Francia. Las ganancias en dos años y medio ascienden a 130.000 euros. Sin impuestos.
Así que nadie se hace ilusiones. Siempre que haya demanda, habrá oferta. La inmensa mayoría de los propietarios de perros se declara animalista, pero muchos son incapaces de resistir los cantos de sirena de la moda. Igual que con los zapatos, hay perros de moda. Desde la película Men in black, la demanda de carlinos se disparó. Cuando cambió su bolso por un chihuahua, Paris Hilton convirtió el perro más pequeño del mundo en la raza más importada. Hoy hace furor el spitz enano.
¿Qué lo ha puesto de moda? El spitz boo y sus 16,6 millones de abonados en Facebook. Se adquiere en Rusia por entre 50 y 400 euros y se revende por hasta 4200 euros en Francia o España.
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